viernes, 23 de diciembre de 2011

Un deseo de Navidad

Me disculparán mis lectores habituales, pero estas Navidades no va a haber postal navideña de Los Simpson, ni Premios Daeva, ni ninguna de esas chorraditas que tradicionalmente suelo postear todos los años por estas fechas. Lo siento, pero no puedo. Este año estoy demasiado triste, no tengo ánimos para hacer nada así. Siento un agujero en el pecho que ni siquiera los recuerdos pueden llenar y que me llena de dolor el corazón.
Y es que estas son las primeras Navidades de mi vida que voy a pasar sin mis abuelos maternos. Como seguro que comprenderéis, habiendo perdido a mi abuela en Marzo y a mi abuelo hace poco más de un mes, mis ganas de celebración son bastante escasas, aunque intento buscar todo el consuelo posible en Cristo, que al fin y al cabo es el homenajeado en estas fiestas y con quien mis abuelos van a celebrarlas, en vivo y en directo. Algo bueno para ellos, pero están demasiado lejos para mí, que les echo tanto de menos.

Sólo me gustaría, a través de este blog, enviar un deseo navideño que, a la manera de un mensaje en una botella, espero que muchos lectores encuentren y cumplan. Leedlo, por favor, os lo pido de corazón. Es esto:

A todos los que aún tenéis abuelos. Tal vez sean viejecitos gruñones o adorables, tal vez sean taciturnos o charlatanes. Tal vez estén bien de salud, o no paren de quejarse de sus achaques, o peor aún, sufran alguna enfermedad como la demencia senil o el Alzheimer, en cuyo caso ya es demasiado tarde. ¿Los véis? Volvedlos a mirar. Aunque ahora parezca imposible, algún día fueron bebés. Bebés regordetes, sonrientes y sonrosados, como los que se ven todos los días por la calle, paseados por sus familiares en el carrito. Algún día, fueron niños que se aburrían en clase, pedían regalos a los Reyes Magos con toda su ilusión, se imaginaban que serían futbolistas, actores, actrices o cantantes famosos de mayores, y esperaban con toda su ilusión la llegada de las vacaciones. Algún día, fueron adolescentes que sintieron una mezcla de orgullo e incertidumbre cuando comenzó a salirles el pecho o la barba. Se sintieron inseguros, perdidos, fuertes y débiles, quisieron divertirse y conocerse a sí mismos, quisieron ser aceptados y quisieron saber qué sabor tendría ese primer beso del que tanto oían hablar. Rieron con sus amigos, lloraron a escondidas y se preguntaron si realmente conocerían alguna vez el amor verdadero Se emocionaron oyendo su canción favorita, guerreraron con sus padres para que les dejaran ir a bailar, se enamoraron y sintieron esas mariposas en el estómago que todos sentimos cuando tu nuevo novio, o novia, te coge por primera vez de la mano. Algún día, estos abuelos fueron un matrimonio joven, llenos de ilusión, alegría y un poco de celos, que se esforzaban día tras día por construir un futuro juntos y se preguntaban con una sonrisita cómo serían sus hijos y de qué color tendrían el pelo. Estos abuelos tuvieron sus hijos, los educaron, los vieron crecer... y de repente un día se miraron al espejo y se dieron cuenta de que el cuerpo les había crecido solo y que su alma, eternamente joven, estaba encerrada en un cuerpo cada vez más viejo. Y sus hijos tuvieron hijos y se convirtieron en abuelos: cada vez más mayores, añorando el pasado y atados por las cadenas de carne del presente, pero con muchos recuerdos e historias que contar.
Vuestros abuelos son personas que os quieren muchísimo, llenas de sabiduría y amor, que os miran cada día y ven reflejados en vosotros lo que ellos una vez fueron. Recuerdan los errores que cometieron en su vida, y desean poderos transmitir su experiencia para que no sufráis como ellos sufrieron al vivirla. Se sienten los únicos testigos de una época que ya no existe y que sólo les tiene a ellos para ser revivida y recordada, y ese sentimiento les pesa en el corazón.

Este es mi deseo, el deseo de Navidad que os pido: escuchadlos. Aunque penséis que es un coñazo, o que se repiten, escuchadlos. Pedidles que os cuenten cómo ven el mundo, cómo eran las cosas en su época, cómo fue su infancia, sus hermanos, sus padres y abuelos, qué les gustaba, cuáles eran sus juguetes, cómo se divertían, en qué pensaban. Pedidles que os hablen de la guerra si la vivieron, de sus viajes, de sus logros laborales, de su primer amor y del día de su boda. De vuestros padres cuando eran niños. De las películas que veían en el cine y de las canciones que bailaban en las verbenas. Pedidles que os transmitan sus recuerdos, dulces y amargos, y que os den consejos sobre la vida. Pedidle a la abuela que os enseñe a cocinar y a tejer y al abuelo que os enseñe a hacer el lazo de la corbata o a pescar o a cultivar verduras en la huerta. Y visitadlos. Todas las semanas, a ser posible. Aunque vivan en la otra punta de la ciduad y haya mala combinación de autobuses, aunque llueva o haga mal tiempo, aunque estéis cansados, aunque creáis que tenéis otra cosa mejor que hacer. Creedme, no la tenéis. Porque el tiempo corre, y nadie sabe cuánto queda y qué beso, qué abrazo o qué palabras van a ser las últimas. Porque un día, espero que aún lejano, recibiréis una llamada que os desgarrará el alma y os hundirá el pecho como un puñetazo, y ese día sabréis que no volveréis a ver a vuestro amado abuelo o a vuestra querida abuela dentro de los confines de este mundo. Y ese día, por mucho que hayáis estado con ellos y mucho que los hayáis amado, las preguntas que jamás les hicisteis os quemarán en los labios y se quedarán, como una semilla espinosa, clavadas en el corazón. Recordaréis todos los momentos en que pudisteis estar con ellos y no lo hicisteis, y os arrepentiréis, y será demasiado tarde.
Estas Navidades, y el resto de vuestra vida y de la suya, dedicadles tiempo, saboread cada segundo que estéis con ellos, y recordad. Recordad, porque seréis su voz y su memoria.

A todos los que tienen la suerte de contar con la familia al completo, y a aquellos que han aprendido a vivir sin dolor con sus pérdidas, Feliz Navidad.




Este vídeo va dedicado a mis abuelos. Me es imposible escuchar esta canción sin pensar en ellos.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Crítica de "Divergente", de Veronica Roth



Lo primero que voy a decir sobre este libro es una sóla palabra: engancha. Me compré el libro hace una semana y me lo leí en menos de tres días, dejándolo con desgana cada vez que tenía que abandonar sus páginas, porque lo cierto es que la historia no da un respiro y TENÍA que saber cómo acababa todo.
Me parece bastante meritorio que haya ocurrido así, y habla muy bien sobre el buen estilo de escritura que tiene Veronica Roth, porque es de los pocos libros que me han enganchado hasta el final sin que sus personajes acaben de convencerme demasiado. Beatrice (alias "Tris"), la protagonista, no es mal personaje desde el punto de vista técnico, pero la verdad es que no acabo de empatizar con ella. Quizás sea porque algunas de sus reacciones y actitudes no me convencieron, o porque no encuentro en ella casi ningún rasgo compatible conmigo, pero el caso es que Tris, sin caerme mal, tampoco va a pasar a la historia como uno de mis personajes favoritos.
El otro personaje importante, Cuatro, me parece demasiado vacío; no parece que la escritora haya podido dotarle realmente de vida por más que lo haya intentado, y la verdad es que a mí me pasó rozando sin alcanzarme, lo vi plano y desdibujado en medio de la historia. Y el supuesto "gran secreto" sobre su pasado lo deduje casi desde el primer momento en que apareció. De hecho, me pareció algo tan evidente que no alcanzo a entender por qué la escritora tarda tanto tiempo en revelarlo. Supongo que su intención era sorprender al lector, pero conmigo no lo consiguió.
Los secundarios me parecen mucho mejores. Al, Will, Christina, Tori y los padres de Tris (en especial su madre, Natalie) son simplemente magníficos. Me da especial pena este punto, porque a lo largo del libro Veronica Roth, avisados estáis, no demuestra tener demasiada compasión con los secundarios.

Mirándolo con perspectiva, creo que lo que más me ha gustado del libro, aparte de su argumento, es un trasfondo. En otras críticas que he leído lo señalan como un punto flojo, pero a mí me ha producido el efecto contrario. Según el libro, la sociedad está dividida en cinco grupos, cada uno de los cuales vive en una zona diferenciada: Verdad, Abnegación, Cordialidad, Erudición y Osadía. Un poco al estilo de las Casas de Hogwarts, cada persona a los 16 años de edad pasa por una simulación virtual, una especie de test de personalidad, para descubrir con qué facción tienen más afinidad, sin bien la elección última de a dónde ir queda en manos de los aspirantes; los sinceros van a Verdad, los pacifistas van a Cordialidad, los desinteresados van a Abnegación, los inteligentes van a Erudición y los valientes van a Osadía. El problema surge cuando alguna persona no saca un resultado concluyente en la simulación, resultando que varios opciones son igual de válidas para ella: estas personas se llaman divergentes, y se consideran un peligro para el orden establecido.
Evidentemente, si uno se para a analizar el sistema con detalle surgen algunas objeciones (al fin y al cabo, todos somos divergentes de una manera u otra, ya que poseer una cualidad no anula ipso facto las demás), pero me parece una forma original y novedosa de organizar una sociedad distópica.

La decepción me la llevé al final, cuando comprobé que este libro no es autoconclusivo. Tiene una continuación, aún por publicar, y probablemente forme parte de una serie o trilogía (¡qué raro!). Eso sí, hay que reconocer que como distopía está bastante bien y en cuanto a la acción es un libro de infarto. Para pasar volando una tarde lluviosa no tiene precio, ya que con este libro se os van a pasar las horas sin daros cuenta, pero siempre teniendo en cuenta que este es un "libro-hamburguesa", un fast food literario para disfrute sencillo. Si lo que se prefiere es una historia profunda y emocionante y/o unos personajes bien elaborados y trabajados, este no es el libro ideal.

Comentarios sobre la trama en SPOILER:

-Mi principal queja: ¿¿los personajes de este libro saben lo que son lso sentimientos?? Porque la frialdad con la que la protagonista ve morir a sus padres ante ella es pasmosa. Y anda que su padre al recibir la noticia de la muerte de la madre... y el hermano a conocer la muerte del padre... se limitan a ponerse pálido y a decir "bueno, ha sido una buena muerte, es lo que él/ella hubiera querido". Perdón por la expresión, pero LOS COJONES. No me creo que nadie que haya perdido a su pareja, a su padre o a su madre reaccione así. Lo normal es desmayarse, llorar, gritar, maldecir al mundo entero, tener un ataque de rabia... pero los personajes ni siquiera derraman una lágrima.

-Gran interrongante: vale, esto es Chicago, pero, ¿qué ha pasado en el resto del mundo? ¿Las otras ciudades están organizadas igual? ¿Todas las Erudiciones se han puesto de acuerdo para revolucionarse a la vez? ¿O es que esos son los úncios supervivientes de un desastre mundial que ha arrasado a toda la humanidad? Y, hablando del tema, ¿por qué el hermano de Tris elige apuntarse a Erudución?

-Y, por supuesto, la madre del cordero, ¿por qué los divergentes son tan peligrosos? ¿De verdad los gobernantes Abnegados son tan malvados como pare verlos como una amenaza a destruir porque no los peuden controlar? ¿O esta visión la tienen sólo los de Erudición? Pero el caso es que los de Erudición no gobiernan... y, además, ¿tanto poder tienen para poder descubrir y matar a cualquier divergente esté en la facción en la que esté?

lunes, 28 de noviembre de 2011

Crítica de "El Angel de la Noche", de Brent Weeks





Hace poco que he terminado de leer la trilogía de "El Ángel de la Noche", compuesta por los libros "El Camino de las Sombras", "Al Filo de las Sombras" y "Más allá de las Sombras". El primer libro me lo leí hace más de un año, pero he preferido esperar a leer la trilogía entera antes de escribir mi crítica.
Ahora que lo he terminado, ¿qué puedo decir de él? Pues que es una trilogía de fantasía adulta bastante entretenida y que recuerda inevitablemente a la ya mítica Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin. Ojo, no quiero decir con ello que sea una copia; ni hablan de lo mismo, ni los personajes son iguales, ni el argumento es el mismo. Pero sí que se trata del mismo estilo de "fantasía épica para adultos con sangre, sexo, muertes e intrigas políticas".
Los libros cuentan la historia de un joven ladronzuelo llamado Azoth que se convierte en el aprendiz de Durzo Blint, un asesino profesional con poderes mágicos (que en ese mundo son llamados Ejecutores). A partir de ahí, nos metemos en una maraña de intrigas políticas, magia, traición y lealtad que, la verdad, tiene la virtud de poseer un ritmo ágil y unos giros de guión ingeniosos que mantienen al lector enganchado a la historia.
Eso sí, Brent Weeks me parece un poco tramposo. Y digo tramposo, porque el primer libro crea unas expectativas que nos hacen pensar que vamos a sumergirnos en una historia mucho más socura, siniestra y sangrienta de lo que acaba siendo en realidad. El primer libro es muy en plan George R.R. Martin, lo lees pensando "aquí ni espadas ni caballeros ni leches, esto va a ser una oda a la escabechina y al juego político sucio, y mejor que no me encariñe demasiado con los personajes porque van a caer como moscas". Y, la verdad, tiene escenas realmente perturbadoras y un argumento muy oscuro. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por esta primer sensación, porque resulta ser un elaborado espejismo: en el segundo libro, aunque aún hay escenas sangrientas (sobre todo en la primera mitad), los supuestos antihéroes amorales van evolucionando a héroes más clásicos, y la fantasía oscura y depravada se va convirtiendo en una historia de espada y brujería en toda regla, lo cual se aprecia mucho más en el tercer libro. Es como si Brent Weeks le hubiese pillado cariño a sus personajes y le diera pena arrastrarlos tanto por el fango. Ojo, esto NO es una crítica negativa ni me parece nada malo; de hecho, los que me han leído más veces hablando de libros saben lo que me fastidia que los escritores puteen en exceso a los personajes. Pero creo que debe servir como advertencia para que la gente que lea el pirmer libro y se espere las mismas salvajadas en los siguientes, tenga claro que la historia va a ir evolucionando a una fantasía mucho más clásica, con héroes honorables y malos malísimos.
Con el sexo pasa exactamente lo mismo: parece que va a haber escenas fuertes pero luego nada de nada; el escritor corre un tupido velo frente a los personajes y la cosa acaba quedando bastante más decente de lo que hubiese podido parecer al principio.

¿Punto fuerte de la trilogía? Además del interesante argumento, del estilo rápido y ágil y de los giros argumentales inesperados, me han gustado mucho algunos personajes y sus diálogos. Hay cierttos personajes que no me han convencido porque me parecen planos o estereotipados (como Elene y Logan, por ejemplo, que son tan perfectos que cuesta creer que sean personas reales, o Garoth Ursuul al otro lado del río, un malo tan depravado e inhumano que haría parecer a Hitler un filántropo), pero el resto de ellos (Kylar, Viridiana, Mama K, Jarl, Durzo, Dorian...) son bastante buenos. Te podrán caer mejor o peor, podrás amarlos u odiarlos, pero es innegable que están vivos y son fascinantes. Casi se diría que estás oyendo hablar a personas reales, con sus cosas buenas ni malas, ni tan santos unos ni tan pecadores otros, que sueñan, teme, odian, aman y se equivocan como cualquiera de nosotros.

¿Puntos débiles de la trilogía? Me han llegado a marear un poco las trampitas en plan "el personaje X ha muerto... ah, no, espera, que está vivo... no, ha vuelto a morir... ah, vaya, que está vivo otra vez...". Jugar a engañar al lector haciéndole creer que un personaje ha muerto para dar la sorpresa de que vive un tiempo después no es un mal recurso, incluso puede servir para dar golpes de efecto geniales (veáse si no El Señor de los Anillos, con su ya famoso caso de personaje que es dad por muerto en el primer libro y reaparece en el segundo). Sin embargo, a mí me ha dado la sensación de que Brent Weeks abusa demasiado de este recurso, y realmente en algunos momentos ha llegado a parecerme cansino por lo recurrente.
Otro punto débil de la trilogía, como ya he comentado antes, son los malos. Me parecen demasiado malvados, no tienen matices, son totalmente inhumanos. Tanto Khali, como Garoth Ursuul, como Terah de Graesin, son seres despreciables creados para dar asco al lector. No tienen carisma, ni cualidad positiva alguna, nada que permita admirarlos a pesar de su maldad o querer saber más de ellos. Lo único que deseas es que revienten de una vez. No es que me parezca mal que los malos sean malos, pero a veces se echa de menos un poco de humanidad en ellos, algo que les haga parecer simplemente malas personas, y no directamente monstruos.
Y, por último, está Uly, la niña que tanta importancia parece tener en el segundo libro y que es totalmente ignorada en el tercero. El tratamiento que se le da a este personaje es la única incoherencia significativa de la trilogía.

¿Recomendada? Sin duda. En lo que a fantasía adulta respecta, se sale de la media, ya que agradezco mucho los buenos personajes, la coherencia de la historia (no hay deux ex machina descarados y tampoco se dejan cabos sueltos) y los excelentes diálogos. También es interesante el mundo creado por Brent Weeks; tiene un trasfondo histórico y social bastante bueno, aunque puede que le falte un poco de desarrollo (¿qué hay más allá del continente de Cenaria, por ejemplo?). El final, aunque no es el que yo hubiera elegido de haber escrito la historia, tampoco está nada mal y cierra de forma magnífica la historia, sin dejar nada en el aire. Puede que no llegue al sobresaliente, pero un notable alto no se lo quita nadie.

Dada la importancia de los personajes en la trama y su influencia en mi visión general de la saga, me gustaría hablar acerca de ellos haciendo una crítica individual de los más importantes, pero como tengo en cuenta su desarrollo y sus acciones a lo largo de toda la trilogía, va en spoiler. No recomiendo leerlo a no ser que no os importe sufrir destripes importantes del argumento (final del último libro incluido).

SPOILER:

Azoth, alias Kylar Stern, alias El Ángel de la Noche: Para ser el protagonista, ni chicha ni limoná. No me parece un mal personaje, pero tampoco está entre mis favoritos. Quizás es porque al principio parece ser un antihéroe con claroscuros y al final se acaba conviritiendo en alguien demasiado perfecto, o quizás es porque toma decisiones que yo ni entiendo ni acabo de compartir (como que abandone a Elene en el segundo libro, por ejemplo). Tampoco entiendo muy bien la alegría con la que se deja matar y mutilar en nombre de sus planes y sus ideales (que se deje torturar de semejante manera en el tercer libro me parece increíble). ¿Y qué hay de Uly? Se olvida por completo de ella en el tercer libro...

Santa Elene de Todos los Santos: Muy maja esta chica, sí señor. Tanto, que directamente no me la creo. Elene es, sin lugar a dudas, el ser más puro y perfecto del mundo; de tan buena que es no parece humana, sino un ángel encarnado, una santa en vida. Esto, a mi parecer, hace al personaje tan poco interesante como los malos malísimos; es plano, no tiene matices, sencillamente es perfecta y maravillosa y jamás hace nada mal. Dada su personalidad, comencé a sospechar que tenía la palabra "mártir" grabada en la frente, y desde luego no me equivoqué: el personaje de Elene en el fondo lo que da es lástima, porque sólo está en la historia para sacrificarse heroicamente por el bien del universo y proporcionar a Kylar escenas dramáticas (aunque ya sabemos que, teniendo a cierta pelirroja al lado, las penas de Kylar no van a durar mucho). Aunque eso en el fondo a Elene no le importa porque como hemos dicho es una santa sobrehumana y la posesividad, los celos, el miedo, la envidia, la ira, la lujuria, y tooodos esos pecados e imperfecciones que nos afectan en mayor o menor medida al resto de los mortales, a ella ni le rozan porque es PERFECTA, así que se limita a cederle el puesto caballerosamente a su rival, lanzar un pío y recatado suspiro y ascender a los Cielos, como una buena santa en vida.

Logan de Gyre: Otro perfectito, aunque este en lugar de el santo perfecto es el caballero perfecto. De hecho, haría parecer tiranos corruptos al Rey Arturo, a Elrond y a Aragorn, todos a la vez. Logan es el rey perfecto, el caballero ideal, el príncipe azul, el paradigma del monarca justo y encima es más guapo que Adonís, más cachas que Hércules, pelea mejor que Aquiles y es más inteligente que Platón. Debería aparecer en todos los manuales de D&D como paradigma absoluto del Legal Bueno. Mejor Paladín que el chocolate a la taza, vamos. Un tipo genial, pero resulta que tampoco me lo creo. Tendría que haberse liado con Elene, son tal para cual.

Viridiana "Vi" Sovari: POR FIN un ser humano en la plantilla. El personaje de Vi es la típica figura cambiante, porque empiezas odiándola y al final la adoras. Se comprenden perfectamente sus traumas, sus emociones, su evolución, sus miedos y su trasformación. Vi llega al alma porque al principio no es mala porque sí, sino porque no ha aprendido a ser otra cosa: durante toda su vida ha sido tratada como un objeto, hasta que al final ella misma se ve como un objeto; un objeto hecho para matar. Es hermoso ver cómo se va cuestionando quién es y lo que hace, cómo decide tomar las riendas de su propia vida, y cómo acaba encontrándose a sí misma y convirtiéndose en la mujer que ella quiere ser; en quien realmente es. Chapeau.

Dorian Ursuul: Uno de mis favoritos. Dorian es el únco antihéroe que se mantiene como antihéroe durante toda la saga. Al final todo lo que hace lo hace por amor (a Jenine y a su pueblo), aunque a veces meta la pata hasta el fondo. Me pareció adorable desde la primera vez que le vi y me da muchísima pena cómo acaba. Si yo llego a ser Jenine, le hubiese dado la patada al estirado de Logan y me hubiera quedado con Dorian. Lo único que me chirría de él es que, si está tan enamorado de Jenine, acabe haciendo uso de las chicas de su harén, aunque sólo sea por guardar las apariencias. Creo que esa decisión no pega nada con su personalidad y el escrito sólo la forzó para que luego no dé tanta pena cuando Jenine vuelve con Logan.

Durzo Blint: Me gusta como personaje, aunque no simpatizo del todo con él. Creo que mejora bastante cuando ya no es inmortal, y me fastidia no haber podido leer su reencuentro con Mama K. tengo entendido que el escritor va a hacer una precuela centrada en él y contando su historia, lo cual me parece genial porque sus vidas han debido ser fascinantes. Sin embargo, también es un amargado y lo comprendo; vivir tantos siglos sin ningún otro inmortal a tu lado para acompañarte debe ser una experiencia terrible. Lo que me sorprende, pensándolo bien, es que no se volviera loco.

Ulyssandra "Uly" Blint: Otro personaje que me encanta y me parece injustamente tratado. ¿Alguien me puede explicar cómo es posible que Kylar y Elene la quieran tanto en el segundo libro y pasen completamente de ella en el tercero? ¡Si ni siquiera llega a aparecer! Me parece un fallo enorme del escritor; por poco conveniente que sea una niña en una guerra, no puedes quitarla de la trama porque sí y hacer que los protagonistas la olviden sólo porque no sabes qué hacer con ella. Además, es el único personaje que no parece tener misión alguna en la historia, salvo ser secuestrada por Vi en el segundo libro.

Solon y Kaede: Me gustan, aunque Kaede me parece una estirada. Solon, en cambio, es muy chulo; de hecho, es lo que debería ser Logan. Un príncipe valiente y con madera de guererrero, pero sin ser asquerosamente perfecto. Lamento que no haya salido más en la historia.

Mama K y Jarl: Otros dos secundarios geniales que me fastidia que no salgan más. Mama K es un genio político y me alegra que termine recibiendo la recompensa que merece (por poco creíble que me parezca que el rey nombre duquesa a una prostituta, pero claro, al fin y al cabo, estamos hablando de Logan de Gyre...). En cambio, Jarl me da mucha pena; es el personaje más puteado de la saga junto con Dorian y creo que se merecía un final feliz.

Garoth, Khali, Terah, Neph Dada...: Todos en el mismo paquete: malos malosos malvados sin corazón ni alma alguna. Son monstruos, no tienen nada bueno, sólo poseen defectos, son errores de la naturaleza y no tienen personalidad; existen para ser odiados y para dar por culo a los protagonistas. Fin de la historia.

lunes, 7 de noviembre de 2011

...

En Marzo, mi abuela. Hoy, mi abuelo. Os echaré mucho de menos a los dos.

No puedo decir nada más.

Qué hija de puta es la vida a veces...




(Editando): Aunque, reflexionando, y recordando el fragmento de El Señor de los Anillos con el que despedí a mi abuela, aquí viene este en memoria de mi abuelo, que se ha ido con su esposa porque no pudo vivir sin ella.

Arwen salió de la Casa y la luz se le había extinguido en los ojos, y a los suyos les pareció que se había vuelto fría y gris como un anochecer de invierno que llega sin una estrella. Entonces dijo adiós a Eldarion, y a sus hijas, y a todos aquellos a quienes había amado; y abandonó la Ciudad de Minas Tirith y se encaminó al país de Lorien, y allí vivió sola bajo los árboles que amarilleaban hasta que llegó el invierno. Galadriel había desaparecido y también Celeborn había partido, y el país estaba silencioso.
Y allí por fin, cuando caían las hojas de mallorn pero no había llegado aún la primavera, se acostó a descansar en lo alto de Cerin Amroth; y allí estará la tumba verde, hasta que el mundo cambie, y los días de la vida de Arwen se hayan borrado para siempre de la memoria de los hombres que vendrán luego, y la elanor y la niphredil no florezcan más al este del Mar.

viernes, 28 de octubre de 2011

¡En las próximas elecciones, VOTA!

Pero vota bien. Yo me lo he pensado mucho. Desde que el PPSOE ha tomado el control bipartidista de este país mediante una leye electoral injusta, está claro que hay que echarles del poder, hay que encontrar una alternativa viable, sin políticos cantamañanas, ni vendidos a los bancos, al nacionalismo o a la demagogia fácil.

¿Y quién, entonces, puede ser digno de llevarse mi voto?

A mí me ha costado, porque en principio ninguna de las posibilidades me resultan satisfactorias, ni coinciden plenamente con mis ideas políticas y sociales. Pero al final he decidido quién se llevará mi voto el 20N.


viernes, 21 de octubre de 2011

Firmar sin leer

Hace un tiempo, cuando en la Cosmopolitan se publicaba una sección de "casos reales", leí uno que me dejó bastante pillada por las implicaciones que tenía. Se titulaba algo así como "un error médico arruinó mi vida". No me voy a poner a teorizar ahora sobre la fiabilidad y la veracidad de esos casos reales de las revistas, lo importante es lo que decía la historia en sí, que era lo siguiente: una señorita había ido al ginecólogo por unas molestias, y según los síntomas el médico le diagnosticó un herpes genital. La señorita, al poco tiempo, conoció a un chico de buen ver, soltero y sin compromiso, con el que acabó pillando cacho. El problema es que se acostaron juntos, y claro, la pava pensó "si le digo que tengo un herpes genital, igual va y no se quiere acostar conmigo; mejor no le digo nada y a disfrutar que son dos días"- Y la chica y el chico se hicieron novios, con montooones de romanticismo y sexo apasionado, en ciertas ocasiones sin usar condón. Y, claro, sucedió que un día el chico averiguó el pastel, no recuerdo si por accidente o por propia confesión de la novia, y se enfadó tanto con ella por haberle ocultado su enfermedad, que la dejó. Resulta que algún tiempo después, la protagonista de la historia tuvo que hacerse una revisión médica y se descubrió que la habían diagnosticado mal, que nunca había tenido herpes genital. Sin embargo, a pesar de la buena noticia, el ex novio se negó a volver con ella.
El artículo acababa con las amargas lamentaciones de la chica quejándose de que un error médico la había hecho perder al amor de su vida, y claro, yo estaba flipada. Porque lo que provocó que el chico la dejara plantada no fue que tuviera un herpes genital, sino que se lo hubiera ocultado. No te dejó por enferma, pensé, sino por mentirosa. Una persona que miente en algo tan importante como es una cuestión de salud, es capaz de mentir en casi cualquier circunstancia, y es lógico que el chico no quisiera estar con alguien así. Pero no es que el diagnóstico fuese el motivo capital, es que la chica era así. Habría acabado dejándola por mentirosa en cualquier otra ocasión que se hubiese terciado. Aunque sea cierto que el médico la cagó y debería haber diagnosticado mejor, lo cierto es que su vida no la arruinó el error de diagnóstico, sino sus propias mentiras.

Esto viene a cuento de que me hace mucha gracia la forma en que las personas intentan por todos los medios descargar la responsabilidad de sus errores en los demás. Siempre fueron los otros, o las circunstancias, nunca fui yo. Eso sí, sólo en los errores; los aciertos son todos nuestros y si los compartimos con los demás es muy de vez en cuando, y sólo por no dar imagen de inmodestia. Lo estoy viendo muy a menudo ahora mismo, desde el 15-M, que está muy de moda criticar a los Bancos y responsabilizarles de todos los males del mundo. Ojo, los Bancos se han comportando y se siguen comportando como cabrones, y el Gobierno se ha equivocado de medio a medio al no controlarlos, pero de ese tema no voy a hacer yo ahora una entrada, que seguro que ya habéis leído muchas y estáis ya bien empapados del tema. Yo quiero hacer esta entrada para hablar de todas las personas que por ignorancia, inconsciencia y falta de sentido común se encenegaron hasta las cejas en un pantano en el que ellos mismos se metieron y ahora se quejan amargamente como si las desgracias les hubieran caído del cielo, en vez de habérselas buscado ellos mismos.

Leí hace poco, en el ADN del jueves pasado, un artículo que, además de estar mal documentado (ya que escriben en la sección de Economía, los periodistas podrían molestarse en aprender la diferencia entre un desahucio y un embargo), publica testimonios supuestamente "trágicos" de la "agonía" de unos pobres ciudadanos cuyas declaraciones, además de ser sonrojantes, dan vergüenza ajena.
Tenemos, por un lado, a un camionero que tuvo la brillante idea de pedir una hipoteca para comprarse un chalé, y luego, sin haber terminado de pagarla, pidió una ampliación de la hipoteca para comprarse un camión. Al cabo de poco tiempo se queda en paro, deja de pagar la hipoteca, y ahora le embargan. ¿A este señor no se le ocurrió pensar que era un riesgo absurdo pedir una ampliación de hipoteca y que hubiese sido mucho más lógico pedir un préstamo independiente, para no añadir el crédito de su camión a la hipoteca con la que tenía gravada su casa? Pues no. A este señor sólo se le ocurre decir que piensa denunciar "a la CAM, al Banco de España (!), a los jueces (!!) y a quien se le ponga por delante". Dí que sí, macho, con dos cojones. Y denuncia ya de paso al quiosquero de la esquina, que ayer te devolvió cinco céntimos menos de cambio y encima te miró mal.
Por otro lado, tenemos a una chica que se queja amargamente de haber pedido con toda tranquilidad un préstamo de 110.500 euros a una financiera (ni siquiera a un Banco, ¿eh? A una financiera, de esas en plan "tú pide que te damos sí o sí y nos importa una mierda tu solvencia, aunque eso sí, nos vas a poner de aval hasta tu alma"), perdió el trabajo, la financiera le subió los plazos del préstamo cada tres meses, y acabó metida en un lío muy gordo, porque resulta que puso de aval la casa de su madre. Con dos ovarios, nena, eso es; pon de aval la casa de tu madre y firma un contrato sin tener ni puta idea de las condiciones, y luego descárgate de toda responsabilidad y hazte la víctima cuando te suban las cuotas de devolución a 1700 euros al mes, porque, claro, "es que eso lo decía en una letra pequeñísima".

Yo no sé si estas personas vivían en los mundos de Yupi, se creían que vivíamos en Jauja, o pensaron que en lugar de tratar con cajas de ahorros, bancos y financieras estaban tratado con las Hermanitas Descalzas de la Caridad y Todos Los Santos. Lo que sí sé es que alguien debió incapacitarlos judicialmente, porque es obvio que no tenían ni idea de lo que supone firmar un contrato. Los contratos se firman libremente, después de leerlos cuidadosamente, y consultar con un asesor fiscal todos los puntos del contrato que no se entiendan o no resulten claros. Sólo así, únicamente así, debería una persona adulta e inteligente firmar un contrato. Si esa persona supuestamente adulta se lía la manta a la cabeza y firma un contrato sin saber lo que está firmando, y sin consultar a un abogado especializado en contratos o en derecho fiscal (porque, total, los abogados son todos unos ladrones y así me ahorro el dinero que cuesta la consulta), que luego no vaya llorando por las esquinas si le vienen mal dadas. O ya me dirán ustedes a quién coño, con dos dedos de frente, se le ocurre firmar un contrato de préstamo sin leer las condiciones de revisión de dicho préstamo y encima poner de aval la casa de su madre.

Los Bancos, y las financieras, no son hermanitas de la caridad, sino empresas. Cuyo fin, como el de toda empresa, es lucrarse lo máximo posible. Y un contrato es un contrato, y tu firma la estampas libremente, sin que nadie te ponga una pistola en la sien. Los "es que me metieron prisa", "es que el notario no me explicó mis derechos", "es que la letra era muy pequeña", no me valen. Si te meten prisa pides calma y tiempo, si no conoces tus derechos te buscas a un abogado que te los explique, y si la letra es muy pequeña te pones gafas para leerla. Y que nadie me venga con eso de que "los abogados sólo quieren sacarte dinero". Lo que te pueda cobrar un abogado por una consulta es infinitamente inferior a lo que te puede sacar el Banco si el contrato es abusivo o tiene cláusulas confusas que tú firmas a pesar de todo y luego no te esperas.

En definitiva, que sí, que los Bancos serán muy malos, pero lo cierto es que no habrían provocado tantas desgracias si las personas que firmaron contratos a ciegas con ellos no hubieran sido tan inconscientes. Los que son mayores para casarse, tener un curro, votar, conducir y beber alcohol, también deberían ser lo bastante responsables como para entender lo que significa firmar un contrato, y las implicaciones que tiene incumplirlo. Y si no lo entienden, que no lo firmen. Lo que no se puede hacer es meterte a dormir en la cueva del león y luego quejarte de lo injusto que es haber recibido un mordisco mientras dormías.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Receta: Tarta de queso con arándanos

Debido a la cantidad de gente que me ha pedido la receta de mi tarta de queso con arándanos, he decidido publicarla en mi blog para que esté disponible si cualquiera de mis amigos o lectores quiere probarla. Es una tarta bastante fácil de hacer y ha tenido mucho éxito siempre que la he preparado (de hecho, ha pasado con Matrícula de Honor el examen de mi hermana, que es una auténtica amante de esta tarta y la pide en todas partes si la tienen de postre. Según ella, es la mejor que ha comido nunca, y no es precisamente del tipo de personas que lanzan elogios gratuitos por quedar bien). Si alguno se anima a probarla, espero que le aproveche.
Al final de la receta, como viene siendo costumbre en mis entradas de este tipo, hay una selección de truquitos y recomendaciones para que salga perfecta ;-)





Ingredientes:

- 400 ml de nata líquida 35% materia grasa para montar
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- 500 gramos de queso Mascarpone
- 10 hojas de gelatina neutra, sin sabor
- 300 gramos de galletas María hojaldradas
- 130 gramos de margarina o mantequilla
- 1 bote de mermelada de arándanos
- 1/3 de vaso de leche desnatada
- 1 vaina de vainilla


Preparación:

-Picar las galletas hasta convertirlas en un polvillo granuloso. Derretir la margarina o la mantequilla en el microondas y agregar al polvo de galletas. Remover y mezclar hasta que se forme una pasta compacta. Debe estar firme, pero untuosa, para formar la base del molde sin resquebrajarse. Si se nota seca o se desmigaja, añadir más mantequilla.

-Extender la base de galletas por el fondo del molde creando una base uniforme, cuidando de no dejar huecos en los bordes, y meter en el congelador como mínimo media hora.

-Poner la leche con la vaina de vainilla troceada a fuego mínimo. Calentar lentamente, y cuando hierva, apagar el fuego y dejar que infusione.

-Remojar 7 hojas de gelatina en agua fría y dejarlas en remojo para que se ablanden.

-Montar la nata hasta que quede bien firme, agregar el azúcar y batir un poco más hasta que quede bien integrado. Echar en un bol.

-Mezclar el queso mascarpone con la nata montada. Colar la leche, mezclarla con la gelatina escurrida y remover bien hasta que la gelatina esté deshecha por completo. Mezclar la leche con el queso y la nata y batir hasta que la crema esté lisita y sin grumos.

-Sacar el molde del congelador y echar la crema de queso y nata dentro, alisándola bien con una espátula o una cuchara para que quede lo más lisa posible. Meter en la nevera un mínimo de 8 horas para que cuaje bien. Yo la suelo hacer por la noche para que esté en la nevera cuajando hasta la mañana siguiente.

-Cuando la tarta esté cuajada, poner al fuego un cazo con un poquito de agua y la mermelada de arándanos (yo pongo unas tres o cuatro cucharadas soperas). Calentar a fuego mínimo, y, mientras, poner las 3 láminas de gelatina que quedan a remojar en agua fría. Remover la mermelada de vez en cuando para que se deshaga, sin que llegue a hervir. Cuando la mezcla esté líquida, apagar el fuego.

-Escurrir la gelatina y mezclarla con la mermelada caliente hasta que se deshaga. Sacar la tarta de la nevera, derramar por la superficie la mermelada y distribuirla por la superficie hasta que quede totalmente cubierta. Volver a meter en la nevera y mantenerla ahí como mínimo tres horas antes de servir.


Trucos y recomendaciones:

-Existen decenas de recetas de tarta de queso, pero por lo general se pueden dividir en dos tipos: las que se cuajan en el horno con huevos, o las que se cuajan en frío con gelatina. A mí las que se cuajan en caliente nunca me han gustado demasiado, no sé por qué pero el huevo les da un sabor y una textura que no me convence, de modo que yo siempre hago la tarta cuajada en frío. Pero eso ya va en cuestión de gustos.

-¿Mantequilla o margarina? En principio da igual. Evidentemente con una mantequilla de buena calidad el sabor va a ser excelente, pero yo prefiero preparar la base con margarina porque no tiene tanto colesterol ni calorías como la mantequilla y también queda muy buena. Una vez más, a gustos. Lo que sí que es imprescindible es que las galletas sean de tipo María y de la variedad hojaldrada, especial para postres. Yo uso las de Hacendado. Las pico a mano con un mortero porque de esa manera creo que quedan mejor de textura, pero si hay prisa las podéis picar en un robot de cocina o en una Thermomix. Vigilad, sin embargo, la velocidad; si se pican demasiado, se convierten en un polvillo muy fino que cuesta más de ligar. Yo prefiero que queden hechas polvo pero de una textura un poco más gruesa.
Respecto al queso, hay recetas que utilizan Philadelphia o quesos en crema equivalentes, pero a mí no me convencen porque creo que son demasiado salados para esta receta y le dan un sabor dulce-salado un poco raro. El mascarpone, que es le mismo queso que se usa para el tiramisú, es mucho más neutro de sal y absorbe a la perfección el dulzor del azúcar, aparte de que le da a la tarta un sabor muy rico y especial que recuerda un poco al de la pannacotta.

-La nata, ¿se puede comprar ya montada? En teoría sí, pero yo no lo recomiendo. A mí personalmente me gusta más montarla yo misma porque le puedo dar la textura y la cantidad justa de azúcar que quiero. Si vais con prisa la podéis comprar ya montada en la pastelería (ni se os ocurra echarla en spray, esa no sirve) aunque en este caso hay que suprimir el azúcar de los ingredientes porque la nata montada de pastelería ya suele llevar azúcar, y probarla en el último momento antes de ponerla a cuajar por si os gusta más dulce. Pero si os animáis a montarla vosotros mismos, es conveniente tener en cuenta dos cosas muy importantes:
La primera, que la nata tiene la peculiaridad de que sólo emulsiona bien en frío. Es casi imposible montar una nata que está a temperatura ambiente. Así pues, tanto la propia nata como el recipiente donde se vaya a montar deben estar muy, muy fríos. Eso se consigue guardando los bricks de nata en la nevera (o poniéndolos un rato en el congelador, si vais muy mal de tiempo) y metiendo una hora antes el recipiente en el congelador, para que se enfríe. Aparte, yo bato la nata colocando el vaso de la batidora dentro de un bol de agua fría con cubitos de hielo, para que al batir la mezcla no se caliente. En este caso, hay que vigilar que no entre nada de agua dentro del vaso de la batidora.
La segunda es que hay que vigilar muy bien la velocidad a la que ponemos la batidora. Si batimos nata demasiado rápido o demasiado tiempo, se convierte en mantequilla. Así que, si no queremos llevarnos la desagradable sorpresa de oír un "choof" raro mientras batimos y descubrir que nuestra querida nata se ha convertido en un inútil (para esta receta) montón de mantequilla sin sal, es conveniente no poner la batidora a velocidad máxima. O bien la opción lenta a máxima velocidad, o bien la opción turbo a la mínima (yo por lo general pongo el turbo a la mínima y cuando veo que empieza a montar lo paso al máximo de la opción lenta). Es conveniente vigilar con atención la nata y verificar la textura cada pocos segundos una vez empieza a montar, para dejar de batir en cuanto esté lista.

-Lo habitual en una tarta de queso con arándanos, como es obvio, es usar mermelada de arándanos. Pero si no os gusta o queréis variar, se puede hacer pefectamente con mermelada de moras, de frambuesa o de frutas del bosque. El sabor no va a ser exactamente el mismo, pero también queda muy rico.

-Como veis, es una tarta fácil de hacer, pero tiene que tenerse prevista con bastante antelación; no funciona como postre improvisado. En mi opinión, lo mejor es hacerla a la víspera, o por la mañana temprano si va a tomarse como postre en la cena. Si se va a tomar después de comer o por la tarde, sin embargo, se hace imprescindible prepararla la noche anterior.

-Esta tarta, como ya os habréis imaginado, no es precisamente baja en calorías, aunque es muy rica en proteínas y calcio. Yo la preparo sólo cuando voy a tener invitados en casa o hay alguna fiesta familiar que requiera de tarta, así nos comemos sólo una porción cada uno y es asumible. Preparar esta tarta sólo para dos o tres personas puede hacer que a la semana siguiente a esos tres infortunados ya no les cierren los pantalones. Las cantidades que indico en esta receta sirven para unas ocho personas.

-Un apunte respecto al molde: yo uso uno de silicona, que va muy bien para desmoldar porque es flexible y la tarta se despega y se extrae de él con facilidad. Si no tenéis molde de silicona vale uno de los que tienen el fondo desmontable. Sin embargo, no aconsejo hacer esta tarta en un molde rígido normal. La única opción en este caso será cortarla dentro del propio molde y pasarla directamente a los platos, porque si se intenta desmoldarla se acabará con un amasijo de queso y galleta desmigajada en el plato. Y es una lástima, porque la presentación queda preciosa, con los tres colores (marrón galleta, blanco queso y rojizo azulado arándano) una sobre otro.


Y esto es todo. Espero que os animéis a probarla y me contéis qué tal os ha salido. ¡Buen provecho! :-)