viernes, 23 de marzo de 2012

La falla de los Borgia

Roma, 2 de Febrero del año 1502. En la ciudad se celebra, con gran pompa y esplendor, la boda de Lucrecia Borgia con Alfonso d'Este. Para la novia es su tercer enlace y ni ella ni el novio van muy convencidos; ella, porque aún está enamorada de su anterior esposo, Alfonso de Aragón, mandado asesinar por orden de la familia Borgia a causa de una intriga política. Él, porque apenas la conoce y ni a él ni a su familia les hace la más mínima gracia el berenjenal que supone emparentar con los Borgia mediante matrimonio (sobre todo teniendo en cuenta lo que pasó con los últimos dos maridos en cuanto los matrimonios se volvieron políticamente adversos).
Sin embargo, el aire de fiesta es general. Una boda siempre es un gran acontecimiento, la familia Borgia está contentísima de emparentar con los d'Este (sobre todo porque cuando el padre de Alfonso muera Lucrecia se convertirá en la duquesa de Ferrara, hecho que sucederá cuatro años después de la boda). La boda tiene lugar, cómo no, en la mismísima Basílica de San Pedro del Vaticano.
Los Borgia, apellido italianizado, son en realidad los Borja, una familia noble valenciana oriunda de Játiva. Lógicamente, en el séquito del poderoso César Borgia hay muchísimos valencianos. Y a los valencianos, alegres tanto por el acontecimiento como por el vino que corre, se les ocurre una feliz idea:

Ie, xicons! Açí fa un fred dels collons. ¿Qué vos pareix si le fem una falla a la xiqueta? ¡Aixina entrarém en calor!"*
*"¡Eh, chicos! Aquí hace un frío de cojones. ¿Qué os parece si le hacemos una falla a la niña? ¡Así entraremos en calor!"

Y dicho y hecho. Los valencianos deciden animar la boda con un toque de lo más fallero, y ni cortos ni perezosos plantan la primera falla documentada de la Historia: un monumental castillo de madera en la mismísima plaza de San Pedro del Vaticano. Y, como no puede ser menos, hacen también la Cremà y le prenden fuego.

Hay que tener en cuenta que las fallas (hogueras), tanto para San Donís como para San José, eran una costumbre valenciana arraigada ya desde el siglo XIV, pero se trataba sencillamente de hogueras; pilas de madera que se colocaban en lo alto de las torres y campanarios, o en las plazas más amplias, para divertir a la gente, que cantaba y bailaba alrededor. Fallas tal y como las conocemos hoy, es decir, monumentos de madera con una forma determinada, tal vez las hubiese habido ya en Valencia, pero la primera que aparece documentada es la falla que los valencianos del séquito de los Borgia, para celebrar la boda de la joven Lucrecia, plantaron y quemaron en la Roma renacentista.


Lucrecia Borgia: "¡Este año tampoco pienso perderme la Cremà!"

4 comentarios:

Gabriel Knightley dijo...

Qué genial la historia. La cara que se le quedaría a la gente en Roma... :D

Estelwen Ancálimë dijo...

Debieron pensar algo como:
"¡Están locos estos valencianos, por Tutatis"! XDD

baduljp dijo...

Una mezcla muy interesante de incesto, nepotismo, violencia y maquiavélica hace que la serie Borgia, me atraiga muchísimo, no puede ver la serie desde un principio, pero se que otra cadena de televisión esta por estrenar la historia de esta controversial familia, y seguro que no me la pierdo.

Estelwen Ancálimë dijo...

Y, sin embargo, en las historias que se cuentan sobre ellos hay mucho de leyenda negra. Cesare era un pájaro de mucho cuidado, desde luego, pero Lucrecia no era ni mucho menos la seductora envenenadora que algunos dicen. Era solamente una mujer normal que tuvo la desgracia de nacer lo bastante guapa como para que su familia la utilizara vilmente como moneda de cambio, mandando matar a sus esposos cuando la alianza con su familia ya no les convenía. Lucrecia sólo quería que la dejaran vivir en paz.