sábado, 15 de octubre de 2022

Crítica de "La Casa del Dragón": octavo capítulo, primera temporada

Por fin puedo traer la reseña del octavo capítulo. Bastante tarde, lo cual lamento mucho, pero realmente me está causando problemas el hecho de que esta serie se estrene los domingos de madrugada, porque el trabajo durante la semana me deja MUY POCO TIEMPO para ver series o hacer cualquier otra cosa que no sea currar en el despacho. Ojalá se estrenase los viernes; en tal caso, podría tener casi siempre listas las reseñas al día siguiente en vez de tener que esperar a mitad de semana, o lo que es peor, al fin de semana como en este caso.

En fin, vamos al lío. El octavo capítulo de la serie se va a dedicar por entero a un episodio que, en el libro Fuego y Sangre, se limita a menos de los páginas: la cuestión sucesoria de Marcaderiva y la cena de reconciliación organizada por Viserys. Me da una mezcla de pena y grima cada vez que veo a Viserys aparecer en pantalla; se supone que el rey pasó sus últimos años enfermo, con grades dolores torácicos, debilitado y con un sobrepeso que le hacía todavía mas difícil y doloroso moverse; no se convirtió en un zombie esquelético al que le faltaba media cara. Creo que se han pasado tres pueblos con el maquillaje; en Juego de Tronos se vieron caminantes blancos con mejor aspecto.


Ya no sé si es el Rey de los Siete Reinos o el Rey de la Noche...


Empezamos con un cambio respecto al libro: lord Corlys ha sido gravemente herido en una batalla contra piratas, la herida se le ha infectado y Rhaenys y uno de los hermanos de Corlys (seguimos sin saber cuál de los dos) discuten sobre quién debe ser el heredero de Marcarderiva; Rhaenys apuesta por Lucerys, pero el hermano Velaryon se niega porque dice que en tal caso su linaje desaparecerá y Marcaderiva acabará en manos de un Strong. En Fuego y Sangre, lord Corlys cae enfermo por unas fiebres sin piratas de por medio, y es Rhaenyra, no Rhaenys, la que le urge a que nombre heredero a Lucerys. Los indignados por la idea son los numerosos sobrinos de lord Colrys, entre ellos Vaemond Velaryon, porque a estas alturas de la historia todos los hermanos de la Serpiente Marina están ya muertos. Sea como sea, me desconcierta bastante la ciega lealtad de Rhaenys por Rhaenyra, teniendo en cuenta que en el anterior capítulo la dejamos llorando a gritos por creer a Laenor muerto debido a las intrigas de Rhaenyra y Daemon. ¿Por qué muestra esta mujer tanta lealtad por la mujer que cree que le arrebató a su hijo?


Mientras, en Rocadragón, Rhaenyra y Daemon parecen preguntarse lo mismo. A juzgar por la carta de Baela, la serie ha convertido a Vaemond Velaryon en el hermano de Corlys, cuando en realidad es su sobrino. No entiendo muy bien el motivo de este cambio. Tanto por el aspecto de Baela como por el de Jacaerys, vemos que la serie ha hecho un nuevo salto temporal, de unos cinco años a juzgar por el aspecto del pequeño Joffrey. A causa de las disputas por la herencia de Marcaderiva, la princesa y su esposo deciden regresar a Rocadragón, donde los recibe la reina Alicent vestida con uno de sus sempiternos trajes verdes. Se entiende el motivo de que los partidarios de Alicent se llamen los Verdes, pero seguimos sin tener el menor motivo para que los de Rhaenyra se llamen los Negros, porque el único momento en que recuerdo haberla visto vestir de ese color fue en el funeral de Laena. En todo caso, sus partidarios deberían llamarse los Rojos. ¡Y por fin conocemos a uno de los famosos gemelos Cargyll! Aunque no tiene mucho sentido que se trate de ser Erryk, puesto que Erryk era el Escudo Juramentado de la princesa Rhaenyra. Era Arryk quien estaba a las órdenes de Alicent, y no le veo sentido alguno a meter a los dos hermanos en el mismo bando.


En la Fortaleza Roja, Rhaenyra le presenta a su padre, que yace moribundo en la cama, a sus dos hijos, Aegon y Viserys, el primero un crío pequeño y el segundo un bebé. Esto me desconcierta, deberían ser más mayores: o la serie va a hacer otro salto temporal, o van a cambiar la historia de los hermanos. Mientras tanto, a la reina Alicent le llega el papelón de tener que sobornar y consolar a una criada de su hijo Aegon al que éste ha violado por diversión; entiendo que el único sentido de esta escena es mostrar a Aegon como el Targaryen más patético jamás nacido, a la altura de Viserys el hermano de Daenerys o de Aerion Llamabrillante: violador, inmaduro, inconsciente, caprichoso y cruel. Una mierda de ser humano, vamos. Que yo recuerde, el Aegon de los libros no era tan inútil. Era lujurioso y borracho, sí, pero no iba por ahí violando a las criadas.
Supongo que el incidente de la violación sirve también para recalcar la hipocresía de Alicent, que va de beata y lo llena todo de estatuas religiosas para luego encubrir los crímenes de su hijo. Sorprendente que la primera vez que se acuerdan de los Siete en toda la temporada sea para pintar a las personas religiosas como unos hipócritas de cuidado, no sé por qué no me sorprende.


A Baelor el Santo le gusta esto


En el patio de armas, los nobles de Poniente siguen con la poco saludable y poco realista costumbre de entrenar en el patio con armas de combate real, sin usar las de entrenamiento. Precioso el momento en que el mangual de ser Criston rompe en pedazos el escudo del príncipe Aemond; ya me imagino la cara de Alicent (el pobre Viserys ni se enteraría ya) si su hijo mediano hubiera bajado el escudo por alguna razón y ser Criston Cole lo hubiera dejado sin cabeza. Bueno, con el rollo de la impunidad absoluta en los asesinatos de nobles que lleva arrastrando esta serie, lo mismo va y ni se inmuta.
Pero cuando Aemond está a punto de invitar a sus sobrinitos a "entrenar" (y una mierda entrenar, eso es combate real con armas letales y encima sin protecciones ni nada, de verdad que no sé en qué coño están pensando los guionistas de esta serie), ¡atención todos! Llega Vaemond Velaryon. Y a todos los que nos hemos leído Fuego y Sangre nos viene a la cabeza esta canción:



Vaemond pide apoyo a la reina Alicent y al Consejo para que lo nombren Señor de las Mareas, afirmando que un niño no puede ser el almirante de una flota (en la serie dan a entender que ser el heredero de la Casa Velaryon te convierte por cojones en Lord Almirante y no es así; los Velaryon solían ostentar el cargo porque por lo general eran buenos navegantes y por su tradicional alianza con los Targaryen, pero lo cierto es que el cargo era potestad de la Corona y ésta podía otorgárselo a quien le diera la gana, con lo cual perfectamente habría podido darse el caso de que Lucerys fuera el heredero de Marcaderiva y Vaemond el Lord Almirante). Mientras tanto, Rhaenyra ofrece a Rhaenys la alternativa de casar a Baela con Jacaerys y a Rhaena con Lucerys para que la primera sea reina y la segunda transmita la sangre Velaryon a sus descendientes, con lo cual está admitiendo de facto la ilegitimidad de sus hijos.
Esa noche, Rhaenyra pasa por un momento muy doloroso que todos los hijos cuyos padres llegan a ancianos tienen que afrontar tarde o temprano: la certeza de que tu padre se ha convertido en alguien más débil que tú, que ya no puede protegerte, que tú debes ser el fuerte ahora. Sin embargo, aquí hay algo que no cuadra: si a Rhaenyra le parece una losa tan pesada ser la heredera al trono, si es consciente de que su nombramiento ha dividido al reino y no quiere una guerra civil, ¿por qué no renuncia sin más a su título en favor de alguno de sus hermanos, o de su esposo Daemon? Nadie la obliga a seguir manteniendo la carga si es tan pesada de llevar. Lo gracioso es que, además, antes nos han mostrado a Aegon lloriqueando porque tampoco quiere ser rey. A ver si la guerra civil al final va a consistir en los dos pasándose la corona el uno al otro porque ninguno la quiere XD

Al día siguiente, en una audiencia en el Salón del Trono, Vaemond Velaryon y Rhaenyra hablando en nombre de su hijo Lucerys se postulan por la herencia de Marcaderiva. Obviamente la Mano del Rey va a fallar a favor de Vaemond, pero en ese momento entra el rey Viserys, renqueante pero majestuoso, y le pide a la princesa Rhaenys que dirima la cuestión expresando los deseos de su señor esposo, a lo que Rhaenys, al parecer satisfecha con la propuesta de Rhaenyra, confirma a Lucerys como heredero y anuncia el matrimonio de él y de Jace con Baela y Rhaena. Aquí es cuando Vaemond, en lugar de callarse, hace algo increíblemente estúpido: delante de toda la Corte, delante del propio rey Viserys, llama bastardos a los hijos de Rhaenyra. Tío, el rey había dicho explícitamente que le cortaría la lengua a cualquier que hiciera eso, ¿tú estás tonto o qué te pasa? ¿Sabes lo que es el juego de tronos, o jamás pasaste del parchís? Ned Stark es una maestro de las intrigas comparado contigo, chaval. El rey ordena que le corten la lengua, pero Daemon decide que la lengua se la puede quedar y a cambio le rebana media cabeza. Ahí en medio de la Corte, con dos cojones. De verdad, ¿tanto les cuesta en esta serie prender a los acusados, llevarlos a una celda y que los decapite el Justicia del Rey? Debe ser el cargo más codiciado de toda la corte el de Justicia del Rey: se lleva el sueldo pero el trabajo se lo hacen otros.
Es cierto que en Fuego y Sangre Vaemond es decapitado sin juicio por atreverse a afirmar que Lucerys es un bastardo, pero tal cosa no ocurre en la Corte de Desembarco del Rey, sino en Rocadragón, y la iniciativa no parte de Daemon, sino de la propia Rhaenyra, que al enterarse de las acusaciones de Vaemond envía a su esposo a prenderlo, lo hace decapitar en Rocadragón y luego arroja su cuerpo a Syrax, su dragón, para que se alimente de él. No entiendo el empeño de la serie en blanquear así a Rhaenyra, que a estas alturas está obsesionada con conseguir el trono de hierro y reinar, en vez de pintarla como una heredera dubitativa cuyo título es una pesada carga, incapaz de matar una mosca, y pasarle todo el peso de sus acciones moralmente cuestionables a Daemon.


La escena del embalsamamiento de Vameond, que tendría que haber sido macabra, me ha dado risa por haberme recordado a esto


Por último, se celebra la muy famosa cena -en el libro- en la que Rhaenyra y Alicent se visten cada una con el color de la otra y se reconcilian hipócritamente ante el rey Viserys. En la serie no ocurre así: cada una viste con su propio color -o más bien, Alicent viste de su color, porque aunque Rhaenyra va de negro en ningún momento se ha identificado ese color como el de su bando político-, y lo más curioso es que su reconciliación parece genuina y sincera; son los hijos los que se empeñan en pelearse los unos con los otros, sobre todo Aemond, que hace un juego de palabras al insultar a sus sobrinos fingiendo halagarlos al llamarlos "fuertes" (strong).
Y, tras un breve vistazo a Mysaria (me pregunto para qué puñetas sigue espiando esta señora la Fortaleza Roja, si se supone que solo se reincorporaría a la historia a petición de Daemon con la Danza de Dragones ya iniciada), descubrimos la clave de todo: resulta que Alicent había aceptado de buena gana a Rhaenyra como futura reina, pero claro, es que Viserys se pone a delirar sobre la Canción de Hielo y Fuego confundiéndola con Rhaenyra, habla del príncipe que fue prometido y de Aegon el Conquistador, y de todo eso Alicent saca en claro que Viserys ha cambiado de opinión y que ahora quiere que Aegon sea su sucesor. VAMOSNOMEJODAS.
Una de las cosas que más me gusta del mundo de Hielo y Fuego son los mil matices de sus personajes: ninguno es completamente bueno ni completamente malo, todos están pintados en distintas escalas de gris (salvo unos cuantos negros muy negros), y todos tienen sus razones para obrar como lo hacen. Eso es algo que la serie Juego de Tronos dejó entrever muy bien, y fue una de las razones de que tuviera tanto éxito. Cuando a George R.R. Martin le preguntaron cómo podía construir tan buenos personajes femeninos, la respuesta del escritor fue que el truco era escribir a las mujeres como personas. No arquetipos, sino personas de carne y hueso, con sus luces y sus sombras.
Aquí no. Aquí se están empeñando en blanquear a Rhaenyra y a Alicent haciendo a la primera una heredera casi por obligación que sólo mira por el bien de sus hijos y a Alicent como víctima de una lamentable confusión. Son seres de luz, no personas; aquí la culpa de la Danza de Dragones la van a tener sólo los hombres: los jóvenes por beligerantes, Daemon por matar a todo lo que se mueve, Otto Hightower por ambicioso y Viserys por causan confusión. Mirad, esto no es lo que yo quería ver, amigos. Yo quería ver a una Rhaneyra gorda (que los Siete nos libren de tener una protagonista gorda; puede haber toda la sangre, sexo y crueldad del mundo, pero con todos los PJ bien delgados), resentida, irascible y dispuesta a todo por reclamar sus derechos, arrojándole a su dragón los cadáveres de sus enmigos. Yo quería ver a una Alicent hipócrita, ambiciosa, dispuesto a todo por ver ascender a sus hijos, intrigando contra Rhaenyra mientras oculta el veneno de sus conspiraciones tras una sonrisa cortés, una Cersei con dulzura de Margaery. Pero me da la sensación de que si quiero eso tendré que conformarme con releer Fuego y Sangre.

2 comentarios:

Malena dijo...

Como soy Niña de Verano, me encantó este episodio, aunque sigo sintiendo la serie un poco lenta. Aquí agarró vuelo cuando apareció Viserys en el consejo. Me encantó su aparición, su look de Fantasma de la Opera. Increíble lo que un buen actor puede hacer con un personaje, pero claro si no se parece al del libro entonces los conocedores se deben sentir estafados.
Tal como notaste la fea aparición de la agenda anti-religion, el que Rhaenyra y aEgon no quieran la corona es parte de la agenda antimonárquica. En las series se enfatiza que solo los malos quieren ser reyes. En cambio, los buenos ( Léase rey Jorge VI, o el joven Enrique II de Francia en The Serpent Queen) solo aceptan el cargo por obligación y sentido del deber. Incluso en la vida real que me he leído no sé cuántos artículos que nos cuentan que los Príncipes de Gales no quieren reinar.
En toda esta preocupación de servir agendas contradictorias ya no saben cómo representar a las mujeres. O deben ser corderitos víctimas o ser empujadas al Lado Oscuro por las reglas patriarcales. El resultado es falta de coherencia y personajes ininteligibles. Para colmo de males, con el caso de The Serpent Queen, nos han salido los críticos que lanzan hurras por una protagonista mala (aunque víctima del patriarcado) porque ya es hora de que tengamos el valor de representar, admirar e incluso imitar a féminas perversas. Oye, pero si lo inventó hace un siglo la novela Negra con la femme fatale. En HBO no se ha llegado a ese punto y siguen creyendo que humanizar a Alicent y u hijastra es evitar la misoginia.
Rhaenyra es gorda en el libro? Qué bueno que no lo incluyeron. No solo porque iría en contra de la estética establecida sino porque las gordas en cine y televisión solo sirven de relleno cómico. Siempre son grotescas, torpes, no se las toma en serio. La ultima vez que se tuvo una rellena (y como se ensañaron con ella) que se atreviese a ser sexy) fue con Delta Burke y de eso hace casi medio siglo.

Alejandro Malkami dijo...

¡Viva! ¡Ya está aquí la reseña! Te entiendo, yo también preferiría que se estrenase los viernes.

Me desagrada también lo que han hecho. En Fuego y Sangre teníamos la lucha de dos mujeres ambiciosas para sobresalir sobre la otra. En la serie lo que hemos tenido es a una Alycent ingenua y beata que se rebela contra su amiga, una Rhaenyra insoportable, cuando esta le miente. Todo para que al final se reconcilien, suenan muy honestas, y que lo que parece que vaya a desencadenar la Danza de Dragones sea que Alycent malinterpreta lo que dice Viserys en las últimas. Te juro que no me lo podía creer cuando lo vi. ¿Que el motivo de la guerra va a ser este? Me hace acordarme como antes de la serie leí una entrevista donde las directoras hablaban de que querían hacer una serie de "mujeres poderosas". Pues si eso es lo que querían deberían haberse ceñido más al libro.