Llegamos al final de temporada. Una temporada que podría hacer terminado en el capítulo anterior -y la serie con ella- porque dracarys, pero como ya sabemos, la princesa Rhaenys es el fondo es la versión ponienti del Joker y le hace mucha ilusión que todo el reino se enzarce en una guerra civil y ver cómo corre la sangre. Veamos a continuación cuán cerca están sus designios de hacerse realidad.
Rhaenys llega a Rocadragón para avisar a Rhaenyra y a Daemon de que Viserys ha muerto y que Aegon el Mayor ha sido coronado delante de todo el pueblo. Cuando Daemon le pregunta por qué no la han matado, ella responde que se escapó con Meleys. A pesar de que en la escena Rhaenys no detalla de qué modo consiguió escapar, se ve que Daemon ha visto el noveno episodio, porque le espeta que tuvo la oportunidad de quemar a los Verdes y no lo hizo. ¿La respuesta de Rhaenys? "Esto desencadenará una guerra civil, pero no seré yo quien la inicie".
¿¿What the fuck, Rhaneys?? Matando a todos los Verdes no habrías iniciado la guerra, la habrías EVITADO antes de que EMPEZARA. ¿Qué pretende Rhaenys entonces, que sean los Verdes los que ataquen primero? ¿Que cuando muera alguno de los Negros ya si eso empezamos las batallas? Por el amor de los Siete y de R'hllor, semejante ingenuidad no sólo es totalmente impropia de un mundo grimdark como el de Canción de Hielo y Fuego; ni Eddard Stark hubiese sido tan lelo.
"Sí, va a haber una guerra civil, y no, no he querido evitarla porque quiero ver arder el mundo"
A todo esto Rhaenyra se pone de parto a causa del disgusto, y al igual que ocurre en el libro, pierde al bebé (después de rehusar estúpidamente la ayuda de todas sus matronas, esto último de la cosecha de la serie). Aunque no tiene mayor importancia, porque la criatura está muerta de todas maneras, la serie nos ofrece un bebé varón completamente normal aunque prematuro, mientras que en el libro, de un modo mucho más escabroso, nace muerta una niña deforme con una cola llena de escamas y un agujero en el pecho donde debiera haber estado el corazón, a la que Rhaenyra llama Visenya.
Durante el funeral del bebé Targaryen sin nombre que debería haber sido Visenya, llega ser Erryk portando la corona del difunto rey Viserys, y Daemon corona a su esposa allí mismo (sí, en medio del funeral, con dos cojones). En esto la serie difiere del libro, puesto que en Fuego y Sangre ser Erryk ya se encontraba en Rocadragón con Rhaenyra, razón por la cual el guardia real que se fugó con la corona de Viserys para llevársela a Rhaenyra fue ser Steffon Darklyn. Curiosamente, la única que no se inclina ante la reina en su coronación es Rhaenys, que en el libro es incondicional aliada de Rhaenyra y forma parte del Consejo Negro desde el principio.
Acto seguido, Daemon preside un consejo de guerra en el que se van perfilando los aliados de cada bando: los Stark y los Arryn junto a Rhaenyra, los Tyrell (de quienes los Hightower son vasallos) y los Lannister con los Verdes (los Stark y los Lannister están condenados a enfrentarse sin importar cuál sea la serie, jeje). Es dudosa la lealtad de los Tully y de los Baratheon. En estos momentos Dorne aún es un reino independiente, va a su bola y se la suda bastante qué Targaryen se siente en el Trono de Hierro, de modo que con ellos no contamos. Entonces viene un barco con el emblema de un dragón verde (WTF??? Ese emblema no lo usaron NUNCA los Verdes) y desembarca en Rocadragón... Otto Hightower.
Emblemas de Rhaenyra y Aegon durante la Danza de Dragones. El único Dragón Verde conocido es una posada hobbit en Delagua
A ver, joder, ¿¿en serio?? ¿¿Los Verdes no tienen a nadie mejor que mandar que al padre de la reina viuda y Mano del Rey?? Alguien que, naturalmente, en una historia mínimamente coherente se habría convertido de inmediato o en rehén o en cadáver. Rhaenyra acude a escuchar el mensaje montada en Syrax, a pesar de estar recién parida (el libro es más realista en esto, puesto que en el consejo de guerra Rhaenyra manifiesta que el parto la va a imposibilitar para volar durante algún tiempo). Y, por supuesto, como en esta serie han convertido a todos los Negros excepto Daemon en ingenuos clones de Eddard Stark, a Rhaenyra se le cae una tierna lágrima por la mejilla y lo deja marchar. Por supuesto, como las mujeres son seres de luz, ella lo que quiere es evitar la guerra a toda costa y buscar la paz incluso si eso implica renunciar a la corona y por supuesto nada de hacer pelear a los dragones entre ellos no sea que se vaya a quemar un árbol o que a un plebeyo se le vaya a romper una uña. Pero ya está aquí el poder el heteropatriarcado en forma de su esposo Daemon, agarrándola del cuello y obligándola a ir a la guerra sí o sí. ¡Malditos hombres!
No hace falta decir que todo esto me provoca una profunda vergüenza ajena. Odio lo que están haciendo con le personaje de Rhaenyra. En el libro, quien viaja a Rocadragón con la oferta de paz no es Otto Hightower, obviamente, sino el gran maestre Orwyle, y la respuesta de Rhaenyra es "decidle a mi hermano que tendré mi trono, o si no, tendré su cabeza". Respuesta que da por ella misma, sin ningún Daemon cogiéndola del cuello, porque en el libro Rhaenyra no es ningún ser de luz sino un personaje gris, como tantos personajes grises que George R.R. Martin ha creado, con sus virtudes y con sus defecto; una mujer rencorosa, orgullosa e irascible que no tolera que nadie le arrebate lo que ella cree que le pertenece.
"Aunque seas un ser de luz que sólo quiere la paz, vas a ir a la guerra por mis santos huevos, Rahenyra, porque soy muy patriarcal y muy heteronormativo. ¡Viva el mal, viva en capital!"
Tras el regreso de Black!Corlys, que jura lealtad a Rhaenyra en nombre de la Casa Velaryon (por supuesto todo ello gracias a Rhaenys, qué sería del mundo sin las mujeres), Rhaenyra envía a sus dos hijos mayores como mensajeros a tres de las grandes Casas de Poniente: Jacaerys al valle de Arryn y luego al Norte; Lucerys a Bastión de Tormentas.
El final de esta temporada llega con el viaje de Lucerys, en lo que resulta ser la mejor parte de este capítulo, quizás por ser la única que transcurre 100% fiel al libro: ser Boros rechaza la oferta de los Negros porque Aemond se ha adelantado y le ha ofrecido casarse con una de sus hijas a cambio de su apoyo, mientras que Lucerys no puede igualar esa oferta al estar comprometido con lady Rhaena. Aemond lo amenaza diciéndole que o se saca un ojo o se lo arrancará él mismo, pero ser Boros (que será analfabeto, pero no tonto) interviene diciendo que Lucerys ha acudido como emisario y que no se derramará la sangre de nadie bajo su techo. Eso sí, se lava las manos sobre lo que pueda ocurrir fuera de él. Y fuera del castillo, haciendo honor al nombre de Bastión, hay una gran tormenta.
Y aquí, en el tramo final, ya vuelven a diferir la serie y el libro, porque aunque el resultado es el mismo, las motivaciones son muy distintas. En la serie vemos a Aemond perseguir a su sobrino montado en Vaghar sin ánimo real de hacerle ningún daño, solamente por asustarlo, hasta que ambos dragones pierden el control: Arrax, asustado, arroja una bocanada de fuegodragón a Vaghar, que se cabrea lo indecible y se zampa de un bocado al dragoncito y a su jinete a pesar de los gritos de Aemond ordenándole que no lo haga. En cambio, en Fuego y Sangre en ningún momento se deja entrever que las intenciones de Aemond fueran tan inocentes: odia a su sobrino desde que éste lo dejó tuerto, lo persigue con intención de matarlo y efectivamente lo consigue.
No hay color, a mí me da mucho más miedo cabrear a Daenerys
La última escena de esta temporada es la cara de Rhaenyra al enterarse de la muerte de Lucerys, que de una forma MUY evidente los showrunners han intentado que sea una descarada copia de la expresión de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos después de que Cersei ejecute a Missandei, pero por desgracia Emma D'Arcy no es Emilia Clarke y ni por asomo tiene la misma expresividad, ni la misma capacidad interpretativa, así que el cierre del capítulo queda un poco descafeinado para mi gusto, lo cual resume bastante bien mi sentir acerca de toda esta serie en general.
Próximamente, un post con mis impresiones. Me despido hasta la próxima temporada, en la que nos espera mucha más sangre... y también queso.
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