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viernes, 20 de junio de 2014
Crítica de Juego de Tronos: Noveno y Décimo Capítulos, Cuarta Temporada
Sí, sí, ya lo sé. Cuelgo esta crítica con más de dos semanas de retraso. Pero tengo la excusa perfecta: un bebé. Un pequeño y diminuto bebé que nació hace poco más de dos semanas y que cuando no berrea porque tiene hambre, berrea porque tiene gases, porque quiere que le cambien el pañal, o porque se aburre y reclama atención. Teniendo en cuenta lo que es un parto, lo que es un post parto, y lo que es cuidar de una recién nacida, se comprenderá que el tiempo para ver los dos últimos capítulos de la cuarta temporada y hacer la reseña lo he tenido que arañar y sacar hasta de debajo de las piedras.
Voy a hacer la reseña conjunta de los dos últimos capítulos porque, dado que el noveno se centra única y exclusivamente en la batalla del Muro, tampoco daba para un comentario largo con entrada propia. Sí que tengo que decir que estos dos capítulos, puestos juntos, forman un gran contraste: el noveno, The Watchers of the Wall, posee unos medios y una epicidad comparables a la mítica batalla del Aguasnegras de la segunda temporada. Mientras que el décimo, The Children, es una colección de despropósitos mezclada con algún momento bueno, que en conjunto me ha parecido el final de temporada más flojo en todo lo que llevamos de serie. Una serie, por cierto, que además de caracterizarse por sus inventadas respecto a las novelas, no siempre justificadas (lo de Brienne y el Perro o lo de los hermanos Reed es de juzgado de guardia), se está caracterizando por ser AÚN MÁS killer de personajes que las novelas, lo cual es mucho decir. La lista de los muertos en la serie que siguen vivos en la saga literaria no cesa de aumentar: Irri, Jhiqi, Jeyne/Talysa, Pyp, Grenn, Jojen... Todos los que se quejan de que George R.R. Martin es un asesino sin escrúpulos, deberían mirar a los guionistas.
Comentamos los dos capítulos más detalladamente, con sus correspondiente SPOILERS:
Lo que me ha gustado:
-La batalla del Muro. Ya he dicho antes que a nivel de medios y epicidad no desmerece en nada a la batalla del Aguasnegras, que para mí fue lo mejor de la segunda temporada (curioso, por cierto, lo de las temporadas pares de esta serie; tienen las batallas más chulas pero las idas de pinza más gordas). Las imágenes aéreas del Muro y del bosque, los mamuts montados por gigantes (sólo faltaba Sam diciendo: "Señor Nieve, señor Nieve, mire, es un olifante; en la Comarca no se lo va a creer nadie"), incluso ese péndulo hacha que hubiera hecho las delicias de Edgar Alan Poe... la verdad es que todo ha molado bastante. La batalla ha tenido la ración justa de gore (sin defraudar el nivel de hemoglobina y brutalidad que espera todo fan de Juego de Tronos, pero sin incluir escenas que hagan apartar la cara al espectador), de luchas, de acción y de drama. Me han encantado tres detalles: el beso entre Elí y Sam, el hecho de que ser Allister se revele como un buen líder y un general competente a pesar de ser un gilipollas, lo cual otorga profundidad y autenticidad al personaje, y el detalle de que quien mata a Ygritte sea el mismo niño que vio morir a su padre bajo una flecha de la pelirroja. En Tormenta de Espadas, no vemos a Ygritte durante la batalla, ya que está narrada desde el punto de vista de Jon Nieve, y tampoco sabemos quién la mata, únicamente que no se trata de Jon, porque éste se da cuenta de que la flecha clavada en el pecho de Ygritte no es una de las suyas. Pero en la serie se ha dado al personaje el protagonismo final que merecía, y la muerte que merecía: dramática, en brazos de Jon, pero al mismo tiempo pagando por el terrible mal que le hizo a una familia inocente.
-La escena de parlamento con Mance Rayder me ha gustado mucho, y la carga de caballería de Stannis Baratheon es sencillamente impresionante. Otra muestra más de que cuando mejor rinde esta serie es cuando los guionistas se dejan de experimentos raros con los personajes y las tramas y ponen toda la carne en el asador para regalarnos la épica y la acción que tanto nos ha hecho disfrutar a los lectores de los libros. También me ha gustado la breve conversación entre Jon y Stannis, que no es sino un adelanto de lo que será la relación entre estos dos personajes la próxima temporada.
-La despedida de Jaime y Tyrion: uno de los pocos cambios de la serie que me parecen a mejor. Es comprensible que hayan eliminado el asunto de Tysha; si (como parece en los libros) esa historia es argumentalmente una vía muerta que no va a ninguna parte, mejor que lo hayan dejado así y que el único motivo de Tyrion para matar a Tywin sea la condena a muerte y el asunto de Shae. Después del cariño que se ha mostrado entre los dos hermanos Lannister durante esta temporada, habría sido un trago muy amargo que se separasen peleados por culpa de un personaje del que los espectadores ni siquiera se acuerdan, si es que alguna vez se mencionó.
-Los dragones de Daenerys. Escena triste y angustiosa de principio a fin, tanto por los lamentos del padre de la niña muerta al principio (que por cierto, en el libro se llama Hazzea, qué manía con cambiar los nombres...), como por los gritos desesperados de Rhaegal y Viserion al final. Un anticlímax en toda regla para la pobre khaleesi, que anuncia su declive y sus problemas durante la próxima temporada (suponiendo que los guionistas sean fieles al argumento de Danza de Dragones, claro, lo cual es mucho suponer).
-El final, con Arya encaminándose a Braavos. Maisie Williams ha sabido imprimir muy bien a su personaje la amargura, la soledad y la frialdad que la carcomen después de haber perdido a toda su familia y tener que sobrevivir en circunstancias extremas. Arya tiene muy claro que en Poniente ya no hay lugar ni refugio seguro para ella, y se encara hacia lo desconocido, porque es el único camino que podrá seguir por sí misma, sin que otros traten de capturarla, utilizarla o manipularla para su conveniencia. Es su manera de romper la baraja y escapar del juego de tronos para buscar su propio destino.
Lo que no me acaba de convencer:
-La muerte de Tywin, sosa e insatisfactoria de principio a fin. En primer lugar, tenemos a un Tyrion que no se entiende muy bién qué demonios hace en los aposentos de su padre (en el libro, es el propio Varys el que le muestra el camino, aunque finja hacerlo a su pesar). En segundo lugar, tenemos su escena con Shae, tan lamentable que merece un comentario aparte, y en tercer lugar, tenemos la muerte propiamente dicha. El diálogo final entre Tyrion y su padre era mucho más intenso en el libro. Aquí me ha sonado descafeinado, más corto y menos dramático que en la novela. Hubiera querido un poco más de intensidad para el fin de uno de los personajes más temidos y poderosos de la saga y de Poniente.
-¿A santo de qué viene ahora reconciliar a Cersei y a Jaime, cuando precisamente lo que ocurre al final de Tormenta de Espadas es su ruptura? Y menos ahora, con Jaime resentido porque Cersei ha forzado la condena a muerte de Tyrion.
Lo que No me ha gustado:
-¿Por qué demonios han matado a Pyp y a Grenn? ¿Por qué, en el nombre de los Siete? ¿Para dejar a Jon sin amigos todavía más deprisa que en las novelas? Porque si era para dar más dramatismo a la batalla, no lo necesitaba. La batalla estaba tan bien hecha que emocionaba y horrorizaba igual sin tener que acabar con los pocos personajes conocidos que no son protagonistas. Ya podemos dar gracias de que no hayan acabado también con Edd el Penas...
-Y si la muerte de Pyp y Grenn es mosqueante, ha habido una totalmente indignante: la de Jojen Reed. En primer lugar porque o los libros futuros acaban de recibir una patada argumental como un piano de cola o nos acaban de colar un spoiler gigantesco incluso a los lectores que llevamos al día las novelas. Porque, como cualquiera que haya leído Danza de Dragones sabe, Jojen Reed sigue vivito y coleando durante todo el aprendizaje de Bran en las cuevas de los Niños del Bosque. Pero es que además la escena de la muerte es absurda de principio a fin hasta provocar vergüenza ajena. Para empezar, ¿cómo es posible que haya zombies de los otros en las mismísimas puertas del sanctasanctórum de los Niños del Bosque? Si se supone que el poder de los Niños es capaz de repeler el de los Otros, ¿cómo diantre se explica que Bran y sus compañeros no se hayan encontrado zombies en TODO su viaje por Más-Allá-del-Muro y se los vayan a encontrar justo en la puerta de la caverna de los Niños? Porque, a todo esto, ¿los Niños saben que Bran iba a venir y no sabían que el claro junto a su arciano estaba plagado de putos zombies? ¿Lord Cuervo de Sangre sabía que Jojen iba a morir a las puertas de la caverna y no fue capaz de avisar a los pequeños lanzadores de fuego para que formaran en la puerta y aniquilaran a los esqueletos conforme iban saliendo, o los buscaran para destruirlos antes? Porque, a todo esto, ¿qué es eso de inventarse superpoderes raros de lanzamiento de bolas de fuego? ¿Qué son esto, Niños del Bosque, o una mezcla rara de ents, magos de D&D y los dragones de Daenerys?
-Brienne y el Perro acaban de ganar el premio a la pelea más absurda de la temporada. Hacer pelear a estos dos personajes, que jamás se llegan a encontrar en las novelas y que encima me encantan, no sólo es desagradable sino que no tiene sentido. ¿No hubiera sido más lógico que unieran fuerzas si su propósito común era proteger a Arya y buscar a Sansa (algo que a Sandor, además, le hubiera interesado mucho)? No, hombre, es mucho mejor que se suelten cuatro bravatas y empiecen a pelearse como hienas. Claro, es que había que dejar fuera de combate al Perro para mandar a Arya a Braavos, y con eso de cambiar el argumento de la novela a la torera, al final pasa lo que pasa, que hay que enmendarlo aunque sea a base de absurdos. Y esa Brienne, tratando a Pod como una mierda durante todo el episodio y llamando a Arya al final con voz de loca... es de vergüenza ajena. Lo único que me ha gustado de esta escena es que Arya NO mate al Perro, porque de este modo se abre la puerta a que consiguiera sobrevivir y que sea en verdad el hermano misterioso que trabajaba en el septrio de Isla Tranquila.
-El OOC de Shae. Ahora ya ni es la prostituta falsa e interesada de los libros, ni es la mujer fuerte y herida de amor de la serie. Ninguna de las dos hubiese intentado matar a Tyrion de buenas a primeras. Es una Shae totalmente desconocida, extraña, tan absurda como su muerte. Qué manera tan triste de destrozar al personaje. Y francamente, si los guionistas pensaban acabar con Shae de esta manera, jamás conseguiré entender por qué se inventaron la historia de amor. Hubiera sido mil veces mejor que Tywin cumpliera su amenaza de colgar a Shae y Tyrion lo asesinara en venganza. Mil veces mejor.
martes, 3 de junio de 2014
Crítica de Juego de Tronos: Octavo Capítulo, Cuarta Temporada (o qué sucede cuando tiras una sandía por el deslunado)
Aviso a navegantes: esta vez la crítica tiene SPOILERS desde el principio.
Lo admitiré desde el principio: no he tenido ovarios de ver el final del capítulo. Lo siento, pero no he podido. Me atengo a mi carné de embarazada (salida ya de cuentas, para más señas) para justificar el hecho de que me haya rajado, pero en honor a la verdad, no creo que hubiera podido verlo ni aunque la niña ya estuviera fuera de mi barriga.
Parece, y es un hecho asumido ya por todos los fans de Juego de Tronos, que en cada temporada nos toca un capítulo en el que existe una escena particularmente dolorosa de ver, que hay que contemplar apretando los dientes. Una escena que supone el mal trago de rigor de la temporada. En la primera fue la ejecución de Eddard Stark, en la segunda fueron las torturas del Cosquillas, en la tercera fue la Boda Roja, y en la cuarta ha sido la muerte de Oberyn Martell. Sé que la serie es así, y lo asumo; he leído los cinco libros y cuando empecé a verla ya sabía a lo que iba. Pero nunca he sido especialmente aficionada al gore, más bien todo lo contrario, y mi estómago y mi sensibilidad tienen ciertos límites. Y eso de ver cómo a un hombre le revientan los ojos, le rompen los dientes y le aplastan la cabeza, así en vivo y en directo y a todo color, con sus gritos estridentes de dolor mezclados con los alaridos desesperados de su amada, pues qué quieren que les diga, señores, es algo que traspasa con mucho esos límites.
Aunque parezca que no, una tiene su corazoncito.
Así que, por aquello de no tener que decir que me he perdido la muerte de la Víbora Roja de Dorne, he decidido contemplar esta foto, más llevadera aunque igual de gráfica, que comparto seguidamente y que ofrezco a mis lectores más sensibles como frutal sustituto de la escena final de The Mountain and The Viper. Con ella te puedes hacer una idea y te ahorras un poco el disgusto. Me he tomado la libertad de titularla "la sandía dornienese":
Dramatización de los hechos. Puede que no ocurriera. O tal vez sí...
Y terminado el preámbulo, paso a comentar el capítulo:
Lo que me ha gustado:
-Atención, señores... ¡¡Sansa es lista!! ¡¡Y tiene cerebro!! Brillante la resolución del asesinato-suicidio de Lysa Arryn, aunque me he quedado muy sorprendida, no sólo con el giro de 180 grados que le han dado al argumento de las novelas, ¡sino con que en un sólo capítulo se han cargado TODA la trama de Sansa de Festín de Cuervos!! En la novela, todo pasa justo a la inversa: los Señores Recusadores (que aquí se han reducido a la mitad y tienen todos la personalidad cambiada salvo lady Waynwood) exigen que Petyr les entregue a Robert Arryn, a lo cual él se niega a cualquier precio, e ignoran en todo momento quién es realmente Alayne. Sin embargo, en la serie pasa justo al contrario: de buenas a primeras, Sansa revela su identidad a los vasallos de lady Lysa y Petyr entrega alegremente y por propia iniciativa al pequeño Robalito para que se vaya a correr mundo. Esto, añadido al hecho de que esta parte de la historia no sigue en Danza de Dragones, me hace preguntarme qué puñetas harán con la mayor de las Stark en la quinta temporada. Lo único que se adivina claramente en el horizonte es un Petyr/Sansa como una catedral, porque entre las miraditas, lo de que se quedan los dos solitos en el Nido de Águilas, y el pedazo vestido de femme fatale que lleva la pelirroja en la despedida de Robalito, la cosa está que arde..
-La escena de la legitimación de Ramsay Nieve y su conversión en Ramsay Bolton emociona y todo. Lo cual tiene mucho mérito, teniendo en cuenta que se trata de dos personajes odiosos a los que no te importaría ver fulminados por un rayo en ese preciso momento.
-La pelea entre Oberyn y la Montaña. Coreografía espectacular y actuaciones espectaculares. Y, según me ha dicho mi señor esposo, que aguantó como un valiente hasta el final, los efectos especiales y el maquillaje muy bien hechos también (desagradablemente realistas, podríamos decir). Los guionistas, unos cabrones, tanto por esa dramática despedida entre Ellaria y Oberyn con ese "no me dejes sola en este mundo" (un nivel de hijoputismo semejante al "si el bebé es niño, le llamaremos Eddard" de Robb y Talysa un segundo antes de ser escabechinados en la Boda Roja), como por esa sensación de desesperación que inunda al espectador justo antes de la muerte de Oberyn (es decir, justo cuando me fui yo), porque el muy idiota tiene a ser Gregor en el suelo, herido, listo para rematarlo... y del mismo modo que las chicas imbéciles de las películas de terror que bajan en sujetador al sótano preguntando "¿quién está ahí?", se pone a regodearse, a mirar hacia otro lado y a exigir una confesión. Dan ganas de gritar: "¿Pero para qué quieres la puñetera confesión, alma de cántaro, si hasta la última puta de Desembarco del Rey sabe que fue ser Gregor quien asesinó a Elia? ¡Remátalo ahora, que se va a recobrar!". Pero nada, la chica idiota en sujetador acaba acuchillada por el asesino, y el dorniense vengativo de la lanza acaba convertido en un... este... no existe término lengua élfica, ent o de los hombres para describir este horror, como diría Bárbol.
Lo que no me acaba de convencer:
-¿Ahora resulta que nos quieren colar una historia de amor entre Gusano Gris y Missandei? No es que me disguste la idea, pero tendrán que hacerla puramente platónica, porque por mucho que la ex esclava y su señora (¿¿desde cuándo las reinas peinan a sus doncellas, por cierto??) se hagan las despistadas, es bien conocido por todo el mundo que los Inmaculados se llaman así precisamente porque sus amos los castran por completo, tanto el pene como los testículos. Lo cual es lógico, porque la intención de los Bondadosos Amos cuando crean Inmaculados no es impedir que se reproduzcan o conseguir que tengan una bonita voz de soprano, sino convertirlos en seres puros, incorruptibles, sin tentaciones ni pasiones. ¿De qué sirve que no tengan testículos si se pueden empalmar como todo hijo de vecino?
-Ah, por cierto, a Missandei en la escena anterior se le ven las TETAS. Cuando descubre que Gusano Gris se las está mirando tarda media hora en tapárselas o así, pero luego nos quieren vender la moto de que se sentía avergonzada. Pues vale.
-¿Por qué Arya se parte el culo de risa al enterarse de que su tía se ha muerto? Y, ¿por qué eso iba a ser un impedimento para que el Perro trate de cobrar la recompensa de todas maneras? Al fin y al cabo, Arya Stark (qué alegremente revela Sandor su identidad, por cierto, y todo el mundo como si nada) es un rehén jugoso para cualquiera, y aunque Lysa haya muerto, su hijo y su marido siguen vivos, y también pueden pagar la recompensa.
-La toma de Foso Cailin, sacadita recién horneada de Danza de Dragones, es tal y como en el libro, pero, ¿de verdad hacía falta mostrarnos ese maravilloso primer plano del pobre hombre desollado? ¿No había ya la suficiente casquería al final del capítulo?
-Me gusta que Ygritte muestre compasión por Elí y Sam durante el ataque a Villa Topo, pero, ¿por qué? ¿Por qué siente compasión de ellos y masacra a los demás? ¿Acaso era Elí la única madre con un bebé de pecho de todo Villa Topo? ¿O los guionistas simplemente quieren humanizar al personaje de Ygritte para que todo el mundo llore por ella cuando la maten en el próximo capítulo?
Lo que NO me ha gustado:
-La escena de Daenerys no tiene ningún sentido. Repito, NINGUNO. ¿¿Es que se le ha olvidado a todo el mundo que ser Barristan Selmy sabía desde el principio que ser Jorah Mormont era un ex espía de Desembarco del Rey?? ¿¿Por qué cojones lo delata ahora?? Y además, la actitud de Daenerys tampoco tiene ningún sentido. En Tormenta de Espadas, echa a ser Jorah porque éste se pone beligerante y desafiante en lugar de actuar con humildad y pedir perdón. Si se hubiera comportado igual que se comporta en la serie, la Madre de Dragones lo habría perdonado, sin ninguna duda. Y el dolor que sintió al hacerlo marchar, ¿dónde está? ¿quién es esta reina fría y caprichosa? Yo no la conozco.
-El vergonzoso diálogo de los escarabajos y el subnormal que los aplastaba se acaba de llevar el premio oficial a la conversación más inútil, absurda e irrelevante de toda la serie. En el nombre de los Siete, ¿¿a quién coño le importa el retrasado Lannister inventado por los guionistas y sus putos escarabajos?? ¿¿Qué sentido tiene introducir esa estúpida conversación entre Jaime y Tyrion cuando hay TANTAS escenas buenas de los libros que se han quedado fuera por falta de tiempo??
-¿Realmente era necesario incluir en Villa Topo al imprescindible personaje de una prostituta que canta eructando?
-Cersei es bastante gilipollas. Cuando ve morir a la Víbora Roja y se le asoma una sonrisita, ¿en algún momento se para a pensar que el Príncipe de Dorne tiene como rehén a su hija Myrcella?
-Y hablando de la misma escena, ¿desde cuándo es el Maestre Pycelle, en lugar del Septón Supremo, quien invoca a los dioses antes de un juicio por combate contra un acusado de magnicidio?
Lo que me ha gustado:
-Atención, señores... ¡¡Sansa es lista!! ¡¡Y tiene cerebro!! Brillante la resolución del asesinato-suicidio de Lysa Arryn, aunque me he quedado muy sorprendida, no sólo con el giro de 180 grados que le han dado al argumento de las novelas, ¡sino con que en un sólo capítulo se han cargado TODA la trama de Sansa de Festín de Cuervos!! En la novela, todo pasa justo a la inversa: los Señores Recusadores (que aquí se han reducido a la mitad y tienen todos la personalidad cambiada salvo lady Waynwood) exigen que Petyr les entregue a Robert Arryn, a lo cual él se niega a cualquier precio, e ignoran en todo momento quién es realmente Alayne. Sin embargo, en la serie pasa justo al contrario: de buenas a primeras, Sansa revela su identidad a los vasallos de lady Lysa y Petyr entrega alegremente y por propia iniciativa al pequeño Robalito para que se vaya a correr mundo. Esto, añadido al hecho de que esta parte de la historia no sigue en Danza de Dragones, me hace preguntarme qué puñetas harán con la mayor de las Stark en la quinta temporada. Lo único que se adivina claramente en el horizonte es un Petyr/Sansa como una catedral, porque entre las miraditas, lo de que se quedan los dos solitos en el Nido de Águilas, y el pedazo vestido de femme fatale que lleva la pelirroja en la despedida de Robalito, la cosa está que arde..
-La escena de la legitimación de Ramsay Nieve y su conversión en Ramsay Bolton emociona y todo. Lo cual tiene mucho mérito, teniendo en cuenta que se trata de dos personajes odiosos a los que no te importaría ver fulminados por un rayo en ese preciso momento.
-La pelea entre Oberyn y la Montaña. Coreografía espectacular y actuaciones espectaculares. Y, según me ha dicho mi señor esposo, que aguantó como un valiente hasta el final, los efectos especiales y el maquillaje muy bien hechos también (desagradablemente realistas, podríamos decir). Los guionistas, unos cabrones, tanto por esa dramática despedida entre Ellaria y Oberyn con ese "no me dejes sola en este mundo" (un nivel de hijoputismo semejante al "si el bebé es niño, le llamaremos Eddard" de Robb y Talysa un segundo antes de ser escabechinados en la Boda Roja), como por esa sensación de desesperación que inunda al espectador justo antes de la muerte de Oberyn (es decir, justo cuando me fui yo), porque el muy idiota tiene a ser Gregor en el suelo, herido, listo para rematarlo... y del mismo modo que las chicas imbéciles de las películas de terror que bajan en sujetador al sótano preguntando "¿quién está ahí?", se pone a regodearse, a mirar hacia otro lado y a exigir una confesión. Dan ganas de gritar: "¿Pero para qué quieres la puñetera confesión, alma de cántaro, si hasta la última puta de Desembarco del Rey sabe que fue ser Gregor quien asesinó a Elia? ¡Remátalo ahora, que se va a recobrar!". Pero nada, la chica idiota en sujetador acaba acuchillada por el asesino, y el dorniense vengativo de la lanza acaba convertido en un... este... no existe término lengua élfica, ent o de los hombres para describir este horror, como diría Bárbol.
Lo que no me acaba de convencer:
-¿Ahora resulta que nos quieren colar una historia de amor entre Gusano Gris y Missandei? No es que me disguste la idea, pero tendrán que hacerla puramente platónica, porque por mucho que la ex esclava y su señora (¿¿desde cuándo las reinas peinan a sus doncellas, por cierto??) se hagan las despistadas, es bien conocido por todo el mundo que los Inmaculados se llaman así precisamente porque sus amos los castran por completo, tanto el pene como los testículos. Lo cual es lógico, porque la intención de los Bondadosos Amos cuando crean Inmaculados no es impedir que se reproduzcan o conseguir que tengan una bonita voz de soprano, sino convertirlos en seres puros, incorruptibles, sin tentaciones ni pasiones. ¿De qué sirve que no tengan testículos si se pueden empalmar como todo hijo de vecino?
-Ah, por cierto, a Missandei en la escena anterior se le ven las TETAS. Cuando descubre que Gusano Gris se las está mirando tarda media hora en tapárselas o así, pero luego nos quieren vender la moto de que se sentía avergonzada. Pues vale.
-¿Por qué Arya se parte el culo de risa al enterarse de que su tía se ha muerto? Y, ¿por qué eso iba a ser un impedimento para que el Perro trate de cobrar la recompensa de todas maneras? Al fin y al cabo, Arya Stark (qué alegremente revela Sandor su identidad, por cierto, y todo el mundo como si nada) es un rehén jugoso para cualquiera, y aunque Lysa haya muerto, su hijo y su marido siguen vivos, y también pueden pagar la recompensa.
-La toma de Foso Cailin, sacadita recién horneada de Danza de Dragones, es tal y como en el libro, pero, ¿de verdad hacía falta mostrarnos ese maravilloso primer plano del pobre hombre desollado? ¿No había ya la suficiente casquería al final del capítulo?
-Me gusta que Ygritte muestre compasión por Elí y Sam durante el ataque a Villa Topo, pero, ¿por qué? ¿Por qué siente compasión de ellos y masacra a los demás? ¿Acaso era Elí la única madre con un bebé de pecho de todo Villa Topo? ¿O los guionistas simplemente quieren humanizar al personaje de Ygritte para que todo el mundo llore por ella cuando la maten en el próximo capítulo?
Lo que NO me ha gustado:
-La escena de Daenerys no tiene ningún sentido. Repito, NINGUNO. ¿¿Es que se le ha olvidado a todo el mundo que ser Barristan Selmy sabía desde el principio que ser Jorah Mormont era un ex espía de Desembarco del Rey?? ¿¿Por qué cojones lo delata ahora?? Y además, la actitud de Daenerys tampoco tiene ningún sentido. En Tormenta de Espadas, echa a ser Jorah porque éste se pone beligerante y desafiante en lugar de actuar con humildad y pedir perdón. Si se hubiera comportado igual que se comporta en la serie, la Madre de Dragones lo habría perdonado, sin ninguna duda. Y el dolor que sintió al hacerlo marchar, ¿dónde está? ¿quién es esta reina fría y caprichosa? Yo no la conozco.
-El vergonzoso diálogo de los escarabajos y el subnormal que los aplastaba se acaba de llevar el premio oficial a la conversación más inútil, absurda e irrelevante de toda la serie. En el nombre de los Siete, ¿¿a quién coño le importa el retrasado Lannister inventado por los guionistas y sus putos escarabajos?? ¿¿Qué sentido tiene introducir esa estúpida conversación entre Jaime y Tyrion cuando hay TANTAS escenas buenas de los libros que se han quedado fuera por falta de tiempo??
-¿Realmente era necesario incluir en Villa Topo al imprescindible personaje de una prostituta que canta eructando?
-Cersei es bastante gilipollas. Cuando ve morir a la Víbora Roja y se le asoma una sonrisita, ¿en algún momento se para a pensar que el Príncipe de Dorne tiene como rehén a su hija Myrcella?
-Y hablando de la misma escena, ¿desde cuándo es el Maestre Pycelle, en lugar del Septón Supremo, quien invoca a los dioses antes de un juicio por combate contra un acusado de magnicidio?
lunes, 2 de junio de 2014
El Rey abdica, ¡viva el Rey!
Como todos los españoles, me he levantado esta mañana con la noticia de que el rey Juan Carlos I ha decidido abdicar en su hijo, el futuro Felipe VI. Y una de las cosas que me ha sorprendido, más aún que el propio anuncio, ha sido la cantidad de gente que en las redes sociales ha comenzado a aullar pidiendo la tercera república como si no hubiera un mañana. Sí, señores; al parecer ahora resulta que, de repente, un hipotético referéndum sobre la continuidad de la monarquía española (que ayer a nadie le importaba un carajo) sería el remedio para todos nuestros males.
Dejando de lado el hecho de que las dos últimas repúblicas que tuvimos no fueron precisamente la panacea, creo que la gente que está pegando saltitos haciendo ondear la tricolor no se ha parado a pensar, ni de coña, en la que se podría organizar en este país si realmente se pusiera en marcha un cambio de monarquía a república. Básicamente, lo que sucedería es que nos echaríamos encima bastantes problemas nuevos sin solucionar absolutamente ninguno de los que tenemos ahora. ¿Que a qué me refiero exactamente? Pues, como muestra, un botón:
-En primer lugar, la paralización y el pequeño caos que obviamente originaría tener que cambiar la Constitución. Existiendo el peligro de que el PPSOE aprovechara para colar otras reformas, sin nada que ver con la monarquía, que caparan más aún los derechos de los ciudadanos.
-El rey es neutro políticamente; el presidente de la república seria de un partido político determinado. Con el sistema de votación actual, mucho me temo que saldría además del PPSOE. ¿Y qué pasaría cuando el presidente y el primer ministro fueran de signo político opuesto? Que se dedicarían a ponerse la zancadilla el uno al otro. Ver la que se montó entre Azaña y Alcalá Zamora en la segunda república como ejemplo gráfico.
-El dinero que se gasta en mantener al rey y a su familia se gastaría igualmente en mantener al presidente de la república y a su familia, es decir, no nos saldría más barato a los españoles. Más bien al contrario, porque rey sólo hay uno hasta que se muere o abdica, en cambio presidentes de la república puede haber decenas en ese mismo período de tiempo... ¿y qué tienen cuando se marchan? ¡Pensiones vitalicias para todos! Fijáos si no en Francia.
-Al Rey por lo menos lo educan desde la infancia para reinar mientras que de presidente de la república tendríamos a otro politicastro más, de esos que tanto abundan en el panorama nacional, y que ni de coña tendría la preparación y los estudios que tiene ahora mismo, por ejemplo, el Príncipe Felipe.
-Y, para colmo, el cambio de monarquía a república no solucionaría absolutamente ninguno de los problemas que tenemos ahora: crisis económica, corrupción, paro, privatización de los servicios públicos, bipartidismo, falta de separación efectiva de poderes, ley electoral ineficiente...
De hecho, no hay más que echar un vistazo al resto de monarquías parlamentarias europeas: Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo... y comprobar su renta per cápita, su índice de paro y su situación económica y social, para darse cuenta de que el problema de España no está en la familia real que reina sino en los políticos plebeyos (y corruptos) que gobiernan.
En resumen, se está hablando aquí de un cambio que ni es urgente, ni necesario ahora mismo, que no solucionaría ninguno de los problemas que estamos sufriendo ahora mismo los españoles, y que en todo caso sería susceptible de provocar otros nuevos que ahora mismo no tenemos. Así que, digo yo, ¿para qué puñetas emplear esfuerzo, tiempo y recursos en un cambio innecesario cuando hay tantos cambios y reformas urgentes que son necesarios para salvar este país de la ruina y que no se están llevando a cabo?
Francamente, cuando veo a la gente hablar de concentraciones y de manifestaciones para exigir la tercera república, no me viene a la cabeza un pueblo sensato, ni una democracia mejorada, ni un futuro más próspero para el país. Lo que me viene a la cabeza es la imagen de un barco a la deriva, con un capitán incompetente en el puente de mando, que se está hundiendo inexorablemente... en el que los marineros, en lugar de ponerse a achicar el agua, reparar la avería del motor y echar al capitán por la borda, se dedican a discutir acaloradamente sobre si la enseña que ondea en el palo mayor debería ser bicolor o tricolor. Así nos va.