lunes, 25 de marzo de 2013

Desmitificando Robin Hood


Hay un relato que, aunque como historia de ficción no está nada mal (la versión de Disney me gustaba mucho de pequeñita), me fastidia bastante desde el punto de vista histórico. Estoy hablando del mito de Robin Hood.
Como historia ficticia, la verdad es que tiene gancho: bandolero guapo y de noble corazón roba a los ricos esbirros de un malvado rey usurpador que ahoga a impuestos al pueblo para dárselo a los pobres, por supuesto todo en nombre del legítimo monarca, un valiente y justo rey guerrero que cuando vuelva sabrá recompensar al bandolero, y por supuesto le concederá la mano de la hermosa princesa.
¿Problema? Que esta historia se ha tratado de vender como histórica, o al menos basada en hechos reales... y de real tiene más bien poco. Sobre todo cuando rascas un poco en la historia y te das cuenta no sólo de que el papel rey justo-rey villano está invertido, sino de que el bandolero en que se basa (vagamente) Robin Hood, vivió siglo y medio antes del reinado de John Plantagenet (el famoso Príncipe Juan).

¿Qué hay de verdad y qué de mentira en esta historia? Para averiguarlo, lo mejor es analizar a sus protagonistas:


Ricardo I de Inglaterra:





También conocido como Ricardo Corazón de León. Menudo elemento. Tercer hijo varón de Enrique II, adoraba a su madre hasta extremos obsesivos (hay quien dice que tenía complejo de Edipo), y con sólo 16 añitos conspiró contra su padre y su hermano Enrique, el príncipe heredero, para arrebatarles el trono. La verdad es que Enrique II era un poco gafe, porque su mujer lo odiaba y sus hijos eran una especie de mezcla entre los Lannister y los Frey que desayunaban, almorzaban y cenaban conspirando, generalmente contra él (a excepción del menor, Juan, que fue el único que le salió buenecito). La conspiración fracasó, entre otras cosas porque Ricardo cambió de bando en el último momento traicionando a sus otros hermanos, y Enrique II lo perdonó y le ordenó ir a sofocar las rebeliones de algunos nobles de Aquitania. En Angulema, los cronistas cuentan que Ricardo tomó crueles represalias contra el vizconde Aimar V de Limoges y el conde Elie de Périgord, violando a sus esposas e hijas y ordenando a sus soldados que continuaran con las violaciones cuando él terminó con ellas. Después, como se aburría, volvió a conspirar contra su padre, y tras muchas intrigas consiguió que le concediera el trono de Inglaterra.
En su coronación, lo primero que hizo fue echar de su presencia a los judíos y a las mujeres. No contento con ello, ordenó un pógromo que se extendió por todo Londres, durante el cual miles de ellos fueron golpeados hasta la muerte y quemados vivos mientras sus casas eran saqueadas. La violencia fue tal que llegó a asquear al mismísimo Arzobispo de Canterbury. Al darse cuenta de que el pógromo estaba siendo contraproducente, mandó ejecutar a parte de los que habían participado en él.
Como Ricardo, si no derramaba sangre, se aburría, no se molestó en aprender inglés, pasó sólo seis meses en Londres, y acto seguido dejó el trono en mano de funcionarios y se largó a la Tercera Cruzada. Su crueldad a la hora de violar mujeres y asesinar prisioneros indiscriminadamente (después de tomar Acre, por ejemplo, mandó degollar a 3.000 prisioneros de guerra musulmanes, a pesar de que el sultán Saladino ofreció un rescate por ellos) hizo que el propio rey de Francia, Felipe II, le diera la espalda y se negara a combatir junto a él, regresando a su país y abandonando la Cruzada. Ricardo no sólo siguió adelante, sino que conspiró para asesinar a Conrado de Montferrat, al que habían coronado rey de Jerusalén, y casar a su viuda embarazada con un primo suyo.
Finalmente, en 1192, fue capturado cuando regresaba a Inglaterra por Leopoldo V de Austria, primo de Conrado de Montferrat, que no estaba muy contento con Ricardo a causa del asesinato de su primo. Aunque Ricardo viajaba disfrazado de peregrino por temor a la represalia, fue descubierto porque a todo el mundo le llamó la atención que un humilde peregrino llevara un anillo de oro y se empeñara en comer pollo asado (una delicatessen de la época) en las posadas. Chico listo. Se pasó bastante tiempo prisionero porque era tan bestia que a nadie le interesaba liberarlo; Felipe II seguía espantado por su comportamiento en la Tercera Cruzada, e incluso el papa Celestino III lo rechazaba. Al final fue su madre, Leonor de Aquitania, la que movió cielo y tierra y consiguió el dinero para liberarle.
Cuando regresó a Inglaterra, nombró a su hermano Juan, cuya administración había salvado al país de caer en la ruina mientras él jugaba a los soldaditos, su heredero, y él fue quien reinó en Inglaterra a su muerte, en 1199. Sir Steven Runciman, autor de la Historia de las Cruzadas, lo describe como un hombre violento y pendenciero, avaricioso, desleal, aficionado a los excesos y las violaciones, irresponsable, egoísta y mal administrador. Al parecer, lo único que había bien era pelear, y fue tan buen guerrero como mal rey, un poco al estilo de Rober Baratheon de Juego de Tronos.


Juan I de Inglaterra:



También conocido como John Plantagenet, el Príncipe Juan, o Juan Sin Tierra (los que querían cabrearle, además, lo llamaban Espada Suave, mote humillante que venía de sus pocas habilidades militares). Cuarto hijo, el menor, de Leonor de Aquitania y Enrique II. La leyenda negra le acusa de estar obsesionado con su madre, pero lo cierto es que era Ricardo, no él, quien tenía una relación enfermiza con Leonor de Aquitania. Juan, en realidad, fue el preferido de su padre, aunque al ser el menor no esperaba heredar.
Juan era un hombre inteligente y un buen administrador, pero su ineptitud en combate era notoria. Cuando su hermano Ricardo, rey de Inglaterra, partió para luchar en la Tercera Cruzada, estuvo cerca de arruinar el país a base de impuestos para conseguir financiarla (sí, en efecto, el que frió a impuestos a los pobres ingleses fue Ricardo, no Juan), y nombró como administrador en su ausencia a Guillermo de Longchamp, obispo de Ely, un hombre altivo y orgulloso que dilapidó en diversiones el poco dinero que aún quedaba de financiar la Cruzada de Ricardo. Juan, dándose cuenta de que entre Longchamp y su hermano iban a llevar el país a la bancarrota, conspiró para sacar de en medio al obispo y gobernar en su lugar. Para ello, contó con el apoyo de Felipe II, rey de Francia, que como ya sabemos no se llevaba muy bien con Ricardo. La conversación fue un poco así:
Juan: "Joder, estoy desesperado, el milhombres de mi hermano ha jodido el reino a impuestos y ahora el imbécil del obispo de Ely está gastándose en putas y en torneos el poco dinero que queda en las arcas reales..."
Felipe: "Hombre, Juan, no te preocupes. Mira, tu hermano Ricardo me cae gordo porque es un puto psicópata y me dijo que sólo me quería como amigo y encima se ha dejado capturar por Leopoldo de Austria; yo ya no creo que vuelva. Te voy a ayudar a hacerte con el trono y así salvas el país y me debes un favor".
Juan: "Muchas gracias, Felipe. ¡Eres un amigo!"
Esto, por supuesto, hizo ponerse de morros a bastantes eclesiarcas, lo cual, junto a su negativa de participar en la Cuarta Cruzada (recordémoslo, la que acabó destruyendo y saqueando Constantinopla) y su mala relación con el papa Inocencio III, hizo que muchos monjes cronistas se pusieran en su contra y acabasen creando la leyenda negra que gira en torno a él.
Cuando Ricardo volvió de la Tercera Cruzada, lógicamente se cabreó al enterarse de los tejemanejes que Juan había hecho en su ausencia, pero también supo apreciar que su administración había evitado la bancarrota de Inglaterra, de modo que lo perdonó y lo nombró su heredero.
Al morir Ricardo en 1199, Juan tuvo que vérselas con su sobrino Arturo, hijo de su hermano Godofredo, que intentó arrebatarle el trono. Y Felipe II de Francia, que era un poco felón y se había aprendido eso de que a río revuelto ganancia de pescadores, le dio la espalda a Juan. La cosa fue como sigue:
Juan: "¡Pero Felipe! ¿Qué coño es eso que me han contado de que apoyas a Arturo para que me derribe del trono? ¡Si éramos amigos!"
Felipe: "Ya, pero es que he pensado que si te declaro la guerra con la excusa de apoyar a tu sobrino, te quito todas tu posesiones en Francia y me las quedo para mí!"
Juan: "¡¡Serás hijo de puta!! ¡¡No sé cómo me he podido fiar de ti!!"
Felipe: "Pues con la familia que tienes no sé cómo te sigues fiando de alguien..."
Juan, lógicamente, fue a la guerra para intentar recuperar sus territorios en Francia, para lo cual contó con la ayuda del emperador alemán Otón IV, pero aunque consiguió capturar a Arturo y hacerlo matar, acabando así con la amenaza a su trono, perdió la guerra y no pudo evitar que su antiguo amigo Felipe le arrebatara sus posesiones francesas, lo cual le valió el sobrenombre de Juan Sin Tierra.
Tras regresar a Inglaterra, Juan se dedicó a reinar. Además de hacerle niños a su esposa y tener numerosas amantes -se dice que era muy bien parecido, y de hecho tuvo doce bastardos reconocidos-, se dedicó a gobernar, y la verdad es que lo hizo bien. Aparte de modernizar la flota inglesa y crear la Armada Real, impulsó el comercio y la burguesía librando de impuestos sobre las exportaciones a los mercaderes, otorgó a Inglaterra la famosa Carta Magna, precursora del constitucionalismo, y concedió a Londres el privilegio de ciudad autónoma, haciéndola vasalla directa del rey. Gobernó de un modo casi renacentista, de manera avanzada a su época, disminuyendo la potestad impositiva y punitiva que tenían los nobles sobre sus vasallos y fomentando el crecimiento de la burguesía, lo cual le hizo capear varias rebeliones de nobles descontentos. Gracias a su apoyo al comercio y a su buena capacidad administrativa (era tan buen gobernante como mal general) sacó al país de la bancarrota y le devolvió la prosperidad que el reinado de Ricardo le había hecho perder. Murió en 1216.


Robin Hood:

Como tal, este personaje nunca existió. Los historiadores han tratado de dar con personajes que pudieran haber servido de inspiración para crearlo y algunos encontraron, aunque ninguno de ellos fue contemporáneo de Juan I de Inglaterra. Se ha especulado que pudo ser un herrero, apellidado Hood, que estaba al servicio del conde de Lancaster, el cual se rebeló contra Eduardo II de Inglaterra en el siglo XIV y se refugió en los bosques de Sherwood cuando le rebelión fue aplastada, dedicándose para sobrevivir a asaltar y saquear todas las caravanas que podía... por supuesto, quedándose el botín para él. En el siglo XVIII, el doctor William Stuckeley atribuyó la personalidad de Robin Hood al noble caído en desgracia Robert de Kyme, que se convirtió en fugitivo. No obstante, dado que este personaje nació en 1210, sólo tenía 6 años cuando Juan Plantagenet murió.
Por último, existen también un documento legal fechado en 1226 (diez años después de la muerte de Juan) donde se habla de un bandolero fugitivo llamado Robert Hood.
También se especula con la identidad de un bandolero, llamado también Hood, de quien se dice que tenía una numerosa banda y actuó como salteador de caminos en el siglo XI, cien años antes de que Juan reinara.
Sea como sea, lo que está claro es que ninguno de estos personajes robaba a los ricos para dárselo a los pobres, sino que sencillamente eran como cualquier otro salteador de caminos: atacaban a los viajeros, los desvalijaban y se quedaban con el botín. Ninguno de ellos tuvo enemistad con Juan I, se enfrentó a él, o fue siquiera contemporáneo suyo, y se cree que las primeras versiones de esta historia aparecieron en el siglo XIV y fueron fruto de la campaña de desprestigio que ciertos monjes y cronistas de Ricardo I llevaron a cabo para desprestigiar la imagen de Juan Sin Tierra. De hecho, teniendo en cuenta lo común que era el apellido Hood y la inmensa cantidad de forajidos y salteadores que parecían llevarlo, algunos historiadores especulan que "Robin Hood" podría haber sido una suerte de mote o nombre genérico con el que la gente se refería a los bandidos, ya que hay al menos evidencias de que a ocho personas distintas se les aplicó dicho seudónimo en documentos judiciales.

Sheriff de Nottingham y la Princesa Marian: De estos nada he podido encontrar; son personajes totalmente ficticios. De hecho, Marian no aparece en las primeras versiones de la leyenda de Robin Hood, y no es hasta finales del siglo XV cuando las baladas y leyendas crean este papel de protagonista femenina.


En definitiva, que no sólo Robin y sus amigos son una pura invención, sino que el rey egoísta y avaricioso que esquilmó a su pueblo a impuestos y estaba obsesionado con su madre era Ricardo Corazón de León, no su hermano Juan. Es una lástima que las leyendas populares y los cronistas y biógrafos malintencionados empañaran de modo semejante la historia y la reputación de Juan I Plantagenet, uno de los reyes más modernos y avanzados de su época: buen gobernante, autor del primer documento precursor del constitucionalismo, y con el espíritu y la forma de gobernar de un príncipe renacentista a finales del siglo XII.


12 comentarios:

Malena dijo...

La historia ha sido injusta con Juan sin Tierra, en un incompresible esfuerzo por beatificar a Ricardo, que ya señalas era toda una joyita. No solo las baladas de Robin of Locksley se empeñan en mitificarlo. También Sir Walter Scott insiste en Ivanhoe en ensalzar a Corazón de León como un rey usurpado cuando era más Viserys que Daenerys

Estelwen Ancálimë dijo...

A mí Ricardo me recuerda más a Robert que a Viserys, porque al menos era buen guerrero y le echaba huevos. Viserys era un petimetre y un cobarde.
Y yo tampoco entiendo esa manía por ensalzar a Ricardo y pisotear a Juan, sobre todo teniendo en cuenta que a poca historia que leas queda claro lo que hizo uno y lo que hizo el otro. Los dos hermanos eran un poco tarambanas con las mujeres, eso sí, con la diferencia de que John las seducía y Ricardo directamente las violaba.

Malena dijo...

Bue no, hay muchos historiadores que dicen que Ricardo era homosexual, y que incluso hizo penitencia por sus "actos ilicitos" como le llamarn los cronisas. Pero, de acuerdo a canones modernos, Juanito era pedofilo su gran amor fue Isabel de Angulema, su segunda esposa de solo 12 años de edad.

Estelwen Ancálimë dijo...

Lo el tema de la sexualidad de estos dos, hay que cogerlo con pinzas:

-Ricardo: Lo de su homosexualidad no está claramente demostrado, ya que no hay pruebas concluyentes, y en cualquier caso habría sido bisexual, ya que también era conocido su gusto por violar mozas. Si tuvo relaciones homosexuales, podría haber sido probablemente porque la vida en el ejército era escasa en mujeres y ya se sabe que en tiempo de guerra todo agujero es trinchera.

-Juan: Aparte de que la edad de Isabel en el momento de la boda no está clara (hay historiadores que sitúan su nacimiento en 1186, lo cual significaría que en su boda, en el año 1200, habría tenido 14 años), hay que tener en cuenta que en la Edad Media era normal que las doncellas de noble cuna casaran pronto, apenas les venía la regla, a los 12, 13 ó 14 años. Hay que tener en cuenta que el concepto "adolescencia" o "pubertad" no existía; una persona era niño o adulto, sin más, y se suponía que cuando las niñas tenían la regla y a los niños les salía la barba, dejaban de ser niños y se convertían en adultos. Una muchacha de 12 ó 14 años que ya tuviera la regla era, por consiguiente, una mujer, y podía casarse y tener hijos. Estamos hablando también de una época en que una mujer de 30 años era considerada vieja, y de hecho a partir de los veinticinco se consideraba que se le había pasado el arroz, y ya no tenía la fertilidad necesaria para tener muchos hijos. Hay que tener en cuenta, además, que ningún noble esperaba de su esposa que fuera una compañera intelectual o una igual, sino simplemente una bella y educada fábrica de hijos, por lo tanto se esperaba que fuera lo más joven posible, dado que de ese modo su tiempo de fertilidad sería mayor.
De modo que, con esta perspectiva, el matrimonio entre Juan e Isabel no es ni mucho menos atípico o pedófilo, sino totalmente normal para la época. Pedófilo era Gilles de Rais, por ejemplo, que en el siglo XV fue juzgado y condenado por violar y sodomizar a niños y niñas de entre 4 y 10 años.

Malena dijo...

Absolutamente de acuerdo con lo de Isabel. En una epoca en que una mujer moría a los 30's, tenía obligatoriamente que comenzar su actividad sexual y procreadora muy temprano. Muchas niñas tenían la regla a los 9 años.
Pero hoy en día el concepto de pedofilia se aplica a cualquier desigualdad de edad. En un foro, las "jaimeras" estaban complicadas porque Nikolaj CW posó para una sesión fotográfica con una modelo de 23 años. ¿desde cuando una mujer de 23 es una niña inocente que debe ser protegida de la lascivia de viejos?

Estelwen Ancálimë dijo...

Habría que recordar que en realidad lo malo no es la diferencia de edad en sí, sino que un adulto tenga relaciones sexuales con una persona no madura para consentirlas. En España, cualquier menor de edad mayor de 13 años puede dar su consentimiento a relaciones sexuales, incluso con mayores de edad. Se supone que a partir de los 18, hoy en día, se es lo bastante maduro como para liarse con quien sea, aunque tenga 70 años.

DAMABLANCA dijo...

Pobre Juan, yo ni me imaginaba eso!
Aunque siempre he considerado a Ricardo un bruto que solo quería jugar a la Guerra.
Lo de quien escribe la historia es algo así como ten cuidado con quien te metes porque te pueden hacer mala prensa.
Por qué será que habrán asociado la historia de Robin Hood a la repartición de bienes entre los pobres?
Por cierto el Robin de Sir Walter Scott es un verdadero bribón, recuerdo que me sorprendí por esto, por los cuentos que a una le llegaron de la tele de este personaje.
23? Esa niña ya sabe como atarse los cordones, no es como... si tuviera trece. Eso ya es extremo. Por cierto, creo que son buenas las leyes de protección al menor. Aquí es estupro hasta los 16, pero queda un vacío legal entre los 17 y 18 años.
En la edad media e inicios de la edad moderna, no solo se esperaba a que las niñas tuvieran la menarca, a algunas les practicaban sangrías, al parecer, esperando que "su flor" llegara mas rápido.

Rrruciela dijo...

Llevo muchos años entrando en tu blog y siempre, siempre, me alegro de hacerlo. Primero porque eres la única persona que conozco que razona tan bien y coherentemente sus respuestas. Segundo porque suelo aprender siempre algo nuevo.

Cuando me quise informar sobre las Cruzadas (por jugar al Assassin's Creed, básicamente) me topé justamente con Ricardo I y me desmitificó totalmente su figura. Primero porque incluso para la época era una persona sumamente desagradable. Segundo porque arruinó a su país para partir a una guerra, país que apenas pisó. Que matara a tantos musulmanes aun cuando Saladino había permitido la salida de cristianos de Jerusalén me pareció indigno (tuvieron que pagar para salir, pero Saladino y su hermano pagaron por muchos cristianos al haber logrado tomar la ciudad sin destruirla en exceso).

Ricardo I es una de las figuras más mitificadas de la Historia, pero no había caído en la cuenta de que Robin Hood no fuera real. Siempre pensé que era algún rebelde o alguien así. No que robara a los ricos para dárselo a los pobres, sino alguien que se oponía la rey Juan y listo. Al fin y al cabo, "hood" significa capucha, así que siempre pensé que era un mote o algo. Vamos, que no negaba su existencia aunque sí su figura. Y ahora resulta que todo no es más que una historia.

La verdad es que cada día estoy más convencida de que la Historia no puede estar más manipulada, por desgracia.

PD: btw, he cambiado tantas veces de nick que puede que ni sepas quién soy o que ya no me recuerdes. Soy Sweet Shadow, del foro de LGG. Sí, llevo leyendo este blog prácticamente desde que lo abriste. xD

Estelwen Ancálimë dijo...

¡Claro que me acuerdo de ti, Sweet Shadow! De hecho, te echaba mucho de menos por estos lares. Sé que has sido lectora de este blog prácticamente desde el principio, y siempre recordaré el mensaje de apoyo que me dejaste en el tuyo (por desgracia desaparecido, y del que yo era asidua) cuando dejé el foro de LGG.
Espero que te sigas pasando por aquí :-)

Estelwen Ancálimë dijo...

Respecto a Robin Hood, no es que se trate realmente de una manipulación histórica; la manipulación histórica de los cronistas malintencionados consistió en ensalzar a Ricardo I y denigrar la figura de su hermano Juan I. La leyenda de Robin Hood fue una consecuencia de esta manipulación, pero realmente los historiadores serios nunca pretendieron que fuera una persona real. Lo que sucede es que es un personaje con el que se ha dado tanto la brasa, que muchas personas que no están especializadas en Historia han llegado a creer que era real o estaba basado en hechos reales, igual que ocurre con Romeo y Julieta, o con el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda.

Anónimo dijo...

¡Hola Estelwen!

Me ha encantado el post. Ya sabía casi todo lo que has puesto, pero me encanta que se haga justicia histórica. Es cierto que todos adoramos a ese león grandullón y sonriente del final de la película de Disney y detestamos al león sin melena e infantil xDD. Pero sí, luego cumples 15 años, lees cosas, y te lo giran todo.

Una de las copias de la Carta Magna (creo que la mejor conservada, pero a saber, porque imagino que cada uno defenderá lo suyo) la vi en la Catedral de Salisbury, ¡no veas qué maravilla!

Un abrazo =D

Altáriel.

Estelwen Ancálimë dijo...

¡Gracias, Altáriel! :-)

Jo, qué suerte, a mí me encantaría ver esa copia. A ver si cuando vuelva por la Pérfida Albión tengo ocasión de hacer una visita a Salisbury (no parece estar a mucho más rato en tren de Londres que Oxford) :-)