Cuarto capítulo de la segunda temporada de Juego de Tronos, y ahí va mi crítica. Los que me conocen seguro que intuyen por dónde va a ir los tiros...
Lo que me ha gustado:
-Tyrion Lannister again. ¿Habrá alguna vez en que este hombre no me guste? Está inmenso en su escena de protección a Sansa; tiene más dignidad y más porte que toda la Corte junta. Me recordó al lema de los Arryn: "tan alto como el honor"... por muy enano que sea físicamente.
-Sansa tambén sigue genial como doncella en apuros, aunque me gustaría que tuviese más trama; en los libros es uno de los POV principales y en la serie sale muy poco.
-Tywin Lannister, que demuestra por qué es el Lord más grande de Poniente. Tiene toda la razón; piensa con inteligencia, como un estratega y con visión de futuro: ¿por qué asesinar a trabajadores cualificados cuando se les puede usar como mano de obra? Campesinos, panaderos, herreros, curtidores, ganaderos... ¡y los estaban matando como si los trabajadores sobrasen, sobre todo ahora en tiempo de guerra, cuando si los Lannister vencen necesitarán toda la mano de obra que puedan conseguir para restablecer las tierras antes de que llegue el invierno! Aquí se nota quién es un gran señor y quién es un sádico sediendo de sangre pero con poco cerebro.
-Bronn y Tyrion hablando sobre Joffrey:
-Tyrion:¿Crees que meterla en caliente puede curar lo que le aflige?
Bronn: No hay cura para la imbecilidad.
-En el campamento de Renly Baratheon:
Margaery:No tengo formación militar, pero la aritmética básica concede ventaja al bando con más individuos.
Meñique: Si la guerra fuera aritmética, los matemáticos gobernarían el mundo.
-Melisandre y su obtenebración. Mooolan. Es una escena que me impactó mucho en el libro, y me gustaría saber qué les ha parecido a los que sólo ven la serie (como yo ya sabía lo que iba a pasar, he perdido la sensación del factor sorpresa).
Lo que no me termina de convencer:
-Los Trece de Quart. Me gusta más el recibimiento que Daenerys tiene en el libro. Y Xaro Xoan Daxos no se parece al original ni en el blanco del ojo. El Xaro del libro adula a Daenerys hasta el punto de pedirla en matrimonio; el Xaro de la serie está dispuesto a cerrarle la puerta en la cara. Aunque hubiera tan sólo una mínima posibilidad de que lo de los dragones fuera verdad, tendrían que dejarla entrar con los brazos abiertos (con la poca gente que son, ya daría tiempo a echarlos o incluso a matarlos si lo de los dragones resultara ser mentira).
-¿Meñique declarando su amor a Catelyn recién viuda y con los huesos de Ned Stark prácticamente delante? No jodas, hombre. Cada vez me gusta menos el tratamiento que le están dando a Meñique; se están pasando por el arco del triunfo toda la sutilidad del personaje. Qué triste ver evolucionar a uno de mis personajes favoritos de maestro del juego de tronos a proxeneta of doom.
-¿Qué hace la actriz que supuestamente interpreta a Jeyne Westerling presentándose como "Talisa, de Volantis"? ¿Es un engaño para que Robb no la tome como rehén, o realmente van a cambiar de semejante modo al personaje? Espero que sea lo primero. Y, de cualquier modo, me esperaba una Jeyne totalmente opuesta a la que se está mostrando: una doncella tímida, dulce, rubia, pálida y hermosa, tal y como sale en el libro. No una especie de Florence Nightingale.
-No hemos visto mucho de Harrenhal, pero lo que se ha visto no me convence mucho. Me imaginaba una fortaleza más sólida y habitable, no Minas Morgul.
Lo que NO me ha gustado:
-Los modelitos de Margaery dan vergüenza ajena. Con esa especie de vestido mega-almidonado parece que haya venido del futuro para traer a Poniente una conocida marca de lejía.
-¿¿TANTO costaba meter una maldita batalla en la serie?? Se supone que están en guerra, joder. Pues no, salta Viento gris sobre el pobre "Soldado Prescindible nº 1", primer plano de la cara de Robb, grito de "El Rey en el Norte"... y fundido en negro. Entiendo que en la primera temporada tuvieran poco presupuesto, pero en la segunda ya han partido con garantía de éxito y podrían haber invertido un poco más. ¿O es que se están reservando todo el presupuesto para la batalla del Aguasnegras?
-El sadismo. Ya sabemos que Joffrey es un sádico y un psicópata; ¿de verdad hacía falta la sesión de BDSM extremo con las pobres putas? Hubiera preferido mil veces emplear esos minutos de metraje con Sansa, por ejemplo (su relación con Sandor Clegane es importantísima y apenas le dedican un gesto). Las escenas inventadas por los guionistas suelen ser las más flojas de cada capítulo, y esta vez tampoco ha sido una excepción.
-La casquería: ¿de verdad hacían falta tantos litros de sangre, tantas tripas, tantos gritos de dolor y tanta cabeza cortada? Sabía que lo del Cosquillas y sus torturas sería desagradable, pero entre todas las muertes, destripamientos, amputaciones, decapitamientos y torturas que salen en este capítulo han conseguido revolverme el estómago.
-No me ha gustado nada lo de las ratitas. ¿Qué culpa tienen las pobres ratas, no había otro medio de ejecución que no implicase el sufrimiento de un animal? Me parece algo tan repugnante como poco original (en el medievo se usaba con bastante frecuencia lo de la rata, junto a otras torturas y ejecuciones como la cabra, la sierra, la doncella de hierro, el tubo de hierro al rojo vivo, el desmembramiento y otras cosas muy agradables y educativas que van muy bien para dormir por la noche en caso de insomnio).
Nota: ya sé que las ratas de la serie no sufren nada porque las leyes americanas no lo permiten, pero igualmente me ha sabido mal. Me recordó mucho a todas las ratas inocentes que se usaron para esas cosas en el pasado y que probablemente morían asfixiadas en los cuerpos de las víctimas. Tengo dos ratas como mascotas y estoy un poco sensible con este tema.
-¿Ahora resulta que hasta la soldadesca de los Lannister sabe que Renly y Loras son pareja gay? Pensaba yo que esas cosas en el Poniente medieval se llevaban con un poco más de discreción (aunque sea por no dejar en ridículo a la pobre Margaery).
Y, por último, una reflexión general: ¿por qué todas las mujeres de la serie van en plan chulas respondonas con los tíos? Desde las nobles hasta las putas, desde Cersei a Shae pasando por Jeyne, todas encandilan a los tíos a base de plantarles cara y vacilarles. No es que tenga nada en contra de las mujeres fuertes, más bien al contrario, pero no deja de llamarme la atención que en una sociedad medievo-renacentista y patriarcal, abunden (y triunfen) más las rebeldes que las dulces. Sansa Stark es hasta ahora la única chica que se comporta como lo que se supone que es (una doncella de noble cuna), y es la única a quien nadie quiere. Un poco de realismo, por favor, que no estamos en el siglo XXI. Ni Margaery, ni Jeyne, ni Shae... se ponen así de farrucas en los libros. Tienen sus planes, sus ideas y sus buenas o malas intenciones como todo el mundo, pero actúan con sutilidad e inteligencia, manipulando a los hombres en lugar de enfrentarse directamente a ellos. Es cierto que hay personajes como Cersei, Arya, Daenerys o Ygritte que tienen más carácter, pero precisamente por eso es por lo que destacan sobremanera. No se puede hacer que todas las mujeres sean así excepto Sansa.
Páginas
▼
martes, 24 de abril de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
Juego de Tronos (Tercer Capítulo, Segunda Temporada)
Mucho mejor este capítulo que el anterior, afortunadamente. Comentando cositas varias:
Lo que me ha gustado:
-Tyrion sigue siendo el puto amo, y sus escenas siguen siendo las mejores de cada capítulo. Me he reído muchísimo con él.
-Sansa. La actriz lo hace genial, y la verdad es que da muchísima pena. Dan ganas de abofetear a Cersei, parece que disfrute torturándola psicológicamente.
-Theon Greyjoy y sus recriminaciones a su padre. Tiene toda la razón. Lástima que decida quemar la carta.
-Varys me está molando cada vez más. Sobre todo sabiendo lo que sé de él en el futuro y que no revelaré para no spoilear a nadie, jejeje...
-Me alegro mucho de que Myrcella y Tommen salgan más. Y los dos son monísimos :-)
-La muerte de Yoren Smallwood es épica y heroica a más no poder. Me ha recordado a la de Boromir en ESDLA. Y el golpe final de Arya, salvándole la vida a Gendry, es genial.
-Los sueños de lobo de Brann y su conversación posterior sobre la magia con el maestre Luwin. Únicamente he echado de menos que aprovechasen para contarnos un poco más acerca de los Niños del Bosque.
Lo que NO me ha gustado:
-Margaery. Demasiado adulta y demasiado zorra. En los libros parece una jovencita más inocente y menos descarada. Evidentemente es un personaje que no ha tenido POV y del que tampoco sabemos tanto, y podría muy bien estar al corriente de todo y aceptar lo que se trae Renly con su hermano. Pero sen TAN descarada, TAN atrevida... no la veo, la verdad. A juzgar por lo poco que se ve de ella en Choque de Reyes, y por lo que aparece en libros posteriores, debería ser más dulce y delicada. Aunque en el fondo sea una tía lista y manipuladora, da igual: de cara afuera, debería fingir ser una Sansa. Y lo de ir al torneo con un escote hasta el ombligo que no se lo hemos visto ni a las putas de Meñique ya es demasiado.
-Loras tampoco es como en los libros. Demasiado bestiajo también. Lo veo como alguien más cortés y elegante, en cambio en la serie es demasiado bruto. Y estando supuestamente enamorado de Renly, no me cuadra que insista tanto en que se tire a su hermana. Ese punto malicioso y dominante que tiene Loras en la relación, con momentos en los que casi parece que el enamorado es sólo Renly y que Loras le manipula mediante el sexo, no me gusta nada; me parece totalmente opuesto a su apasionado idealismo y al amor incondicional que le profesa a Renly en los libros.
El Torneo de Altojardín sale muy descafeinado. En el libro es un fiestón impresionante, y en la serie son dos caballeros dándose de ostias en la playa mientras los demás aplauden, al estilo pelea de patio de colegio. ¿Falta de presupuesto, quizás?
Lo que no me acaba de convencer:
-Asha (me niego a llamarla Yara) Greyjoy es demasiado parecida a Balon, y tiene demasiada mala hostia. En los libros es más simpática y más independiente. Físicamente tampoco es como yo me la imaginaba.
-Shae es demasiado chula para ser una prostituta. Y no entiendo cómo es posible que Tyrion la mande a servir a Sansa sin tener ni puñetera idea de lo que debe hacer una doncella; ¿tanto costaba enseñarle lo básico?
-Brienne me ha provocado sentimientos contradictorios. Por una parte, me parece bien caracterizada (un poco demasiado guapa y con el pelo un poco demasiado corto, pero han sabido dar impresión del altura y corpulencia). Pero la veo demasiado seria y seca para el personaje. Brienne es más tímida, más humana, no tiene tan mala ostia ni está tan segura de sí misma. Como el personaje no ha salido mucho, puede (y espero) que su actitud no sea más que una pose delante de Catelyn y de los vasallos de Renly. Ya veremos si en el futuro la cosa mejora o definitivamente la forma en que la retratan en la serie deja de gustarme.
En definitiva, lo más flojo, Altojardín y Pyke. Lo mejor, Desembarco del Rey y la Guardia de la Noche. ¡Hasta el siguiente capítulo! :-)
Lo que me ha gustado:
-Tyrion sigue siendo el puto amo, y sus escenas siguen siendo las mejores de cada capítulo. Me he reído muchísimo con él.
-Sansa. La actriz lo hace genial, y la verdad es que da muchísima pena. Dan ganas de abofetear a Cersei, parece que disfrute torturándola psicológicamente.
-Theon Greyjoy y sus recriminaciones a su padre. Tiene toda la razón. Lástima que decida quemar la carta.
-Varys me está molando cada vez más. Sobre todo sabiendo lo que sé de él en el futuro y que no revelaré para no spoilear a nadie, jejeje...
-Me alegro mucho de que Myrcella y Tommen salgan más. Y los dos son monísimos :-)
-La muerte de Yoren Smallwood es épica y heroica a más no poder. Me ha recordado a la de Boromir en ESDLA. Y el golpe final de Arya, salvándole la vida a Gendry, es genial.
-Los sueños de lobo de Brann y su conversación posterior sobre la magia con el maestre Luwin. Únicamente he echado de menos que aprovechasen para contarnos un poco más acerca de los Niños del Bosque.
Lo que NO me ha gustado:
-Margaery. Demasiado adulta y demasiado zorra. En los libros parece una jovencita más inocente y menos descarada. Evidentemente es un personaje que no ha tenido POV y del que tampoco sabemos tanto, y podría muy bien estar al corriente de todo y aceptar lo que se trae Renly con su hermano. Pero sen TAN descarada, TAN atrevida... no la veo, la verdad. A juzgar por lo poco que se ve de ella en Choque de Reyes, y por lo que aparece en libros posteriores, debería ser más dulce y delicada. Aunque en el fondo sea una tía lista y manipuladora, da igual: de cara afuera, debería fingir ser una Sansa. Y lo de ir al torneo con un escote hasta el ombligo que no se lo hemos visto ni a las putas de Meñique ya es demasiado.
-Loras tampoco es como en los libros. Demasiado bestiajo también. Lo veo como alguien más cortés y elegante, en cambio en la serie es demasiado bruto. Y estando supuestamente enamorado de Renly, no me cuadra que insista tanto en que se tire a su hermana. Ese punto malicioso y dominante que tiene Loras en la relación, con momentos en los que casi parece que el enamorado es sólo Renly y que Loras le manipula mediante el sexo, no me gusta nada; me parece totalmente opuesto a su apasionado idealismo y al amor incondicional que le profesa a Renly en los libros.
El Torneo de Altojardín sale muy descafeinado. En el libro es un fiestón impresionante, y en la serie son dos caballeros dándose de ostias en la playa mientras los demás aplauden, al estilo pelea de patio de colegio. ¿Falta de presupuesto, quizás?
Lo que no me acaba de convencer:
-Asha (me niego a llamarla Yara) Greyjoy es demasiado parecida a Balon, y tiene demasiada mala hostia. En los libros es más simpática y más independiente. Físicamente tampoco es como yo me la imaginaba.
-Shae es demasiado chula para ser una prostituta. Y no entiendo cómo es posible que Tyrion la mande a servir a Sansa sin tener ni puñetera idea de lo que debe hacer una doncella; ¿tanto costaba enseñarle lo básico?
-Brienne me ha provocado sentimientos contradictorios. Por una parte, me parece bien caracterizada (un poco demasiado guapa y con el pelo un poco demasiado corto, pero han sabido dar impresión del altura y corpulencia). Pero la veo demasiado seria y seca para el personaje. Brienne es más tímida, más humana, no tiene tan mala ostia ni está tan segura de sí misma. Como el personaje no ha salido mucho, puede (y espero) que su actitud no sea más que una pose delante de Catelyn y de los vasallos de Renly. Ya veremos si en el futuro la cosa mejora o definitivamente la forma en que la retratan en la serie deja de gustarme.
En definitiva, lo más flojo, Altojardín y Pyke. Lo mejor, Desembarco del Rey y la Guardia de la Noche. ¡Hasta el siguiente capítulo! :-)
miércoles, 18 de abril de 2012
Los Juegos del Hambre: ¿realidad o ficción?
Este viernes se estrena en España la película Los Juegos del Hambre, basada en la ya famosa trilogía distópica. La historia es conocida: un país, Panem, que se divide en un Capitolio y doce distritos (antes trece), los cuales tras perder la guerra civil deben entregar cada año dos adolescentes, chico y chica, llamados "tributos", para que participen en un concurso de televisión que consiste en que deben matarse entre ellos hasta que sólo quede uno, que será el ganador.
El tráiler, para los que aún no lo hayan visto:
Por supuesto, después de leer el libro (o de ver la película) lo que sentimos es alivio: ¡menos mal que sólo se trata de una ficción!
¿O no?
Bueno, me podréis decir que no es exactamente ficticio porque está basado en los juegos de gladiadores de los circos romanos, donde los ciudadanos del Imperio disfrutaban viendo luchar a seres humanos hasta la muerte. Pero eso es algo que ocurrió hace mucho tiempo, una barbarie que no podría repetirse.
Pero, ¿y si pudiera repetirse? ¿Y si fuese posible que hoy mismo se repitiera? ¿Y si se estuviese repitiendo ya? ¿Y si hoy fuese el día en que la muerte y el dolor pudieran convertirse en un entretenimiento televisivo?
Tal vez no lo sepáis (si lo sabéis, aprovecho para refrescaros la memoria), pero en la década de los 60 se llevó a cabo un experimento llamado Experimento de Milgram, llamado así por su director, el psicólogo Stanley Milgram de la Universidad de Yale (EEUU). Este experimento se realizó para tratar de comprender cómo era posible que tantos agentes y soldados hubieran podido ser cómplices de crímenes como los del nazismo y el comunismo. Al fin y al cabo, puede que Hitler y Stalin fuesen locos peligrosos, pero sus locuras nunca se hubiesen llevado a cabo sin la complicidad de miles de agentes, policías y soldados. ¿De verdad todos ellos estaban locos también? ¿Tantos locos hay en el mundo?
Milgram decidió experimentar qué pasaría si una persona normal, escogida al azar, recibía órdenes de hacer daño a alguien por parte de una autoridad que considerara legítima. Seleccionó a varias personas de ambos sexos y diferentes razas y les hizo creer que iban a participar en un experimento sobre la memoria. Otro supuesto candidato (en realidad, un actor) estaba al lado de una máquina, conectado a unos electrodos, y cada vez que fallase el test de memoria el examinador (auténtico sujeto del experimento) tendría que darle una descarga eléctrica que iría aumentando en intensidad según el otro fuese fallando.
Seguro que todos los sujetos del experimento hubiesen jurado a quien les hubiese preguntado que eran personas normales, incapaces de hacer daño a nadie. Pero lo cierto es que el 65% de los sujetos continuaron administrando descargas cada vez más altas, a pesar de los gritos de dolor del actor y a pesar de que ellos mismos no se sentían cómodos haciéndole daño, porque el científico que estaba en la sala (la autoridad) les exigía que continuasen. Sólo el 35% se detuvieron. La obediencia y el respeto a la autoridad estaba tan arraigado en la psique de las personas, que les llevó a hacer cosas que jamás hubieran hecho por sí mismos. Igual que los comunistas y los nazis.
A principios del año pasado, un productor de televisión francés, Christophe Nick, decidió repetir el experimento con una variante: se trataba de comprobar si un programa de televisión sería capaz de hacer presión suficiente para que unos concursantes hiciesen daño a otros y el público lo tolerase.
He aquí el resultado, en forma de documental. está doblado al castellano, y aunque es largo, os recomiendo que lo veáis. No tiene desperdicio.
He aquí el resultado. No el 65% de Milgram, sino el 81% de los concursantes siguieron adelante. El porcentaje de "obedientes" no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado significativamente. Pero el documental no se detiene demasiado en algo que para mí es fundamental, y es el público del programa.
No eran actores. No sabían que el programa era falso. Era gente tan normal como los concursantes, contratados mediante una empresa común de las que buscan extras y público para los programas. Creían igual que los concursantes que el actor estaba siendo torturado, que había perdido el conocimiento y que puede que incluso estuviera muerto dentro de la cámara cerrada. Pero, aunque se llevaban la mano a la boca o se cubrían la cara con gestos de tensión, ninguno protestó no hizo nada para impedir el daño. NINGUNO. No sólo eso, sino que cuando la presentadora preguntaba al público como medio de presión al concursante, todos jaleaban: "¡Castigo, castigo!", "¡Sigue adelante, sigue adelante!", "¡A por el millón, a por el millón!". Creían que el actor estaba sufriendo de verdad, pero pidieron que el espectáculo continuase.
¿Acaso son muy diferentes a los espectadores del Capitolio? ¿Acaso son los concursantes diferentes a los tributos, que no quieren matarse pero lo hacen? ¿Acaso no es verdad que, si ese programa hubiese sido real, el actor hubiese sufrido, acabado inconsciente o incluso muerto, víctima de las descargas eléctricas, gritando y suplicando, sin que nadie del público le ayudase (y sin que el otro concursante parase tampoco en el 81% de los casos)? Y no es una distopía. No es algo que ocurrió en el pasado, ni algo que podría suceder en el futuro. Está sucediendo ahora.
Que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte. Tal y como están las cosas, vamos a necesitarla.
El tráiler, para los que aún no lo hayan visto:
Por supuesto, después de leer el libro (o de ver la película) lo que sentimos es alivio: ¡menos mal que sólo se trata de una ficción!
¿O no?
Bueno, me podréis decir que no es exactamente ficticio porque está basado en los juegos de gladiadores de los circos romanos, donde los ciudadanos del Imperio disfrutaban viendo luchar a seres humanos hasta la muerte. Pero eso es algo que ocurrió hace mucho tiempo, una barbarie que no podría repetirse.
Pero, ¿y si pudiera repetirse? ¿Y si fuese posible que hoy mismo se repitiera? ¿Y si se estuviese repitiendo ya? ¿Y si hoy fuese el día en que la muerte y el dolor pudieran convertirse en un entretenimiento televisivo?
Tal vez no lo sepáis (si lo sabéis, aprovecho para refrescaros la memoria), pero en la década de los 60 se llevó a cabo un experimento llamado Experimento de Milgram, llamado así por su director, el psicólogo Stanley Milgram de la Universidad de Yale (EEUU). Este experimento se realizó para tratar de comprender cómo era posible que tantos agentes y soldados hubieran podido ser cómplices de crímenes como los del nazismo y el comunismo. Al fin y al cabo, puede que Hitler y Stalin fuesen locos peligrosos, pero sus locuras nunca se hubiesen llevado a cabo sin la complicidad de miles de agentes, policías y soldados. ¿De verdad todos ellos estaban locos también? ¿Tantos locos hay en el mundo?
Milgram decidió experimentar qué pasaría si una persona normal, escogida al azar, recibía órdenes de hacer daño a alguien por parte de una autoridad que considerara legítima. Seleccionó a varias personas de ambos sexos y diferentes razas y les hizo creer que iban a participar en un experimento sobre la memoria. Otro supuesto candidato (en realidad, un actor) estaba al lado de una máquina, conectado a unos electrodos, y cada vez que fallase el test de memoria el examinador (auténtico sujeto del experimento) tendría que darle una descarga eléctrica que iría aumentando en intensidad según el otro fuese fallando.
Seguro que todos los sujetos del experimento hubiesen jurado a quien les hubiese preguntado que eran personas normales, incapaces de hacer daño a nadie. Pero lo cierto es que el 65% de los sujetos continuaron administrando descargas cada vez más altas, a pesar de los gritos de dolor del actor y a pesar de que ellos mismos no se sentían cómodos haciéndole daño, porque el científico que estaba en la sala (la autoridad) les exigía que continuasen. Sólo el 35% se detuvieron. La obediencia y el respeto a la autoridad estaba tan arraigado en la psique de las personas, que les llevó a hacer cosas que jamás hubieran hecho por sí mismos. Igual que los comunistas y los nazis.
A principios del año pasado, un productor de televisión francés, Christophe Nick, decidió repetir el experimento con una variante: se trataba de comprobar si un programa de televisión sería capaz de hacer presión suficiente para que unos concursantes hiciesen daño a otros y el público lo tolerase.
He aquí el resultado, en forma de documental. está doblado al castellano, y aunque es largo, os recomiendo que lo veáis. No tiene desperdicio.
He aquí el resultado. No el 65% de Milgram, sino el 81% de los concursantes siguieron adelante. El porcentaje de "obedientes" no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado significativamente. Pero el documental no se detiene demasiado en algo que para mí es fundamental, y es el público del programa.
No eran actores. No sabían que el programa era falso. Era gente tan normal como los concursantes, contratados mediante una empresa común de las que buscan extras y público para los programas. Creían igual que los concursantes que el actor estaba siendo torturado, que había perdido el conocimiento y que puede que incluso estuviera muerto dentro de la cámara cerrada. Pero, aunque se llevaban la mano a la boca o se cubrían la cara con gestos de tensión, ninguno protestó no hizo nada para impedir el daño. NINGUNO. No sólo eso, sino que cuando la presentadora preguntaba al público como medio de presión al concursante, todos jaleaban: "¡Castigo, castigo!", "¡Sigue adelante, sigue adelante!", "¡A por el millón, a por el millón!". Creían que el actor estaba sufriendo de verdad, pero pidieron que el espectáculo continuase.
¿Acaso son muy diferentes a los espectadores del Capitolio? ¿Acaso son los concursantes diferentes a los tributos, que no quieren matarse pero lo hacen? ¿Acaso no es verdad que, si ese programa hubiese sido real, el actor hubiese sufrido, acabado inconsciente o incluso muerto, víctima de las descargas eléctricas, gritando y suplicando, sin que nadie del público le ayudase (y sin que el otro concursante parase tampoco en el 81% de los casos)? Y no es una distopía. No es algo que ocurrió en el pasado, ni algo que podría suceder en el futuro. Está sucediendo ahora.
Que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte. Tal y como están las cosas, vamos a necesitarla.
domingo, 15 de abril de 2012
Singermornings everywhere, o el hundimiento del Españic
No deja de ser irónico que, en pleno centenario del hundimiento del Titanic (en este momento, hace justo 100 años, varios barcos se afanaban en rescatar cadáveres congelados e hinchados del mar mientras algo más de 700 supervivientes daban sus primeros y conmocionados pasos por Nueva York tras desembarcar del Carpathia), los españoles tengamos que contemplar con impotencia el espectáculo del hundimiento de nuestro propio país.
Y lo peor es que no es por culpa de los mercados, ni por culpa de la burbuja inmobiliaria, ni siquiera es (totalmente) por culpa de los Bancos. Vale, todos esos factores son culpables de la crisis mundial y por ende también de la crisis española, pero no son la razón por la cual nos ha golpeado tan fuerte durante tanto tiempo.
Los culpables, en realidad, somos nosotros. Por nuestra mentalidad y nuestra cultura.
No creo estar contando nada nuevo si digo que en España la mentalidad de trabajo en equipo para beneficio del grupo es nula, que aquí lo que importa es el amiguismo, el enchufe y el egoísmo, el "mientras a mí me vaya bien a los demás que les den", el "agarra el dinero mientras puedas y corre" y el "el que venga detrás que agarre la cuerda", sanísima ideología que tenemos el (des)honor de compartir con nuestros vecinos italianos. Sin esta mentalidad, y sin los dos vicios capitales que asolan este país, la envidia y la codicia, nunca hubiésemos llegado a la situación en la que estamos ahora.
Para muestra, un botón. Estoy cansada de oír que las PYMES se están yendo todas a pique, que aquí sólo sobreviven los gigantes (léase El Corte Inglés, Mercadona, etc), que las empresas pequeñas no tienen ninguna oportunidad. Maticemos esto, por favor. Las medianas empresas (las que sostienen entre 50 y 100 empleados), que son en su mayor parte las que se han ido a la mierda, tienen un problema que no tienen ninguna de las otras dos categorías. ¿Y cuál es ese problema? Pues ni más ni menos que los cantamañanas con amplio margen de actuación. Sí, hombre, seguro que habéis oído hablar de ellos. Los gerentes y los jefes que durante años se pagaron las comilonas, las vacaciones, el portátil, el móvil personal, el coche nuevo y la tele nueva con el dinero de la empresa, bajo el recurrente nombre de "gastos de representación". Los que mandaban el dinero de sus sueldos a engordar cuentas corrientes mientras dejaban a la empresa sin liquidez. Mientras fue época de vacas gordas no importaba claro; se desgravaban esos gastos y el dinero seguía entrando a espuertas, de modo que el agujero, al menos en apariencia, permanecía tapado. El problema llegó cuando vinieron las vacas flacas, dejó de entrar capital y se descubrió que la empresa no tenía liquidez para soportar los gastos. ¿Y qué hicieron esos empresarios? ¿Sacaron los ahorros de sus cuentas personales y se dispusieron a pagar las deudas con su dinero, como compensación de todo lo que le habían quitado a la empresa? ¡Y una mierda, esto es España! Montaron un ERE y tiraron a la calle a la mitad de su plantilla para no tener que pagarles el sueldo. Claro que con la mitad de la plantilla no pudieron seguir produciendo igual, los empleados caros y con experiencia recibían la patada y se contrataba temporalmente a gente sin experiencia para poderle pagar cuatro duros, con lo cual la productividad de la empresa cayó en picado, los beneficios también, y al cabo de unos cuántos meses o de un par de años se colgó el cartel de "cerrado" y mientras los gerentes y los jefecillos de turno se iban a disfrutar de sus millones y a tirar de contactos para volver a colocarse, los pocos trabajadores que aún conservaban su empleo se iban a la puta calle.
Esto no suele pasar en las pequeñas y grandes empresas, claro. Las pequeñas porque son negocios familiares (despachos pequeños, la frutería o la zapatería del barrio, el bar Pepe...) donde poco se puede trincar y además no conviene porque de ahí come toda la familia. Las grandes, porque tienen muchos departamentos, mucho más control, un prestigio que mantener y una proyección nacional o incluso internacional. Pero hubo muchas otras empresas donde sucedió lo que acabo de contar: que, en lugar de estar manejadas por personas responsables, estaban manejadas por cantamañanas codiciosos y egoístas que no se preocuparon de sacarlas adelante, sino de trincar todo lo que podían mientras fuese posible.
Pero lo grave no es esto, no señor. Una crisis tan seria como la que tenemos no sucede sólo por estas cosas. Lo más grave, la madre del cordero, cuando metimos la cabeza dentro del agujero de la guillotina, fue cuando esto mismo empezó a pasar en las Administraciones Públicas.
Porque si esto pasa en una PYME, lo peor que puede pasar es que se vayan 100 personas a la calle. Pero si pasa en un Ayuntamiento, la situación puede llegar a ser castastrófica. Porque de una Adminstración Pública dependen cientos y cientos de empresas, llamados proveedores, que cuentan con que la Administración les pague y que si no lo hace se van a la ruina. Se cuentan por millares los autónomos y las PYMES que han tenido que declararse en concurso de acreedores o que directamente se han ido a la ruina por el motivo de que uno de sus principales proveedores, los Ayuntamientos, no les pagaban. ¿Cuántos Ayuntamientos están endeudados ahora mismo? ¿Cuántos miles de millones deben? ¿Dónde puñetas ha ido a parar el dinero del que se supone que disponían? ¿Cómo ha sido posible que se haya volatilizado en el aire, como si fuese el falso oro de los leprechauns irlandeses?
Pues por el sencillo motico de que estas Administraciones Públicas, estos Ayuntamientos, han estado siendo dirigidos durante años por el mismo tipo de cantamañanas que dirigen las empresas: gente trepa, arribista, sin escrúpulos ni formación, cuyo ascenso dependió sólo de sus contactos, de sus enchufes, y de los cuellos que estuvieran dispuestos a pisar para subir a lo más alto. Personas codiciosas que cargaron a cuenta del Ayuntamiento gastos como el móvil, el coche, electrodomésticos, vacaciones, banquetes, la compra semanal y hasta las putas. Personas envidiosas que, por aquello del "y yo, más", se endeudaron con proyectos, boatos y derroches que el Ayuntamiento no tenía liquidez para pagar. Personas oportunistas, egoístas y totalmente indecentes que, en definitiva, aprovecharon la impunidad que les daba su cargo para trincar todo lo que pudieran antes de que llegase otro partido político u otro "amigo de" con más enchufe que ellos y tuvieran que abandonar el cargo (es lo que tiene un sistema electoral que no permite las listas abiertas). Lo dicho: la envidia y la codicia. En eso puede resumirse todo. Bueno, en eso y en que se aprovechan del sistema: como TODO el mundo ahí tiene algo que callar, nadie demanda a nadie, nadie controla a nadie y nadie es imputado por lo que ha sucedido. Que el que se mueve no sale en la foto, y aquí o follamos todos o la puta al río.
Esto que acabo de contar, por ejemplo, no pasa en Japón. ¿Por qué? Porque en Japón tienen dos cosas: la meritocracia y la mentalidad de grupo. En las empresas japonesas nadie llega a jefe sólo por ser "hijo de" o "amigo de". No existen los casos de trabajadores veteranos con toda una vida de experiencia a sus espaldas que se ven mangoneados por el joven, impertinente y trajeado hijo del presidente. En las empresas japonesas se empieza desde abajo, y los cargos de más responsabilidad los ostentan sólo empresarios de cierta edad, que han estado currándoselo durante años, que han ascendido por sus méritos, y que saben cómo funciona la sección que dirigen porque han estado trabajando ahí durante años, que comprenden al trabajador medio porque ellos lo fueron una vez, que se lo han estado currando al máximo toda su vida porque sabían que sus contactos familiares o sociales podían ayudar hasta cierto punto, pero no les servirían de nada si no demostraban además que eran los mejores para el puesto.
En las empresas japonesas, además, existe una mentalidad del "quid pro quo": la empresa cuida de los trabajadores y los trabajadores cuidan de la empresa. Se fomentan las relaciones de amistad entre los empleados (que toda la plantilla se vaya de copas con el jefe al terminar la jornada es algo institucionalizado), se les da un buen sueldo, seguro médico, vacaciones pagadas y un contrato fijo que frecuentemente es de por vida a no ser que el trabajador prefiera marcharse. A cambio, el trabajador es fiel a su empresa, a su equipo, y da de sí todo lo que puede para trabajar por ella y procurar que tenga los máximos beneficios. Es una cuestión tanto de honor como de bienestar, para los jefes y para los empleados. Saben que la empresa es su grupo, su "manada", y para que a todos les vaya bien tienen que dar lo mejor trabajando juntos.
Cuéntale todo esto a un español, y verás cómo se parte de risa. En España es justo al revés: los empresarios buscan cómo escatimar y joder al empleado al máximo para ahorrarse en él todo lo posible (y si no le gusta que se vaya, hay cien como él esperando a la puerta), y por consiguiente el empleado se convierte en el rey del escaqueo: yo hago lo mínimo, que se jodan mis compañeros, y si me puedo bajar películas durante el curro, llevarme un par de cajas de bolis y conseguir que la baja de dos meses se convierta en cuatro, mejor que mejor.
No creo que haya que ir más lejos para examinar las causas de nuestra crisis. Tampoco creo que recortar los derechos de los trabajadores y regalar dinero a las empresas nos vaya a sacar del agujero: no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Se tratan los síntomas, pero no la enfermedad, y a largo plazo va a ser tan perjudicial como inyectarle morfina a alguien que tiene el brazo gangrenado para evitarle el dolor, en lugar de amputárselo. Sí, en ese momento le aliviará, pero si a la anestesia no le sigue la amputación el brazo se pudrirá y el paciente morirá por la septicemia. Y, tal y como están las cosas, casi puedo ver sus venas rojizas, infectadas, reptando por todo nuestro país, envenenando cada vez más su superficie.
No, señores. No tienen que cambiar las leyes laborales, ni los sueldos, ni las pensiones. Los que tenemos que cambiar somos nosotros. Mientras sigamos cada vez más alejados del espíritu de comunidad y de grupo, obcecados en nuestro individualismo y centrados en alimentar el egoísmo, la envidia y la codicia, nunca saldremos completamente de esta crisis, porque será como el infierno para los demonios, que no pueden escapar de él porque lo llevan consigo a donde quiera que van.
Feliz hundimiento del Españic. ¿No sentís cómo el agua helada comienza a arremolinarse en torno a vuestras piernas mientras el suelo se inclina cada vez más y resuena en vuestros oídos la triste música de los últimos violinistas?
Y lo peor es que no es por culpa de los mercados, ni por culpa de la burbuja inmobiliaria, ni siquiera es (totalmente) por culpa de los Bancos. Vale, todos esos factores son culpables de la crisis mundial y por ende también de la crisis española, pero no son la razón por la cual nos ha golpeado tan fuerte durante tanto tiempo.
Los culpables, en realidad, somos nosotros. Por nuestra mentalidad y nuestra cultura.
No creo estar contando nada nuevo si digo que en España la mentalidad de trabajo en equipo para beneficio del grupo es nula, que aquí lo que importa es el amiguismo, el enchufe y el egoísmo, el "mientras a mí me vaya bien a los demás que les den", el "agarra el dinero mientras puedas y corre" y el "el que venga detrás que agarre la cuerda", sanísima ideología que tenemos el (des)honor de compartir con nuestros vecinos italianos. Sin esta mentalidad, y sin los dos vicios capitales que asolan este país, la envidia y la codicia, nunca hubiésemos llegado a la situación en la que estamos ahora.
El RMS Titanic, encantado de conocerse, sin sospechar que iba a hundirse cuando menos lo esperaba. Igual que nosotros.
Para muestra, un botón. Estoy cansada de oír que las PYMES se están yendo todas a pique, que aquí sólo sobreviven los gigantes (léase El Corte Inglés, Mercadona, etc), que las empresas pequeñas no tienen ninguna oportunidad. Maticemos esto, por favor. Las medianas empresas (las que sostienen entre 50 y 100 empleados), que son en su mayor parte las que se han ido a la mierda, tienen un problema que no tienen ninguna de las otras dos categorías. ¿Y cuál es ese problema? Pues ni más ni menos que los cantamañanas con amplio margen de actuación. Sí, hombre, seguro que habéis oído hablar de ellos. Los gerentes y los jefes que durante años se pagaron las comilonas, las vacaciones, el portátil, el móvil personal, el coche nuevo y la tele nueva con el dinero de la empresa, bajo el recurrente nombre de "gastos de representación". Los que mandaban el dinero de sus sueldos a engordar cuentas corrientes mientras dejaban a la empresa sin liquidez. Mientras fue época de vacas gordas no importaba claro; se desgravaban esos gastos y el dinero seguía entrando a espuertas, de modo que el agujero, al menos en apariencia, permanecía tapado. El problema llegó cuando vinieron las vacas flacas, dejó de entrar capital y se descubrió que la empresa no tenía liquidez para soportar los gastos. ¿Y qué hicieron esos empresarios? ¿Sacaron los ahorros de sus cuentas personales y se dispusieron a pagar las deudas con su dinero, como compensación de todo lo que le habían quitado a la empresa? ¡Y una mierda, esto es España! Montaron un ERE y tiraron a la calle a la mitad de su plantilla para no tener que pagarles el sueldo. Claro que con la mitad de la plantilla no pudieron seguir produciendo igual, los empleados caros y con experiencia recibían la patada y se contrataba temporalmente a gente sin experiencia para poderle pagar cuatro duros, con lo cual la productividad de la empresa cayó en picado, los beneficios también, y al cabo de unos cuántos meses o de un par de años se colgó el cartel de "cerrado" y mientras los gerentes y los jefecillos de turno se iban a disfrutar de sus millones y a tirar de contactos para volver a colocarse, los pocos trabajadores que aún conservaban su empleo se iban a la puta calle.
Esto no suele pasar en las pequeñas y grandes empresas, claro. Las pequeñas porque son negocios familiares (despachos pequeños, la frutería o la zapatería del barrio, el bar Pepe...) donde poco se puede trincar y además no conviene porque de ahí come toda la familia. Las grandes, porque tienen muchos departamentos, mucho más control, un prestigio que mantener y una proyección nacional o incluso internacional. Pero hubo muchas otras empresas donde sucedió lo que acabo de contar: que, en lugar de estar manejadas por personas responsables, estaban manejadas por cantamañanas codiciosos y egoístas que no se preocuparon de sacarlas adelante, sino de trincar todo lo que podían mientras fuese posible.
Pero lo grave no es esto, no señor. Una crisis tan seria como la que tenemos no sucede sólo por estas cosas. Lo más grave, la madre del cordero, cuando metimos la cabeza dentro del agujero de la guillotina, fue cuando esto mismo empezó a pasar en las Administraciones Públicas.
Porque si esto pasa en una PYME, lo peor que puede pasar es que se vayan 100 personas a la calle. Pero si pasa en un Ayuntamiento, la situación puede llegar a ser castastrófica. Porque de una Adminstración Pública dependen cientos y cientos de empresas, llamados proveedores, que cuentan con que la Administración les pague y que si no lo hace se van a la ruina. Se cuentan por millares los autónomos y las PYMES que han tenido que declararse en concurso de acreedores o que directamente se han ido a la ruina por el motivo de que uno de sus principales proveedores, los Ayuntamientos, no les pagaban. ¿Cuántos Ayuntamientos están endeudados ahora mismo? ¿Cuántos miles de millones deben? ¿Dónde puñetas ha ido a parar el dinero del que se supone que disponían? ¿Cómo ha sido posible que se haya volatilizado en el aire, como si fuese el falso oro de los leprechauns irlandeses?
Pues por el sencillo motico de que estas Administraciones Públicas, estos Ayuntamientos, han estado siendo dirigidos durante años por el mismo tipo de cantamañanas que dirigen las empresas: gente trepa, arribista, sin escrúpulos ni formación, cuyo ascenso dependió sólo de sus contactos, de sus enchufes, y de los cuellos que estuvieran dispuestos a pisar para subir a lo más alto. Personas codiciosas que cargaron a cuenta del Ayuntamiento gastos como el móvil, el coche, electrodomésticos, vacaciones, banquetes, la compra semanal y hasta las putas. Personas envidiosas que, por aquello del "y yo, más", se endeudaron con proyectos, boatos y derroches que el Ayuntamiento no tenía liquidez para pagar. Personas oportunistas, egoístas y totalmente indecentes que, en definitiva, aprovecharon la impunidad que les daba su cargo para trincar todo lo que pudieran antes de que llegase otro partido político u otro "amigo de" con más enchufe que ellos y tuvieran que abandonar el cargo (es lo que tiene un sistema electoral que no permite las listas abiertas). Lo dicho: la envidia y la codicia. En eso puede resumirse todo. Bueno, en eso y en que se aprovechan del sistema: como TODO el mundo ahí tiene algo que callar, nadie demanda a nadie, nadie controla a nadie y nadie es imputado por lo que ha sucedido. Que el que se mueve no sale en la foto, y aquí o follamos todos o la puta al río.
Esto que acabo de contar, por ejemplo, no pasa en Japón. ¿Por qué? Porque en Japón tienen dos cosas: la meritocracia y la mentalidad de grupo. En las empresas japonesas nadie llega a jefe sólo por ser "hijo de" o "amigo de". No existen los casos de trabajadores veteranos con toda una vida de experiencia a sus espaldas que se ven mangoneados por el joven, impertinente y trajeado hijo del presidente. En las empresas japonesas se empieza desde abajo, y los cargos de más responsabilidad los ostentan sólo empresarios de cierta edad, que han estado currándoselo durante años, que han ascendido por sus méritos, y que saben cómo funciona la sección que dirigen porque han estado trabajando ahí durante años, que comprenden al trabajador medio porque ellos lo fueron una vez, que se lo han estado currando al máximo toda su vida porque sabían que sus contactos familiares o sociales podían ayudar hasta cierto punto, pero no les servirían de nada si no demostraban además que eran los mejores para el puesto.
En las empresas japonesas, además, existe una mentalidad del "quid pro quo": la empresa cuida de los trabajadores y los trabajadores cuidan de la empresa. Se fomentan las relaciones de amistad entre los empleados (que toda la plantilla se vaya de copas con el jefe al terminar la jornada es algo institucionalizado), se les da un buen sueldo, seguro médico, vacaciones pagadas y un contrato fijo que frecuentemente es de por vida a no ser que el trabajador prefiera marcharse. A cambio, el trabajador es fiel a su empresa, a su equipo, y da de sí todo lo que puede para trabajar por ella y procurar que tenga los máximos beneficios. Es una cuestión tanto de honor como de bienestar, para los jefes y para los empleados. Saben que la empresa es su grupo, su "manada", y para que a todos les vaya bien tienen que dar lo mejor trabajando juntos.
Cuéntale todo esto a un español, y verás cómo se parte de risa. En España es justo al revés: los empresarios buscan cómo escatimar y joder al empleado al máximo para ahorrarse en él todo lo posible (y si no le gusta que se vaya, hay cien como él esperando a la puerta), y por consiguiente el empleado se convierte en el rey del escaqueo: yo hago lo mínimo, que se jodan mis compañeros, y si me puedo bajar películas durante el curro, llevarme un par de cajas de bolis y conseguir que la baja de dos meses se convierta en cuatro, mejor que mejor.
No creo que haya que ir más lejos para examinar las causas de nuestra crisis. Tampoco creo que recortar los derechos de los trabajadores y regalar dinero a las empresas nos vaya a sacar del agujero: no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Se tratan los síntomas, pero no la enfermedad, y a largo plazo va a ser tan perjudicial como inyectarle morfina a alguien que tiene el brazo gangrenado para evitarle el dolor, en lugar de amputárselo. Sí, en ese momento le aliviará, pero si a la anestesia no le sigue la amputación el brazo se pudrirá y el paciente morirá por la septicemia. Y, tal y como están las cosas, casi puedo ver sus venas rojizas, infectadas, reptando por todo nuestro país, envenenando cada vez más su superficie.
No, señores. No tienen que cambiar las leyes laborales, ni los sueldos, ni las pensiones. Los que tenemos que cambiar somos nosotros. Mientras sigamos cada vez más alejados del espíritu de comunidad y de grupo, obcecados en nuestro individualismo y centrados en alimentar el egoísmo, la envidia y la codicia, nunca saldremos completamente de esta crisis, porque será como el infierno para los demonios, que no pueden escapar de él porque lo llevan consigo a donde quiera que van.
Feliz hundimiento del Españic. ¿No sentís cómo el agua helada comienza a arremolinarse en torno a vuestras piernas mientras el suelo se inclina cada vez más y resuena en vuestros oídos la triste música de los últimos violinistas?
jueves, 12 de abril de 2012
Juego de Tronos (Segundo capítulo, Segunda temporada): WTF??????
¡Escribo desde la indignación absoluta! ¿Qué coño han hecho los de HBO con el segundo capítulo de Choque de Reyes? ¡No lo entiendo, tan fieles que estaban siendo a la historia original y ahora de repente empiezan a pasarse el libro por el forro! ¡El capítulo entero es un WTF permanente!
Barbaridades a mansalva, empezando por:
1) ¿¿¿Rakharo muerto??? ¡No me jodas! ¡NADIE le corta la cabeza a Rakharo, Rakharo está VIVO Y COLEANDO durante toda la maldita historia hasta donde tengo noticia, y de hecho (página 197): "fue el primero en regresar (...) Dijo que, hacia el sur, el erial rojo se extendía hasta terminar en una orilla yerma, junto al agua envenenada. Hasta llegar allí no había visto más que arena, rocas erosionadas por el viento y plantas erizadas de agudas espinas. Juraba que había visto la osamenta de un dragón, tan inmensa que pudo pasar a caballo a través de las enormes mandíbulas negras". George Martin dixit.
2) Janos Slynt es enviado al Muro por orden expresa de Tywin Lannister y el motivo no es haber matado bebés, sino haber permitido la muerte de Eddard Stark por orden de Joffrey a pesar de que Cersei (y Tywin) lo querían vivo para poder negociar con él. La que ordena la muerte de los bastardos de Robert es Cersei, no Joffrey. Joffrey no tiene ni puta idea de los bastardos de su padre. Para los incrédulos, me remito a las páginas 128-131 de Choque de Reyes.
3) Meñique es un sucio proxeneta sin compasión a quien sólo le interesa ganar dinero. Pues vale. Se supone que su negocios de los burdeles son secundarios y que su principal interés es la política, pero al parecer en la serie han decidido convertirle en el chulo mayor de Desembarco del Rey. Ah, y además es un voyeur. A la mierda con la esencia del personaje.
4) Putas, sexo y tetas. No lo olvidemos. Da igual que las escenas sean gratuitas y ni siquiera aparezcan en el libro.
5) ¿¿¿¿Stannis follándose apasionadamente a Melissandre porque cree que así podrá tener un hijo varón???? ¡¡¡Venga ya!!! ¡Eso es cargarse TODA la esencia del personaje! Stannis es un frígido, incapaz de sentir pasión o afectos intensos, es un cubito de hielo emocional. ¿Qué coño hace perdiendo la cabeza por la Sacerdotisa Roja? ¿Y qué hace Melissandre ofreciéndose como una vulgar ramera? No va con ninguno de los dos personajes. ¿Y qué hay de la fanáticamente religiosa y fan nº 1 de Melissandre, Selyse Florent? ¿Ahora es una esposa enferma y encerrada? Y por lo que veo, Shireen y Caramanchada directamente no existen. ¡Stannis tiene una hija en los libros!
6) Esto ya me dejó flipada. Jon Nieve sigue a Craster. Que va a entregar un bebé a los Otros. (!) Y los Otros aparecen y se lo llevan. (!!) Y de repente aparece Craster, le mete una ostia a Jon que lo deja inconsciente, y ahí acaba el capítulo, con un cliffhanger totalmente inventado (!!!)
7) Ah, y Asha Greyjoy se ha convertido por obra y gracia de los guionistas en Yara Greyjoy. Tal vez porque dichos guionistas consideran que el estadounidense medio es TAN subnormal que es incapaz de distinguir a OSHA (la salvaje) de ASHA (la hija de Denethor... uy, perdón, quería decir de Balon Greyjoy).
No me había sentido TAN decepcionada con esta serie desde que empezó. Espero sinceramente que esto sea un hecho aislado y los guionistas dejen de emocionarse y de salirse del tiesto, o acabarán estropeando una serie que había empezado estupendamente.
Barbaridades a mansalva, empezando por:
1) ¿¿¿Rakharo muerto??? ¡No me jodas! ¡NADIE le corta la cabeza a Rakharo, Rakharo está VIVO Y COLEANDO durante toda la maldita historia hasta donde tengo noticia, y de hecho (página 197): "fue el primero en regresar (...) Dijo que, hacia el sur, el erial rojo se extendía hasta terminar en una orilla yerma, junto al agua envenenada. Hasta llegar allí no había visto más que arena, rocas erosionadas por el viento y plantas erizadas de agudas espinas. Juraba que había visto la osamenta de un dragón, tan inmensa que pudo pasar a caballo a través de las enormes mandíbulas negras". George Martin dixit.
2) Janos Slynt es enviado al Muro por orden expresa de Tywin Lannister y el motivo no es haber matado bebés, sino haber permitido la muerte de Eddard Stark por orden de Joffrey a pesar de que Cersei (y Tywin) lo querían vivo para poder negociar con él. La que ordena la muerte de los bastardos de Robert es Cersei, no Joffrey. Joffrey no tiene ni puta idea de los bastardos de su padre. Para los incrédulos, me remito a las páginas 128-131 de Choque de Reyes.
3) Meñique es un sucio proxeneta sin compasión a quien sólo le interesa ganar dinero. Pues vale. Se supone que su negocios de los burdeles son secundarios y que su principal interés es la política, pero al parecer en la serie han decidido convertirle en el chulo mayor de Desembarco del Rey. Ah, y además es un voyeur. A la mierda con la esencia del personaje.
4) Putas, sexo y tetas. No lo olvidemos. Da igual que las escenas sean gratuitas y ni siquiera aparezcan en el libro.
5) ¿¿¿¿Stannis follándose apasionadamente a Melissandre porque cree que así podrá tener un hijo varón???? ¡¡¡Venga ya!!! ¡Eso es cargarse TODA la esencia del personaje! Stannis es un frígido, incapaz de sentir pasión o afectos intensos, es un cubito de hielo emocional. ¿Qué coño hace perdiendo la cabeza por la Sacerdotisa Roja? ¿Y qué hace Melissandre ofreciéndose como una vulgar ramera? No va con ninguno de los dos personajes. ¿Y qué hay de la fanáticamente religiosa y fan nº 1 de Melissandre, Selyse Florent? ¿Ahora es una esposa enferma y encerrada? Y por lo que veo, Shireen y Caramanchada directamente no existen. ¡Stannis tiene una hija en los libros!
6) Esto ya me dejó flipada. Jon Nieve sigue a Craster. Que va a entregar un bebé a los Otros. (!) Y los Otros aparecen y se lo llevan. (!!) Y de repente aparece Craster, le mete una ostia a Jon que lo deja inconsciente, y ahí acaba el capítulo, con un cliffhanger totalmente inventado (!!!)
7) Ah, y Asha Greyjoy se ha convertido por obra y gracia de los guionistas en Yara Greyjoy. Tal vez porque dichos guionistas consideran que el estadounidense medio es TAN subnormal que es incapaz de distinguir a OSHA (la salvaje) de ASHA (la hija de Denethor... uy, perdón, quería decir de Balon Greyjoy).
No me había sentido TAN decepcionada con esta serie desde que empezó. Espero sinceramente que esto sea un hecho aislado y los guionistas dejen de emocionarse y de salirse del tiesto, o acabarán estropeando una serie que había empezado estupendamente.
La ligereza del cuento
A lo largo de mis años como lectora, he tenido ocasión de leer bastante cuentos cortos. Debo reconocer que, aunque he leído algunos bastante buenos, no es mi género literario favorito, y esto es así por dos motivos principales, que constituyen de hecho dos de las características más comunes de este tipo de historias: siempre se dejan cabos sueltos, y siempre tienen tendencia a acabar mal.
Supongo que, dadas las características de los cuentos, esto no es de extrañar. La novela es un relato largo, que se coge a sabiendas de que va a leerse una historia larga, con unos personajes y un conflicto determinado que envuelve a los mismos, durante un número relativamente largo de páginas. El lector espera, pues, que todas esas páginas sirvan para dejar bien claro lo que pasa y por qué, así como el destino de los personajes, que suele ser satisfactorio o al menos agridulce, rara vez totalmente catastrófico (lo cual es lógico, puesto que un final así deja muy mal sabor de boca a la mayor parte de los lectores. Como dijo una vez Stephen King, a nadie le gusta sufrir por alguien durante trescientas páginas para luego descubrir que ha muerto entre los capítulos 16 y 17).
Sin embargo, el cuento es otra cosa. Parece como si la finalidad del cuento no fuese relatar una historia, sino sorprender al lector. Sorprender de forma original y a cualquier precio. Es por eso que los cuentos suelen tener una dosis bastante elevada de surrealismo, de sucesos extraños que quedan sin explicación alguna, y de finales sorprendentes e impactantes que provocan un choque al lector. Lo cual, para la mayor parte de los escritores, implica que acaben mal. Parece como si la finalidad de los cuentos fuera plantear preguntas, omitiendo premeditadamente las respuestas, con el único fin de provocar desasosiego en el lector.
Quizás por eso no me convencen. No sólo por la pereza que me da tener que salir de una historia que me estaba interesando (a menudo con demasiados nudos sin atar y con más preguntas que respuestas en la cabeza) para entrar en la siguiente. También porque, en el fondo, me da la sensación de que todos los cuentos son iguales en su estructura, igual que las fábulas o las historias de príncipes y princesas. Sus personajes y su trasfondo cambia, pero en el fondo es lo mismo: cuando te pones a leer un cuento de hadas, sabes que la bruja mala será derrotada, que el príncipe matará al dragón, y que se casará con la princesa. Lo que importa realmente no es lo que pasa, sino cómo. En ese sentido, los cuentos cortos no son diferentes: sabes que hará un misterio casi inmediato para enganchar al lector, unas pistas o hechos con tintes más o menos sobrenaturales para intrigarle, y un final impactante, que 9 de cada 10 veces implicará que el protagonista muere, se vuelve loco, desaparece, o jamás encuentra lo que está buscando y regresa al punto de partida. Casi igual que los PJ's de una partida de La Llamada de Cthulhu, vamos.
Aún estoy esperando leer un cuento realmente original que se aleje de esas características. Un cuento que enganche, que sorprenda, pero al mismo tiempo que ate todos los cabos, cierre todas las tramas y que no provoque una sensación de amargura o desasosiego al terminar. Un cuento, en definitiva, que se asemeje a una pequeña novela en miniatura.
Supongo que, dadas las características de los cuentos, esto no es de extrañar. La novela es un relato largo, que se coge a sabiendas de que va a leerse una historia larga, con unos personajes y un conflicto determinado que envuelve a los mismos, durante un número relativamente largo de páginas. El lector espera, pues, que todas esas páginas sirvan para dejar bien claro lo que pasa y por qué, así como el destino de los personajes, que suele ser satisfactorio o al menos agridulce, rara vez totalmente catastrófico (lo cual es lógico, puesto que un final así deja muy mal sabor de boca a la mayor parte de los lectores. Como dijo una vez Stephen King, a nadie le gusta sufrir por alguien durante trescientas páginas para luego descubrir que ha muerto entre los capítulos 16 y 17).
Sin embargo, el cuento es otra cosa. Parece como si la finalidad del cuento no fuese relatar una historia, sino sorprender al lector. Sorprender de forma original y a cualquier precio. Es por eso que los cuentos suelen tener una dosis bastante elevada de surrealismo, de sucesos extraños que quedan sin explicación alguna, y de finales sorprendentes e impactantes que provocan un choque al lector. Lo cual, para la mayor parte de los escritores, implica que acaben mal. Parece como si la finalidad de los cuentos fuera plantear preguntas, omitiendo premeditadamente las respuestas, con el único fin de provocar desasosiego en el lector.
Quizás por eso no me convencen. No sólo por la pereza que me da tener que salir de una historia que me estaba interesando (a menudo con demasiados nudos sin atar y con más preguntas que respuestas en la cabeza) para entrar en la siguiente. También porque, en el fondo, me da la sensación de que todos los cuentos son iguales en su estructura, igual que las fábulas o las historias de príncipes y princesas. Sus personajes y su trasfondo cambia, pero en el fondo es lo mismo: cuando te pones a leer un cuento de hadas, sabes que la bruja mala será derrotada, que el príncipe matará al dragón, y que se casará con la princesa. Lo que importa realmente no es lo que pasa, sino cómo. En ese sentido, los cuentos cortos no son diferentes: sabes que hará un misterio casi inmediato para enganchar al lector, unas pistas o hechos con tintes más o menos sobrenaturales para intrigarle, y un final impactante, que 9 de cada 10 veces implicará que el protagonista muere, se vuelve loco, desaparece, o jamás encuentra lo que está buscando y regresa al punto de partida. Casi igual que los PJ's de una partida de La Llamada de Cthulhu, vamos.
Aún estoy esperando leer un cuento realmente original que se aleje de esas características. Un cuento que enganche, que sorprenda, pero al mismo tiempo que ate todos los cabos, cierre todas las tramas y que no provoque una sensación de amargura o desasosiego al terminar. Un cuento, en definitiva, que se asemeje a una pequeña novela en miniatura.
domingo, 8 de abril de 2012
Pascua de Resurreción
Simplemente, gracias.
Gracias por dar tu vida por nosotros.
Gracias por vencer a la muerte, y darnos el regalo de la vida eterna.
Gracias por traerme luz donde sólo veía tinieblas, gracias por darme esperanza cuando la estaba perdiendo.
Gracias por todo, Señor.
¡Alegrémonos, pues Cristo ha resucitado!
¿Un post más beato de lo habitual? Puede, no digo que no. Pero lo necesitaba. Porque estas Pascuas han sido muy importantes para mí. He pasado momentos muy duros este último año y necesitaba fortalecer mi fe, necesitaba que la esperanza regresara a mi corazón. Afortunadamente, el Señor me ha tendido la mano y lo he conseguido. Hoy soy más fuerte que antes, hoy mi tristeza se ha convertido en esperanza. Hoy, Cristo ha resucitado en mi corazón. Por eso esta entrada es para él: para darle las gracias :-)
Gracias por dar tu vida por nosotros.
Gracias por vencer a la muerte, y darnos el regalo de la vida eterna.
Gracias por traerme luz donde sólo veía tinieblas, gracias por darme esperanza cuando la estaba perdiendo.
Gracias por todo, Señor.
¡Alegrémonos, pues Cristo ha resucitado!
¿Un post más beato de lo habitual? Puede, no digo que no. Pero lo necesitaba. Porque estas Pascuas han sido muy importantes para mí. He pasado momentos muy duros este último año y necesitaba fortalecer mi fe, necesitaba que la esperanza regresara a mi corazón. Afortunadamente, el Señor me ha tendido la mano y lo he conseguido. Hoy soy más fuerte que antes, hoy mi tristeza se ha convertido en esperanza. Hoy, Cristo ha resucitado en mi corazón. Por eso esta entrada es para él: para darle las gracias :-)
lunes, 2 de abril de 2012
Crítica de Juego de Tronos (Primer Capítulo, Segunda Temporada)
Por fin, después de tanto tiempo esperando, ya he podido ver el primer episodio de la segunda temporada de Juego de Tronos (a ver cuándo podemos decir lo mismo del quinto libro, que mandaría huevos que se pudiera leer en catalán antes que en castellano, ejem... ¬¬). He aquí mis primeras impresiones. Por supuesto, spoilers a discreción, tanto del capítulo como del segundo libro. Que nadie me llore luego si se traga uno.
En fin, allá vamos:
Lo que me ha gustado:
-Tyrion Lannister, como siempre. El Mediohombre rules. Me ha encantado su rapapolvo a Cersei en la Sala del Consejo Real.
-Sansa Stark sigue en su papel, con bastante más carisma que en la novela. Los guionistas están sabiendo enfocar muy bien su lenta y penosa (pero efectiva) evolución de princesita inmadura de inocente a dama manipuladora, tanto en su forma de disimular sus verdaderos pensamientos como en su forma de manejar (como puede, la pobre) a Joffrey Baratheon. Está encerrada en una jaula de serpientes y lo sabe, y se le nota. Siempre diré que uno de las mayores méritos de la serie es haber conseguido que me caiga bien el personaje de Sansa, que en los libros siempre se me hizo odioso.
-Robb Stark está magnífico, y Viento Gris impresionante (¡por fin un huargo grande, de los de verdad!).
-Cometa rojo y sueños de lobo, ambas cosas bien representadas.
-La panorámica de Desembarco del Rey desde el balcón del escondite de Shae.
-Rocadragón me ha gustado mucho. Me alegra que no se hayan olvidado de la mesa-mapa de poniente. Stannis y Davos de momento me están gustando, pero habrá que ver más de ellos antes de juzgar en profundidad.
-La "matanza de los inocentes". Absolutamente escalofriante. Es algo que en el libro sólo aparece mencionado por terceras personas, pero me ha parecido un acierto incorporarlo a la serie. El grito de la madre de Barra (que sobrevive a la matanza, a diferencia de lo que sucede en la novela, donde muere intentando proteger a la niña) es desgarrador, realmente parece una madre que ve morir a su hija recién nacida delante de sus ojos. Aunque, la verdad, la escena es muy cruel; ya podrían haberse llevado a Barra a otro sitio para no asesinarla en presencia de la pobre mujer.
Lo que no me ha gustado:
-Torneo del principio: Sobrada al canto. ¿De verdad era necesario lo de luchar a tres pisos de altura sin barandilla para que el perdedor se convierta en puré de caballero? Esto NO sale en el libro, y además se supone que este tipo de competiciones eran deportivas, no luchas a muerte; si todos hubieran sido así, los caballeros vivos habrían acabado siendo tan escasos como las prostitutas vírgenes, o directamente los torneos hubieran desaparecido porque nadie hubiera querido participar.
-Joffrey Baratheon está bien dibujado en su calidad de niñato psicópata. Sin embargo, no acaba de convencerme que desafíe de semejante modo a su madre. En los libros, a Cersei la respetaba.
-Melissandre de Asshai no me gusta. Me la imaginaba más joven, bella y sensual. No es demasiado guapa, aparenta más edad de la que debería y parece demasiado fría y siniestra.
-Daenerys manda a los jinetes de sangre a la cabalgata en medio del desierto. Estupidez supina donde las haya. ¿Qué van a hacer, esperar bajo el sol hasta que vuelvan, sin comida ni agua? Hubiera sido mil veces mejor hacer como en el libro y que encontrasen la ciudad abandonada. Así, teniendo frutales abandonados y pozos de agua, es como se puede enviar a exploradores, y como Daenerys y su pueblo están en condiciones de esperarlos.
-¿Qué hace Petyr amenazando tan claramente a Cersei? ¿Y Cersei amenazando de esa manera a Petyr? ¿Dónde ha quedado la sutilidad del juego de tronos? Con esa maniobra (que no está en el libro), lo único que se consigue es convertirlos, si no en enemigos, en rivales que van a recelar el uno del otro. Y de cara al futuro de la historia, va a ser vital que Petyr Baelish tenga la confianza de Cersei, de Joffrey y del Consejo.
En resumen: en líneas generales, el capítulo me ha gustado, pero me desconcierta que estén adelantando tanto la parte de Jon Nieve. En el libro, hacen falta tres capítulos de Jon y casi 350 páginas para que la comitiva llegue al Torreón de Craster. O van a meter tramas nuevas de la Guardia de la Noche, o Jon Nieve y sus amigos van a salir poco esta temporada. Por lo demás, la cosa no pinta nada mal. Y, por supuesto, en este capítulo hay sangre y tetas; en Juego de Tronos no pueden faltar esos dos ya tradicionales ingredientes.
En fin, allá vamos:
Lo que me ha gustado:
-Tyrion Lannister, como siempre. El Mediohombre rules. Me ha encantado su rapapolvo a Cersei en la Sala del Consejo Real.
-Sansa Stark sigue en su papel, con bastante más carisma que en la novela. Los guionistas están sabiendo enfocar muy bien su lenta y penosa (pero efectiva) evolución de princesita inmadura de inocente a dama manipuladora, tanto en su forma de disimular sus verdaderos pensamientos como en su forma de manejar (como puede, la pobre) a Joffrey Baratheon. Está encerrada en una jaula de serpientes y lo sabe, y se le nota. Siempre diré que uno de las mayores méritos de la serie es haber conseguido que me caiga bien el personaje de Sansa, que en los libros siempre se me hizo odioso.
-Robb Stark está magnífico, y Viento Gris impresionante (¡por fin un huargo grande, de los de verdad!).
-Cometa rojo y sueños de lobo, ambas cosas bien representadas.
-La panorámica de Desembarco del Rey desde el balcón del escondite de Shae.
-Rocadragón me ha gustado mucho. Me alegra que no se hayan olvidado de la mesa-mapa de poniente. Stannis y Davos de momento me están gustando, pero habrá que ver más de ellos antes de juzgar en profundidad.
-La "matanza de los inocentes". Absolutamente escalofriante. Es algo que en el libro sólo aparece mencionado por terceras personas, pero me ha parecido un acierto incorporarlo a la serie. El grito de la madre de Barra (que sobrevive a la matanza, a diferencia de lo que sucede en la novela, donde muere intentando proteger a la niña) es desgarrador, realmente parece una madre que ve morir a su hija recién nacida delante de sus ojos. Aunque, la verdad, la escena es muy cruel; ya podrían haberse llevado a Barra a otro sitio para no asesinarla en presencia de la pobre mujer.
Lo que no me ha gustado:
-Torneo del principio: Sobrada al canto. ¿De verdad era necesario lo de luchar a tres pisos de altura sin barandilla para que el perdedor se convierta en puré de caballero? Esto NO sale en el libro, y además se supone que este tipo de competiciones eran deportivas, no luchas a muerte; si todos hubieran sido así, los caballeros vivos habrían acabado siendo tan escasos como las prostitutas vírgenes, o directamente los torneos hubieran desaparecido porque nadie hubiera querido participar.
-Joffrey Baratheon está bien dibujado en su calidad de niñato psicópata. Sin embargo, no acaba de convencerme que desafíe de semejante modo a su madre. En los libros, a Cersei la respetaba.
-Melissandre de Asshai no me gusta. Me la imaginaba más joven, bella y sensual. No es demasiado guapa, aparenta más edad de la que debería y parece demasiado fría y siniestra.
-Daenerys manda a los jinetes de sangre a la cabalgata en medio del desierto. Estupidez supina donde las haya. ¿Qué van a hacer, esperar bajo el sol hasta que vuelvan, sin comida ni agua? Hubiera sido mil veces mejor hacer como en el libro y que encontrasen la ciudad abandonada. Así, teniendo frutales abandonados y pozos de agua, es como se puede enviar a exploradores, y como Daenerys y su pueblo están en condiciones de esperarlos.
-¿Qué hace Petyr amenazando tan claramente a Cersei? ¿Y Cersei amenazando de esa manera a Petyr? ¿Dónde ha quedado la sutilidad del juego de tronos? Con esa maniobra (que no está en el libro), lo único que se consigue es convertirlos, si no en enemigos, en rivales que van a recelar el uno del otro. Y de cara al futuro de la historia, va a ser vital que Petyr Baelish tenga la confianza de Cersei, de Joffrey y del Consejo.
En resumen: en líneas generales, el capítulo me ha gustado, pero me desconcierta que estén adelantando tanto la parte de Jon Nieve. En el libro, hacen falta tres capítulos de Jon y casi 350 páginas para que la comitiva llegue al Torreón de Craster. O van a meter tramas nuevas de la Guardia de la Noche, o Jon Nieve y sus amigos van a salir poco esta temporada. Por lo demás, la cosa no pinta nada mal. Y, por supuesto, en este capítulo hay sangre y tetas; en Juego de Tronos no pueden faltar esos dos ya tradicionales ingredientes.