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miércoles, 30 de octubre de 2013
Crítica de "Origen", de Jessica Khoury
Nadie duda a estas alturas de que el género distópico está de moda en la literatura adolescente. Desde Los Juegos del Hambre, se ha producido el mismo bombazo que se produjo con los vampiros tras Crepúsculo y con los niños magos tras Harry Potter. Esto significa que desde hace ya unos añitos proliferan como setas las historias de adolescente nacidos en un mundo futurista con una sociedad hostil o apocalíptica donde deben sobrevivir, enfrentarse al orden establecido o ambas cosas. Los bombazos como estos provocan una reacción inevitable en las editoriales, que viendo el filón, se apresuran a publicar toda saga distópica que cae en sus manos, aunque algunas veces (y el riesgo es mayor cuanto más tiempo pasa) pequen de repetitivas, inverosímiles y faltas de calidad. A estas alturas he leído ya bastantes sagas distópicas, unas buenas, otras regulares y alguna que otra decididamente mala, y me daba la impresión de que el género comenzaba a estar en las últimas, a dar signos de agotamiento. Por eso es por lo que leer Origen me ha resultado una agradable sorpresa.
Tenemos aquí una historia distópica que, al contrario de lo que podría esperarse a estas alturas, cumple con tres requisitos que la hacen destacar por encima de la media: es original, está bien escrita, y ¡oh, milagro!, consta de un sólo libro autconclusivo.
Origen es original porque se sale de la premisa de "adolescente rebelde en una sociedad autoritaria o apocalíptica que se enfrenta al sistema". En esta historia conocemos a Pia, una muchacha que vive en una base científica del Amazonas y que tiene una característica muy curiosa: es especial, porque ha sido diseñada genéticamente para ser inmortal. Pia es el resultado de más de un siglo de experimentos secretos y ha sido educada desde su más tierna infancia para ser una buena científica, explotar al máximo sus cualidades especiales y no sentir la menor curiosidad por salir de la base y conocer el mundo que le rodea. Es una chica inteligente y aplicada, pero sumisa con la que considera su única familia, y no vive en un mundo destrozado ni totalitario, sino en el micro-mundo distópico de Little Cambridge, la base científica que la vio nacer.
La novela, desde el punto de vista argumental y artístico, se sale de la media. Abundan las descripciones cuidadas y un lenguaje tan sencillo como hermoso, diálogos realistas y personajes bien creados. Cada cual tiene su personalidad y sus motivos, no han buenos ni malos porque sí, y aquellos que cambian durante la historia también lo hacen movidos por sus razones. Algunas críticas que he leído de esta novela la acusan de tener un ritmo lento, pero para mí es perfecto; realmente, creo que nos estamos malacostumbrando a que las novelas distópicas se centren demasiado en la acción y obvien las descripciones y el crecimiento emocional de los protagonistas, y me parece necesario que de vez en cuando Pia tome aliento y podamos conocer cómo es el mundo en el que vive y cómo es ella.
Por último, Origen es una novela autoconclusiva, que no se alarga cansinamente desarrollando, por ejemplo, triágulos amorosos (el cáncer del género, en mi humilde opinión; parece como si hoy en día no se pudiera escribir fantasía juvenil sin incluir triángulos amorosos). La historia tiene amor, claro que sí, muchas y muy variadas formas de amor (no sólo romántico, sino también amor de padres a hijos, amor de hermanos a hermanas, de colegas y de amigos), pero las desarrolla todas de una forma fresca y auténtica, nada pretenciosa, y no complica innecesariamente las cosas para crear conflictos que la historia no pide y que sólo servirían para alargarla de manera artificiosa. La novela tiene un planteamiento, un nudo y un desenlace muy claros, sabe perfectamente hacia dónde quiere ir desde el principio, y Jessica Khoury dirige a los protagonistas y a los lectores con maestría hacia un final donde todo cuadra y donde no se deja casi ningún cabo suelto.
En definitiva, si buscáis un soplo de aire fresco en el ya algo quemado género distópico que esté bien escrito, no insulte a la inteligencia del lector con incoherencias, y no os obligue a gastaros los cuartos en tres libros o más para conocer el desenlace, dadle una oportunidad a Origen, lo mejor que he leído en distopías desde que terminé Los Juegos del Hambre.