domingo, 2 de diciembre de 2012

Ecos del pasado: el Romance de la Loba Parda


Hoy quisiera compartir con vosotros algo muy especial para mí. Me da la sensación, de un tiempo a esta parte, de que estamos perdiendo en España un bien cultural muy valioso al que demasiado a menudo no damos el valor que se merece: las rimas y canciones populares, esas que son anónimas y se van cantando de generación en generación. Seguro que muchos de vosotros habéis cantando alguna siendo niños ("el corro de la patata" o "el patio de mi casa", sin ir más lejos; ¿quién no la ha cantado jugando al corro?). Pero también hay muchas más, otras que se van perdiendo poco a poco. Y es una lástima, porque forman parte de la herencia cultural de nuestros ancestros, nos muestran cómo era la vida en tiempos antiguos, cuando el humo y los carromatos campaban a sus anchas por las ciudades y los pastores, arrieros y granjeros andaban a la buena de Dios por los campos de Aragón y de Castilla. Había gente que vivía y moría sin alejarse nunca de la aldea en la que nació, para la que nombres como Valencia, Sevilla, Madrid o Barcelona eran nombres tan exóticos y extraños como para nosotros podrían ser Jerusalén, Moscú, Pekín o Sidney. También había españoles semi nómadas, que cruzaban medio país cada año en las rutas trashumantes, para los que cada año era una aventura y que sólo tenían un cayado para defenderse a ellos mismos y a sus rebaños cuando mordía el frío del invierno y bajaban del monte los lobos.

De este mundo desaparecido, que todos deberíamos conservar en el corazón, hablan cientos de canciones, romances, coplas, y rimas populares varias. No sabemos quién las inventó, varían a veces según quien las diga, pero pasan de boca en boca, de generación en generación, y siempre deberíamos seguir transmitiéndolas, porque cuando los hombres las olviden se anquilosarán en una hoja de papel o se perderán entre las nieblas del tiempo, y empezarán a morir.
El poema que quiero compartir en mi blog es el llamado "romance de la loba parda". Según he podido averiguar investigando sobre el tema, se trata de un romance anónimo, originario de Extremadura, que los pastores trashumantes extendieron por Castilla y León, llegando a ser conocido incluso en Aragón. Algunas fuentes lo datan del siglo XV. Es especial para mí porque mi abuelo me lo recitaba por las noches, cuando me quedaba a dormir en su casa, junto con otras canciones pastoriles extremeñas y salmantinas. Él nació en un diminuto y hoy casi abandonado pueblo de la provincia de Salamanca, Alberguería del Campo (hoy se llama Alberguería de Herguijuela), y también fue pastor en su niñez, antes de irse a luchar a la Guerra Civil con poco más de dieciséis años, de modo que conocía muy bien la dureza de esa vida y el temor que todos los lugareños sentían hacia los lobos. Gran parte de esa sabiduría oral me la transmitió a mí en esas noches de mi niñez, cuando mi abuela se tenía que ir a dormir al antiguo cuarto de mi tía porque yo quería quedarme en la cama grande con mi abuelo, y dormirme escuchando sus cuentos. Aún puedo oír su voz, cantándome una canción triste, que me llenaba la cabeza de nostalgia, de preguntas y de historias: "Ya se van los pastores a las Extremadura, ya se van los pastores a la Extremadura. Todas las zagalas se quedan llorando, todas las zagalas se quedan llorando".
Comparto aquí la versión que yo conozco, que mi abuelo me contaba, del Romance de la Loba Parda, que para mí más que un romance es hoy una elegía porque me recuerda a él tan vivamente como si volviese a estar a mi lado. Me lo contaba de forma muy divertida, cambiando las voces según aparecían el pastor, los perros o la loba, y acompañando el relato con gestos. Cuando tenga hijos y nietos, tened por seguro que les contaré este romance tal y como mi abuelo me lo contaba a mí. Si os gusta, espero que vosotros también lo transmitáis y así, de padres a hijos y de abuelos a nietos, un trocito de nuestro pasado viva para siempre, como la memoria de nuestros ancestros.

Estando yo en la mi choza
pintando la mi cayada,
vi venir siete lobos
por una oscura cañada.
Venían echando suertes 

quién entrará en la majada;
le tocó a una loba vieja,
patituerta, cana y parda,
que tenía los colmillos
como puntas de navaja.

Dio tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada;
a la cuarta vuelta que dio,
sacó la borrega blanca,
hija de la oveja churra,
nieta de la orejisana,
la que guardaban mis hijos
para el domingo de Pascua.

-¡Aquí, mis siete cachorros,
aquí, perra trujillana,
aquí, perro el de los hierros,
a correr la loba parda!
Si me cobráis la borrega,
cenaréis leche y hogaza;
y si no me la cobráis...
¡cenaréis de mi cayada!

Los perros tras de la loba
las uñas esmigajaban;
siete leguas la corrieron
por unas sierras muy agrias.
Al llegar a un cotorrito
la loba ya va cansada:
-Tomad, perros, la borrega,
sana y buena como estaba.


-No queremos la borrega
de tu boca lobadada,
que queremos tu pellejo
pa' el pastor una zamarra

de la cabeza un zurrón,
para guardar las cucharas;
y de las tripas viyuelas
para que bailen las damas.

7 comentarios:

Malena dijo...

Querida Estelwen,
Concuerdo plenamente en que hay que proteger, conservar y propagar toda muestra de folclore, especialmente la oral. Pero como devota de los licántropos…¡Ay, me dio tanta pena la lobita!

Estelwen Ancálimë dijo...

Esta no era licántropa, era loba lobuna vulgaris. Y se merendaba a los pobres corderitos... ¿a quién no le da pena un pobre corderito blanco? :-P

Malena dijo...

A mi gustan mucho las chuletas de cordero. ¡Pobre lobitaaaa!

Roma Sesgada dijo...

Ya que he descubierto este blog gracias al Certamen Gandalf, me ha dado por pasearme entre las entradas antiguas y he encontrado ésta que me ha emocionado profundamente, porque a mí también me la cantaba mi abuelo cuando era pequeña.

Mi familia paterna es oriunda de un pueblo de Cáceres, en la Sierra de Gata, lindando con Salamanca y Portugal y el recuerdo arraigado de la trashumancia aún permanece en la memoria colectiva, si bien los jóvenes ya no la practican. Lástima.

En fin, amén de ésta también me cantaba el romance del crimen de Malladas (y dirás que eso para una niña no es contenido apropiado, pero eran los romances que se conocía el personal. Eso y las consejas sobre la Santa Compaña).

Nos seguimos leyendo ;)

Estelwen Ancálimë dijo...

¡Hola! ^^

Entiendo que ya no se practique la trashumancia; debe ser muy sacrificado para los pastores pasar tanto tiempo lejos de casa con sus rebaños, y ahora que hay medios para alimentar a los animales de otra manera... pues se entiende, la verdad, por pena que dé ver cómo desaparecen ciertas tradiciones.

Me alegra ver que alguien reconoce el poema, y más aún, que lo ha conocido por tradición oral. Debemos recitárselo a nuestros hijos para que este tipo de poesía popular nunca se pierda :-)

Anónimo dijo...

Pues tenéis razón; estos romances, estas canciones, nos sirven para revivir a nuestros familiares, a todos ellos, que se hacen presentes en nuestro recuerdo y en nuestras lágrimas y sonrisas.
Gracias.

Tiagu dijo...

Ese romance que transcribes es el romance facticio de Menéndez Pidal. No tiene nada de original.