sábado, 12 de febrero de 2011

L.J. Smith y su mecenas

Anda la blogosfera revueltilla estos días porque L.J.Smith no escribirá más libros de "The Vampire Diaries" y han contratado a otro escritor para ello. ¿La razón? Que la línea argumental que sigue la señor Smith no convence a la editorial.
Yo no soy fan de esos libros, ya que me parecen bastante malos por razones que no vienen al caso en este momento. Sin embargo, sí me llama la atención la indignación de muchas personas que sí son fans. Y no tanto porque les gustara el estilo con el que la señora Smith escribía, o las tramas argumentales que se van a abandonar. No, el motivo de la indignación es que "cómo es posible que la editorial pueda despedir al autor de los libros y contratar a otro para seguirlos escribiendo".

Sobre esto, hay que hacer una puntualización: no es lo mismo un autor que escribe una novela salida de su cabecita, la registra como propiedad intelectual y la vende a una editorial, que un autor que es contratado por una editorial para que escriba por encargo novelas acerca de unos personajes cuya propiedad intelectual no posee.
La señora Smith, para los que no lo sepan (aunque esto había estado convenientemente tapado hasta ahora) no se inventó a los personajes, ni escribió de motu propio la saga. Fue contratada para escribir por encargo las novelas. Es decir, que la editorial tenía la propiedad intelectual sobre los personajes y la historia, pero necesitaba un autor que la escribiera y desarrollara, y contrataron a L.J.Smith. Esto, seguro que a la gente le suena, es lo que en el Renacimiento se llamaba mecenazgo. El mecenas era un noble adinerado que contrataba a un artista, le explicaba qué tipo de obra de arte quería (un cuadro, un mausoleo, una escultura, un escrito...) y el artista lo llevaba a cabo conforme a las instrucciones y preferencias del mecenas. Si el artista se atenía a las instrucciones, el mecenas pagaba y todos tan contentos. Si al artista se le iba la pinza y dibujaba las verrugas de la esposa del noble, esculpía al noble en cuestión con barriga, construía el mausoleo con tejado y alabastro cuando se lo habían pedido con cúpula y mármol negro, o hacía el poema sobre las hazañas de su mecenas en el lecho en lugar de en el campo de batalla, lo que ocurría era que el artista se comía con patatas su obra, no cobraba un duro, y no volvía a ser contratado.
Bien, aquí es lo mismo. A L.J.Smith la contrataron para escribir lo que la editorial quería que escribiera. Cuando a L.J. Smith se le ha ido la pinza y ha escrito cosas que a la editorial que le paga no le gustan, dicha editorial tiene todo el derecho del mundo de despedirla y contratar a otra persona que les complazca más, del mismo modo que nuestro amigo el noble renacentista tenía todo el derecho del mundo de despedir al que pintaba verrugas y contratar a otro pintor que le oculte los defectillos a su mujer.
¿Injusto? En absoluto. Lo injusto sería que le hicieran eso a alguien que se ha sentado frente a una hoja en blanco para parir de su propia imaginación una historia que no sabía si se vendería. Igualmente, si un pintor se sienta a la orilla del río a pintar a una dama que observa por la baranda del puente, y luego le ofrece al padre de la dama dicho cuadro, el padre podrá comprarlo o no, pero una vez comprado no le podrá exigir al pintor que lo cambie a su gusto. Estamos ante las ventajas y los inconvenientes de escribir por encargo: vas sobre seguro, porque ya tienes un contrato firmado y no tienes que preocuparte por si te publicarán la novela cuando termines. Pero, claro, eso también comporta una coacción a la absoluta libertad creativa. ¿Que no te gusta? Pues no firmes el contrato y ponte a escribir por tu cuenta. Cuando la señora Smith firmó, sabía lo que firmaba. Y me parece de una inmadurez y una desfachatez absurdos que se ponga a gimotear en su blog y a quejarse de lo injusta que es la vida, cuando esa editorial, al contratarla para escribir esos libros, le ha dado una popularidad tal que ahora mismo puede contar casi con total seguridad con que le van a publicar cualquier cosa que escriba a partir de ahora, porque ya se ha hecho famosa y para muchos lectores su nombre es garantía de que el libro les va a gustar. No sé cuántos escritores amateur darían el brazo derecho por una oportunidad como esa. Y, por supuesto, no estamos contando la enorme cantidad de pasta que habrá sacado la señora por el porcentaje de la venta de los libros y los derechos para la serie. Y todo eso, sabiendo desde el principio que los personajes no eran propiedad intelectual suya.

¿Alguien entendería, por ejemplo, que pidiese un fan-fiction por encargo con una pareja determinada, y el escritor de fan-fics escribiera sobre la pareja que le saliera del nabo? Es, ni más ni menos, lo que ha hecho L.J Smith, que encima ahora tiene la cara de decir que no pide un boicot contra la saga, pero que al mismo tiempo no para de lanzar balidos acerca de que un "ghost writer" (un negro literario, que se dice en castellano) va a continuar la saga y que "la editorial debe creer que a los lectores no les importará o que no descubrirán la diferencia". A ver, un negro literario es un escritor que firma obras de otros autores como si hubieran sido ellos quienes las hubieran escrito. En todo caso, quien continuará será un sustituto, porque a estas alturas todo el mundo tiene clarísimo que L.J. Smith no va a ser la autora de los siguientes libros. Y eso de que la editorial cree que los lectores no descubrirán diferencias... hombre, se supone que el asunto está en que sí se encuentren diferencias, porque si les gustaran las cosas tal y como la escritora las estaba dejando, la habrían seguido contratando a ella.
En resumen: que la señora Smith no tiene ningún derecho a quejarse. Los fans sí, supongo, en cuanto a que les fastidie que se vaya a abandonar la línea argumental que las novelas iban llevando. De lo que no se pueden quejar es de que le quiten a la señora Smith algo que es suyo, porque nunca lo fue. Si quiere poder escribir sobre las parejas y situaciones que le den la real gana, sin ninguna restricción, que escriba sus propias historias, inventadas por ella misma, que entonces nadie le podrá decir nada. Y, si prefiere la comodidad de aceptar el dinero seguro de una editorial por un encargo precocinado, que acepte también sus indicaciones. No te jode.

6 comentarios:

Eowyn Zirbêth dijo...

Lo cierto es que escribe taaaan mal, que hace que Corpusculo parezca buena. Cualquiera podrá seguir con la historia.

EFM dijo...

Yo tampoco soy fan de la saga, he intentado ver unos capítulos de la serie pero siempre he terminado dejándola por otra.

Pero en fin a la cuestión, estoy de acuerdo contigo a medias.

Si la editorial ha decidido que no les sirve para seguir escribiendo esa saga Okay, están en su derecho de apartarla del proyecto porque fue una idea salida de ellos, creo yo, pero de ahí a despedirla...me parece una medida muy radical, quizá podría seguir escribiendo otras novelas también por encargo o como sea que funcionen allí.

Estelwen Ancálimë dijo...

Hombre, por lo que yo he entendido no es que la hayan echado en plan "y no vuelvas nunca", sino que le han rescindido el contrato. No conozco la situación laboral de la señora y menos las leyes de trabajo de los EEUU, pero por el contexto me pareció un contrato de obra como el que se hace a los autónomos (por ejemplo cuando contratas a un ingeniero o a un arquitecto para que te haga un proyecto), no que ella estuviera asalariada y en nómina de la editorial como empleada fija. No creo que las editoriales tengan contratados a los escritores como tienen contratados al contable o a la secretaria.

Cris Menéndez dijo...

En general, hay un malentendido circulando por la red.

A esta señora la contrató una agencia literaria, no la editorial (aunque esa agencia en concreto trabaja normalmente con HarperCollins), para escribir Vampire Diaries en los 90s. A la editorial no le gusta el rumbo que ha tomado la señora y la agencia está de acuerdo y por eso, la "echan". Si la agencia no estuviera de acuerdo, otro gallo cantaría... Porque la propiedad de personajes e historias pertenecen a la agencia, no a la editorial. HarperCollins tiene los derechos de publicación.

De todas formas, a mi esta saga ni fu ni fa... Y la serie de tv no me gusta nada ¬¬ así que como que me da un poquito igual :P

Estelwen Ancálimë dijo...

Según tengo entendido, las agencias literarias se ocupan de promocionar a los escritores que son sus clientes (y sus manuscritos, si los tuvieran). Que a L.J.Smith la contrataran por medio de una de esas agencias lo veo muy lógico, porque si no, no sé de qué modo podría haber contactado HarperCollins con ella. Pero las agencias literarias suelen ser meros intermediarios entre escritores y editoriales que se llevan un porcentaje, no poseedoras de los derechos de autor de los personajes de sus escritores clientes. Eso ya me parece más raro. Y, en este caso, imposible, porque de ser así, si los editores sólo tuvieran los derechos de publicación pero no la propiedad intelectual, no podrían seguir publicando la saga con otro escritor.

Sawako dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Te explicas muy bien, pues al principio me estaba sulfurando porque pensaba que apoyabas el despido a un escritor así de repente y el robo de su obra... hasta que he seguido leyendo y me he enterado de que los personajes y la historia no son propiedad de Mrs. Smith. Así que, repito, totalmente de acuerdo contigo :3
Sawako ^^