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sábado, 14 de noviembre de 2015
Yihad, Islam y terrorismo: ¿por qué?
No creo poder expresar con palabras lo que siento, lo que todos sentimos, ante lo que está haciendo el Estado Islámico. Y no hablo sólo de la salvajada que han perpetrado en París (en la que, según las áultimas noticias, ha muerto al menos un ciudadano español); a día de hoy, sumando los brutales atentados del 13-N a lo que han hecho en Turquía, Líbano y Egipto, sumamos la escalofriante cifra de 600 muertos en sólo un mes a manos del Estado Islámico. Si nos ponemos a sumar todos los atentados yihaidistas que ha habido hasta la fecha (eso sin contar las guerras propiamente dichas)... hagan ustedes los cálculos. Y horrorícense.
Hablando de este tema con Tindomion, hemos llegado a una serie de conclusiones que, la verdad, nos ha nacido poner por escrito porque creo que son verdades como puños acerca del Islam y el yihadismo que muchas personas se empeñan en ignorar, debido sobre todo a una mezcla de la incultura creciente en estos tiempos con la idiotez contumaz del partidismo. Así que hoy toca post conjunto, como podría decirse, porque en situaciones como esta no podemos quedarnos callados.
-La inmensa mayoría de los inmigrantes musulmanes que intentan llegar a Europa, especialmente los que vienen de Oriente Medio, lo hacen huyendo precisamente de los fundamentalistas islámicos. Eso significa que el 99% de ellos no son radicales fanáticos, aunque muchos sean conservadores y tradicionalistas con sus costumbres y creencias. No deben pagar justos por pecadores y no se debe meter en el mismo saco a yihadistas y musulmanes. Por tanto, el tema de los inmigrantes debe ser tratado con sentido común.
-El Islam no es una religión de paz, pues tiene un credo proselitista que acepta o incluso fomenta la violencia hacia los infieles (algunas de las 114 suras del Corán contienen aleyas que incitan a la violencia o la justifican), pues es el deber de todo buen musulmán extender su fe por medio de la palabra o de la espada. Pero tampoco es una religión maligna ni odiosa, pues su fundación se produjo en la alta Edad Media (una época en la que era corriente el empleo de la violencia para solventar cualquier conflicto, ya fuera político o religioso) y por tanto es producto de su tiempo. No obstante, el mensaje agresivo original ha sido tamizado por las distintas culturas en las que se ha extendido el Islam (sirios, egipcios, persas, hispanos, indios, etc) hasta llegar a crear una civilización que fue más progresista que el Cristianismo durante la baja Edad Media, con unos pilares fundamentales que son tan protosocialistas como el admirable paleocristianismo.
-Como hemos dicho, el Islam perdió buena parte de su agresividad gracias a las culturas en las que se integró (por tanto, son los propios musulmanes los que dan moderación al Islam cuando el fanatismo no enturbia su entendimiento... por ello, no puede juzgarse colectivamente). Esto permitió que tuviera una edad de oro entre los siglos X-XIII de gran esplendor cultural que, salvo algunos momentos en los que surgían movimientos fundamentalistas (bereberes y turcos principalmente), gozó de bastante tolerancia hacia los "pueblos del libro" (cristianos, judíos y mazdeístas). El problema es que, con el resurgir durante la crisis mundial del siglo XIV de los fundamentalistas (es decir, los que predican la vuelta a los principios fundamentales del Islam), los musulmanes se estancaron mientras que los cristianos occidentales tuvimos un Renacimiento y luego (como reacción a las guerras religiosas de los siglos XVI-XVII que colmaron nuestra paciencia) una Ilustración. Y es precisamente ésto, la ausencia de una Ilustración, lo que ha dejado al Islam anclado en la Edad Media aunque sus seguidores usen móviles, vean la televisión y viajen en automóviles.
-Las crisis siempre son caldo de cultivo para los extremismos. Y el mundo islámico lleva en crisis desde el siglo XIV, con el único momento de esplendor que propició el Imperio Otomano (que, sin embargo, aceptaba y promovía muchas tesis fundamentalistas) que llegó a su fin en 1919 tras dos siglos de creciente decadencia (precisamente los turcos, tan integristas durante mucho tiempo, fueron capaces de reaccionar bajo el liderazgo de Mustafá Kemal y lograron evolucionar con la formación de Turquía). El resto del mundo islámico apenas progresó hasta que los avances de Occidente llegaron hasta ellos. Precisamente, con las sucesivas crisis regionales que han sufrido los musulmanes a lo largo de los siglos XIX y XX, junto a la humillación del colonialismo, ha sido cómo se han ido fraguando los distintos fundamentalismos contemporáneos que han llevado a muchísimos musulmanes a radicalizarse. Azuzados por la vergüenza de su decadencia, su pérdida de la hegemonía frente a los infieles de Occidente que han desarrollado una civilización mejor que la suya, la envidia a no tener lo que tienen los judeocristianos gracias a su progreso científico y filosófico, la indignación por haber sido colonizados y luego usados como peones en la Guerra Fría, y la infamia de sus gobiernos dictatoriales sostenidos por los intereses económicos occidentales (aunque algunos de ellos son teocracias al más puro estilo islamista, como los casos Saudí e Iraní, regímenes ideales desde la perspectiva más integrista), han surgido los actuales fundamentalismos que odian a Occidente con envidia y rencor. Fundamentalismos que han calado hondo en una juventud desesperada por la miseria inherente de su mundo decadente del mismo modo que los extremismos políticos lo hicieron en Europa en los años 30.
-Aunque parte de la miseria que les desespera y enfurece es causada por los intereses económicos (al igual que sucede en todo el mundo, incluidos los países occidentales dónde también hay miseria por esos mismos intereses... por lo que es algo coyuntural a todo el mundo y no sólo a los musulmanes), una buena parte de la misma viene de su estancamiento como civilización. Como señaló una licenciada árabe que vive en EEUU durante un debate en Al-Jazeera con un clérigo musulmán saudí, la ventaja de Occidente para ostentar la hegemonía mundial es que "los occidentales son gente de muchos libros, no como los musulmanes que son gente de un único libro". Y seguidamente, esa mujer habló de cómo la mayor parte de los Premios Nobel de ciencias son judíos cuando no otros occidentales (cristianos o ateos), de cómo todos los manuales técnicos que se emplean son occidentales o japoneses (pero ninguno de un autor musulmán, en referencia a perteneciente a un país islámico), de cómo hombres y mujeres son libres como personas para disfrutar de sus vidas sin que ninguna ley religiosa les imponga nada bajo pena de ser castigados (incluso de no creer en Dios, algo aberrante para un musulmán), etc. Y luego, apostilló que el Islam había renunciado a la ciencia (dónde tenía hegemonía en la Edad Media) por centrar su mensaje sólo en la fe y en la recuperación de las trasnochadas tradiciones.
- Así pues, es un conjunto de circunstancias las que han motivado la aparición de los fundamentalismos islámicos que tanto daño han hecho al mundo (sobre todo, al propio mundo musulmán) y que han auspiciado el desarrollo de monstruos como el Daesh, paradigma de la brutalidad sanguinaria y culminación de los radicalismos religiosos que se han nutrido de la desesperanza y la envidia. Decir que los atentados de París son culpa de la OTAN, EEUU o Israel es tan estúpido como decir que la culpa es del Islam en general y que los musulmanes deben ser exterminados o por lo menos aniquilados como civilización. El Daesh y sus crueles asesinos son el equivalente musulmán al nazismo y al comunismo que surgió en Occidente y azotó (y sigue azotando el segundo) al mundo causando millones de víctimas inocentes. Y el nazismo y el comunismo tuvieron origen en diversas circunstancias complejas que convergieron en un momento dado de la Historia, del mismo modo que ha sucedido en el Islam con el yihadismo (aunque éste tenga una larga trayectoria). Occidente superó mayoritariamente el peligro de los extremismos (aunque aún quedan remanentes de uno y otro signo), su deber es servir de ejemplo para que el mundo musulmán supere la aberración que lo subyuga desde dentro en forma de fundamentalismo y que se ha manifestado desde hace décadas por medio del terrorismo (el arma del cobarde homicida). El Daesh debe ser aniquilado como lo fue la Alemania Nazi, pero del mismo modo no se debe castigar a los musulmanes más allá de la responsabilidad que tuvieron (por ejemplo) los alemanes en su particular infierno.
Francia, Israel, EEUU, Rusia, China, Irán, Marruecos, Cuba, Indonesia o Arabia Saudí tendrán sus intereses sucios y ocultos que perjudiquen a otras partes del mundo. Pero esos intereses no son promovidos por el PUEBLO de ninguna de esas naciones: la gente corriente, que vive para trabajar y disfrutar durante el breve tiempo que existimos en éste mundo, no es culpable de lo que haga un gobierno a espaldas de su pueblo. Por tanto, NADA justifica que se mate a la gente inocente por ningún motivo. El terrorismo nunca es un medio para ningún fin. No importa qué ideales o creencias defienda.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Mousse de chocolate ligera
Bueno, vale, empecemos esta entrada asumiendo la verdad. Ligera, lo que se dice ligera (en plan "me como veinte raciones y sigo teniendo cuerpo de sirena"), ninguna mousse de chocolate lo es. ¿Que esta receta tiene calorías? Evidentemente. Pero me apetece compartirla con vosotros porque es una receta de mi invención que he desarrollado a base de adaptar distintas formas de hacer mousse que conocía, hasta que he encontrado la ideal. Light, lo que se dice light, no es, pero no lleva nata, ni mantequilla, y tan sólo una cucharada y media de azúcar, lo cual, teniendo en cuenta que la nata tiene en torno a 500 calorías por 100 gramos y la mantequilla 750 en la misma cantidad, supone rebajar considerablemente el aporte calórico del postre. Vamos, que aunque no sea para comerlo a diario, te puedes permitir el capricho sin demasiados problemas.
Además, es súper fácil de hacer, está riquísima y es un postre delicioso y elegante. La textura es muy ligera y esponjosa, nada pesada ni empalagosa, con burbujitas. Se hace prácticamente sola y quedas como un as de la cocina, jejeje.
A propósito, esta receta viene al blog por petición popular, ya que TODOS los que la han probado en mi casa me han preguntado cómo la hago. Así que, realmente, me es más cómodo compartirla aquí que dársela a todo el mundo cada vez que me la piden. Espero que probéis a hacerla y la disfrutéis ;-)
Como ya he dicho, dificultad cero. Lo único, que es imprenscindible tener una amasadora (tipo Kenwood o Kitchen Aid) o una batidora con accesorio de varillas, porque sin varillas no hay forma humana de preparar esta mousse.
Ingredientes:
-Una tableta de chocolate negro para postres de 250 gramos.
-Un vaso de leche desnatada.
-Una cucharada y media de azúcar blanco.
-Tres huevos grandes.
Preparación:
-Poner en un cazo a fuego lento el chocolate troceado con la leche y remover sin parar hasta que esté casi derretido. Apagar el fuego y seguir removiendo, dejando que se funda del todo con el calor residual.
-Separar las claras de las yemas, reservar las claras y poner las yemas en el vaso de la batidora con la cucharada de azúcar. Batir a velocidad rápida con las varillas durante al menos cinco minutos, hasta que las yemas blanqueen.
-Mezclar las yemas con el chocolate y remover. Es importante que el chocolate esté tibio, no caliente, ya que un exceso de calor cuajaría las yemas y arruinaría el postre. Reservar la mezcla.
-Limpiar las varillas y el vaso de la batidora y echar dentro las claras con una pizquita de sal. Batir con las varillas a velocidad lenta un minuto y luego aumentar a máxima velocidad. Cuando las claras se pongan blancas, añadir la media cucharada de azúcar que faltaba y seguir batiendo hasta que tengan la misma textura que la espuma de afeitar.
-Volcar las claras montadas sobre la crema de chocolate y mezclar con una espátula o una cuchara grande, lentamente y con movimientos envolventes, hasta que las claras se integren por completo. Meter la mezcla en los recipientes elegidos y dejar cuajar en la nevera un mínimo de dos horas.
Trucos y consejos:
-El tema de remover sin parar el chocolate mientras se derrite es importante porque como lo dejes quieto se puede pegar al fondo, coge sabor a quemado y estropea el postre. Y recordad, siempre a fuego lento.
-¿Qué significa "blanquear"? Sabrás que las yemas han blanqueado cuando hayan triplicado su volúmen y se hayan convertido en una crema espesa de color amarillo clarito. Según el tamaño de las yemas el tiempo puede variar, pero yo no le echaría menos de cinco minutos.
-Que las varillas y el bol estén limpios de restos de yema antes de montar las claras es fundamental, porque las yemas son la parte grasa del huevo, y si las claras tienen aunque sea un poco de grasa, no montarán. No tengáis miedo de poner la sal porque es una pizquita mínima que no se nota, pero potencia el sabor de los demás ingredientes y ayuda a que las claras se monten mejor.
-Con las cantidades de esta receta a mí me salen seis raciones, pero dependerá del tamaño de los recipientes. Yo uso unos vasitos de barro como los que se usan para la cuajada, pero podéis usar lo que tengáis en casa, desde boles pequeños hasta vasos normales.
-Estas mousses se conservan en perfecto estado un par de días en la nevera. No recomiendo dejarlas más tiempo porque aunque sigan estando buenas, se resecan por arriba y además están hechas con huevo crudo, por lo cual, cuanto antes las consumamos mejor. No os preocupéis que no suelen durar mucho ;-)
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Crítica de "La Cumbre Escarlata"
Una de las cosas que echo de menos de mi época pre-mamá, es poder ir al cine cuando me venga en gana. Sí, señor, porque teniendo un bebé en casa, ir al cine no es un plan cualquiera para una tarde cualquiera sino toda una operación militar. Tienes que mirar horarios, pedirle el favor a alguien (generalmente abuelos) que se haga cargo de la criatura, y evidentemente lo de enlazar cine con cenita está descartado, a no ser que el alma caritativa se quede toda la noche al bebé. Y como esos favores no puedes pedirlos todas las semanas por sistema, te obliga a ser muy cuidadoso seleccionando qué películas vas a ver: ya no vale cualquiera que echen y parezca mínimamente interesante; hay que elegir bien.
En nuestro caso, tanto Tindomion como yo adoramos las películas de fantasmas y el ambiente decimonónico, de modo que teníamos bastante claro que queríamos ir a ver La Cumbre Escarlata. De modo que allí nos hemos ido hoy a primera sesión, tras dejar a la niña con su abuela.
¿Y qué me ha parecido? Pues el veredicto es... interesante y entretenida, pero podría haber sido mejor. Como historia de fantasmas, es parecido a lo que ya hemos visto mil veces (mansión grande y tenebrosa, familia con pasado misterioso, chica nueva que se muda y empieza a oír ruidos extraños). Por una parte abusa de ciertos tópicos del género, por otra, incorpora algunos elementos novedosos que me han resultado muy interesantes, y de los que hablaré más detalladamente en los spoilers. Las actuaciones son excelentes (se nota que los protagonistas son actores curtidos que saben lo que se traen entre manos), el vestuario y la ambientación son exquisitos, y la historia desde luego no aburre. Aunque hay algunos sustos en plan *fantasma que sale de repente mientras subimos el volumen y suena aquello de ¡CHAN!*, sobre todo al principio, se agradece que la película no abuse de ese recurso; en muchas ocasiones, es más la intriga y el suspense angustioso lo que te hace retorcerte en la butaca que el susto facilón. De lo que sí abusa demasiado la película (para mi gusto) es del gore; y es que hay algunas escenas (una de ellas, en la primera media hora de película) que resultan francamente desagradables de contemplar, y de hecho juegan en contra de la historia porque le restan credibilidad (también hablaré más detalladamente de esto en los spoilers). Supongo que es la firma inevitable de Guillermo del Toro, que se homenajea a sí mismo y a otras películas del género, en varias ocasiones creo que demasiado.
La recomiendo para una tarde entretenida si os gusta este tipo de películas; os lo vais a pasar bien y no os vais a aburrir. Sin embargo, durante la reflexión post-película es inevitable sentir un poco de rabia, porque la idea es tan buena y los actores lo hacen tan bien, que la verdad, da lástima que una película que podría haber sido una de las grandes obras de terror gótico de los últimos tiempos se quede en el intento por culpa de ciertos fallos de guión que se podrían haber solventado perfectamente sin cambiar el argumento ni la trama.
A continuación, análisis detallado de la película con SPOILERS. Pero del tamaño de Brasil, ¿eh? De esos que la destripan hasta las entrañas. Estáis avisados:
Lo que me ha gustado:
-Las actuaciones son geniales. Tenemos a Tom Hiddleston -el baronet emo-, Jessica Chastain -la loca del coño-, Mia Wasikowska -la no-tan-feminista-en realidad- y Charlie Hunnam -el amigo pagafantas-. Los personajes podrán gustar más o menos, pero los actores los bordan y verlos actuar es un gustazo. Mis favoritos son Hunnam, que se come la pantalla cada vez que aparece, y la Chastain, que da un mal rollo del quince.
-La ambientación decimonónica, el vestuario, y sobre todo la casa embrujada: una mansión con un vestíbulo en el que caen las hojas y la nieve, cuyas paredes lloran sangre, es la quintaesencia del escenario gótico.
-La nota novedosa de que los fantasmas no sean los antagonistas, sino los aliados que tratan de advertir y ayudar a la protagonista, aunque sea a base de sustos. En este caso, se cumple el tópico de que no hay que tenerle miedo a los muertos sino a los vivos.
-Mi personaje favorito, sin lugar a dudas, el doctor Alan McMichael, que me ha enamorado desde el primer fotograma. Y no es que Hiddleston no me guste, que me encanta, pero francamente después de verle interpretar a Loki el papel de Thomas le queda como muy descafeinado. Hunnam, en cambio, crea un doctor McMichael guapo, ingenioso, inteligente y valiente que sin duda es el verdadero héroe de la historia. De hecho, es el único personaje de la película con el que he empatizado, y me he pasado toda la película sufriendo por él. En realidad sólo quería que sobreviviera Alan, el destino de
-El ritmo de la película: no da un respiro, incluso se hace corta, y el misterio y los sustos están muy bien llevados.
Lo que no me acaba de convencer:
-Las actuaciones, como ya he dicho, son magníficas, pero los protagonistas no acaban de convencerme. No me creo a Edith ni a Thomas. Por una parte, Edith es una intelectual liberal y feminista que quiere ser escritor, valora el trabajo duro y desprecia la superficialidad y la vanagloria de los nobles, que sólo piensan en fiestas y poseen tierras que otros trabajan. Vale, genial comienzo; lástima que sólo sea un timo para manipular al espectador y que de entrada le caiga bien el personaje. Lo cierto es que Edith es una veleta sin personalidad ni criterio alguno, porque en cuanto conoce a Thomas se olvida de su desprecio a los baronets, de sus ansias intelectuales y de su pobre amigo el médico, al que manda sin compasión a la friendzone (y eso que es mil veces más guapo y carismático que su rival). En el momento en que Thomas la mira con ojitos, Edith se enamora de él sin apenas conocerlo y ya no existen sus reivindicaciones progresistas ni sus inquietudes intelectuales, sólo existe ÉL, y la feminista liberal muta sin remedio en delicada damisela en apuros. Qué lástima.
-Siguiendo con lo anterior, tenemos a Thomas, aún con menos personalidad y criterio que Edith. Básicamente lo que hay aquí es un pelele sin voluntad que se deja manipular emocional y sexualmente por su propia hermana para ser cómplice de todo tipo de perversidades tales como incesto, matricidio, infanticidio y asesinato en serie. ¿Por qué, sin realmente el tipo no es malo? Pues porque la loca de
-El tema de la maquinita saca-arcilla me parece un poco traído por los pelos. ¿De verdad hacen falta cuatro esposas ricas diferentes para poder financiarla?
-No es que tenga nada en contra de los homenajes a las películas, pero, ¿TANTOS? Hay por lo menos tres referencias clarísimas a El Final de la Escalera (la pelota roja, la mecedora y la bañera), la mansión recuerda mucho a The Haunting, y el asesinato del padre es calcadito a la muerte por botellazos de El Laberinto del Fauno.
-Las "sorpresas" de la película se ven venir a kilómetros a pocas películas de este estilo que hayas visto. Yo, al menos, adiviné desde el principio que Thomas y Lucille le daban al incesto (tampoco es una sorpresa tan grande hoy en día, vista la cantidad de obras que emplean últimamente este recurso), que Thomas era viudo y que el té estaba envenenado.
Lo que NO me ha gustado:
-El GRAN misterio que el detective de Edith descubre sobre los hermanos Sharpe no tiene mucho sentido. Si en realidad Thomas ya está casado, ¿dónde está su esposa? Si resulta que ya es viudo, ¿por qué no se entera de que es viudo? ¿Y por qué los empleados de la finca no parecen distinguir a Edith de las anteriores esposas de Thomas?
-Si el fantasma de la madre de Edith puede ver el futuro, ¿por qué en vez de decirle "cuidado con la cumbre escarlata", no le dice "cuidado con Thomas Sharpe" o "cuidado con Lucille Sharpe"? Puestos a avisar, que avise bien, ¿no? Si hubiera sido mi hija, yo incluso le habría dicho "cásate con Alan, coño, no seas idiota".
-La sanación milagrosa de Edith después de que Lucille la tire por el hueco de la escalera. Un golpe bestial y un crujido estremecedor, parece que se haya roto la espalda o las piernas, se queda inconsciente... y al cabo de unas pocas horas es capaz de andar, correr, subir escaleras, luchar e incluso ayudar a caminar a su amigo herido. En fin, debe ser cosa del ambiente o algo, porque Lucille al final de la película debería tener todos los dedos cortados (o al menos inutilizados) y aún así también es perfectamente capaz de esgrimir un hacha a dos manos.
-El asesinato del padre es TAN absurdo que no sé ni por dónde empezar. Es uno de los mayores fallos de la película. Para empezar, ¿por qué el señor Cushing se afeita en el club? ¿Que no tiene cuarto de baño en su casa? ¿Qué hacía, ir en pantuflas y pijama desde su casa? ¿Por qué leches no hace lo que todos los caballeros del siglo XIX, asearse y vestirse en su casa e ir al club como un pincel? Y, por cierto, no sé yo si eso es de verdad un club de caballeros o una pensión del barrio chino, porque la verdad, vaya mierda de baños; me parece que el de la primera Saw era más bonito y estaba más limpio.
Luego tenemos a Lucille Sharpe, que debe tener poderes mágicos o algo así, porque si no, que alguien me explique cómo es capaz de:
a) Adivinar las costumbres mañaneras de Cushing (por telepatía, supongo).
b) Caminar vestida de hombre (!) por la calle sin llamar la atención y sin que nadie la vea.
c) Entrar en un club de caballeros, que es PRIVADO y por lo tanto tiene PORTERO, sin que se dé cuenta NADIE, atraversarlo y entrar en los baños, sin que tampoco se dé cuenta NADIE.
d) Asesinar a Cushing a base de golpearlo repetidas veces contra el lavabo hasta que se carga el lavabo y (literalmente) le revienta la cara al pobre hombre sin que éste grite ni nadie oiga nada.
e) Conseguir que nadie, salvo Alan, sospeche de que la muerte no ha sido accidental. No es que la Policía sea incapaz de descubrir al asesino, ES QUE NI SIQUIERA INVESTIGA. Claro, se ve que el pobre Cushing resbaló en el agua y se dio en la cabeza, digamos, ocho veces, con la fuerza necesaria para, digamos, romper un lavabo macizo con el cráneo. No sé vosotros, pero a mí me viene a la cabeza el chiste ése del tipo declarando ante el juez que dice "Señoría, fue un accidente, mi mujer estaba cortando filetes en la cocina, resbaló y se clavó el cuchillo en el pecho, y así catorce veces". ¿Quién era el policía del barrio, Clancy Biggun?
Aquí Guillermo del Toro sacrifica por completo la credibilidad en aras del efectismo, porque sí, el asesinato es tan gore que impresiona, pero precisamente por ello no hay por dónde cogerlo. Si Lucille es una asesina consumada y una envenenadora experta, ¿no hubiera sido más lógico que buscarse un modo más discreto de matar a Cushing?
-El momento *animadora en bikini que baja al sótano buscando al asesino* lo protagoniza Alan, en dos momentos de doble vergüenza ajena. En primer lugar, sospechando que los hermanos Sharpe mataron a Cushing y que Edith está en peligro, en lugar de hablar con la Policía y traer un destacamento de agentes consigo para rescatarla, se va SOLO a la mansión y encima le suelta a los hermanos una diatriba en plan "lo sé todo, vosotros matásteis a vuestra madre y a todas las anteriores señoras