lunes, 27 de julio de 2009

Todo lo que se ignora, se desprecia

Dicen que en España todo el mundo es médico, político, abogado y entrenador de fútbol, independientemente de la profesión que ejerza o de la carrera que haya estudiado. Así parece, en efecto, a juzgar por la cantidad de personas que sin tener ni puñetera idea de esos temas van sentado cátedra sobre ellos, emitiendo diagnosis cuando ven que la abuela está acatarrada o amenazando al vecino de que le va a poner "una querella criminal" si sigue haciendo ruido a las cuatro de la mañana o le abolla el coche al aparcarlo detrás (nota: TODAS las querellas son criminales porque la querella es sencillamente el escrito mediante el cual la acusación particular (es decir, la persona que ha denunciado) en un procedimiento penal se persona en él como parte, de modo que hablar de una "querella criminal" es como decir "futbolista deportista" o "hielo frío": una redundancia absurda). En cierta ocasión tuve un ex novio que había hecho primero de Medicina y lo había dejado para ponerse a estudiar otra carrera, y aún así, con eso, no perdía la ocasión de proclamar "Soy médico" cada vez que salía a colación el terma de la medicina. Como si yo hubiese ido proclamando que era juez por haber estudiado primero de Derecho, vamos. De pena.
La verdad, me jode muchísimo que la gente vaya haciéndose la sabihonda, yendo de prepotente y de enterada por la vida al hablar sobre temas de los que sólo sabe vagamente y de oídas. Me cabrea especialmente que esa misma gente llegue al punto de pretender contradecir o hacer callar a los que sí saben de verdad del tema, a los profesionales. Y me pone especialmente enferma cuando las presunciones estúpidas se refieren a mi profesión, la de Procurador de los Tribunales.
Vaya por delante que mi profesión, desde siempre, ha sido una completa desconocida para el ciudadano de a pie. A los abogados los conoce hasta el gato, pero nadie sabe qué es un procurador, ni lo que hace. Cuántas veces me habrán preguntado con voz de entre enteradillos y condescendientes "Tu profesión es bastante nueva, ¿verdad?" y yo he contestado con la misma voz "Sí, por supuesto, sólo existe desde los tiempos del Imperio Romano". Cuántas veces me habrán dicho los abogados, con un tono condescendiente muy parecido al anterior "Claro, es que como los procuradores no haceis nada..." (y luego han sido esos mismos abogados los que me llamaban al móvil agobiadísimos gimiendo que se terminaba un plazo, que había un escrito que presentar, un registro al que ir, un pago a Hacienda que efectuar o un dato que comprobar, y yo tenía que solucionarlo todo antes de las tres de la tarde. En fin... ). Y ahora, los procuradores hemos tenido que sorpotar una nueva afrenta a nuestar dignidad como profesionales.

No sé si habreis oído hablar de la Ley Omnibus. Se supone que es una ley destinada a agilizar los servicios para que los consumidores tengan una atención más rápida y eficaz. El problema era que para eso no se les había ocurrido nada mejor que compatibilizar las profesiones de abogado y procurador (que los abogados pudieran ser procuradores, vampos) y eliminar los aranceles (los precios que los procuradores debemos cobrar por nuestros servicios, establecidos por Decreto-Ley). Vamos, que para agilizar la Justicia los abogados podrían colegiarse de procuradores y hacer nuestro trabajo. Toma ya. Por supuesto, el presidente del Consejo General de Procuradores de España presentó una enmienda, y gracias a Dios hemos conseguido que se exceptúe la procuarduría y la abogacía de esta norma y seguir como estamos ahora. Por supuesto, los abogados, que ya se frotaban las manos, han puesto el grito en el cielo.
Pero, un momento, me dirán los ciudadanos de a pie. Esto te beneficia a tí como procurador, pero, ¿y nosotros? ¿No iba esa ley a agilizar la Justicia? Pues no, la respuesta es que no. Permitidme que os lo explique:

Los ciudadanos normales (y la mayor parte de los abogados) tienen la estúpida impresión de que los procuradores no hacemos nada salvo recoger notificaciones del juzgado, enviárselas a los abogados, y presentar escritos. Por lo tanto, piensan: "para eso, que lo hagan los propios abogados y nos ahorramos tiempo y dinero". Pero, no, va a se que no. Tengo que hacer las siguientes aclaraciones:

-El trabajo de un Procurador consiste en MUCHO MÁS que recoger notificaciones y presentar escritos. Como representantes del cliente que somos, todos los trámites que son necesarios en un procedimiento, del principio al fin, los hacemos nosotrsos. Tenemos que ser los que nos comemos las colas para pagar las tasas pertinentes en Hacienda, los que tenemos que ir al Registro Mercantiil, al Registro de la Propiedad, al Registro de Bienes Muebles (que muchas veces, si ejercemos en pueblos aledaños, están fuera de la ciudad y a varios kilómetros, con el correspondiende gasto de tiempo si vas en metro y el correspondiente gasto de gasolina si vas en coche). Tenemos que ir a las imprentas para encargarnos de que se publiquen los edictos, tenemos que acudir a los Juzgados cada vez que hay un problema con el asunto, tenemos que ir a los Bancos para pagar las tasas judiciales y recoger las consignaciones, tenemos que llevar buena cuenta de los plazos y de que los abogados están al corriente de ellos... ¿sigo?

-Todas estas actuaciones llevan mucho tiempo. En estos lugares suelen haber bastantes colas, y a menudo están bastante separados entre sí. Además, los procuradores debemos saber a la perfección qué documentos llevar y qué requisitos nos van a exigir para presentarlos, so pena de tener que volver otro día con la documentación que falta. Si todo esto lo hacemos nosotros, no tiene que hacerlo ni el abogado ni el cliente. El cliente, que es un ciudadando de a pie poco familizarizado con la Justicia, se hace un lío a la hora de ir a estos sitios a presentar cosas, y además de perder mañanas enteras en las que debería estar trabajando, generalmente no lo haría todo bien a la primera. Esa es una de nuestras principales funciones: que el cliente no tenga que preocuparse de NADA durante el procedimiento porque hay un profesional especialista en esos temas, que lo hace más rapido y mejor, y que lo hace por él.

-¿Y po qué todo eso no lo hace el abogado? Porque el abogado tiene otras muchas funciones. Tiene que recibir visitas (que a menudo se prolongan horas) de clientes que vienen a hacerles una consulta o a explicarles su caso para que lo lleve. Tienen que redactar los documentos que el procurador presenta. Y tienen que pasar muchas horas leyçendose con detalle todos los datos del asunto, buscando jurisprudencia y leyéndose las leyes para saber cómo defender a su cliente (y no sólo cómo defenderlo, sino también por dónde le puede salir el abogado contrario para estar preparado para rebatir sus argumentos). Si, con todo este trabajo, el abogado tuviera también que hacer TODO lo que hace el procurador, ¿de verdad creéis que eso agilizaría la Justicia? Pues no, la haría ir muchísimo más lenta, porque el trabajo que se reparten dos personas lo haría sólo una. Y si el señor abogado está yendo a Hacienda, al Banco, al Registro o al Juzgado a recoger notificaciones y presentar escritos, no puede a la vez estar atendiendo visitas, redactando documentos o estudiándose un asunto.

-¿Y entonces por qué los abogados se enfurruñan al ver que al final no se va a llevar a cabo lo que proponía la Ley Omnibus? Pues porque como ellos tienen la percepción errónea de que sólo curran ellos y nosotros no hacemos nada, se las prometían muy felices porque de ese modo cobrarían la minuta de abogado y la de procurador, con lo cual ganarían más dinero. Porque esa es otra, no se trata de que los abogados hagan las funciones de los procuradores, sino de que un profesional pudiera ser a la vez abogado y procurador, con lo cual harían dos trabajos diferentes y cobrarían dos minutas, no sólo una. Es decir, que no se le ahorraría ni un sólo céntimo al cliente, lo único que pasaría es que en lugar de comer dos familias de ese asunto, comería sólo una. Los únicos beneficiados de esto serían los abogados, que se llevarían aún más dinero al bolsillo, y encima dejarían a muchos miles de personas sin trabajo. Porque los abogados se colegiarían en masa en nuestro Colegio de Procuradores, y claro, como casi siempre son ellos con quienes el cliente contacta por primera vez y no con nosotros, como son ellos quienes poseen los contactos, harían siempre de procuradores en sus propios asuntos y eso dejaría a los miles de procuradores españoles en la puta calle.

-Respecto a lo de liberalizar los aranceles, también es una burrada, porque cada procurador podría cobrar lo que quisiera por sus servicios. Ahora, por Decreto-Ley todos cobramos lo mismo, si tú contratas a un procurador tienes la garantía de que no te va a cobrar un precio abusivo y de que no hay otros más baratos, porque todos cobramos por igual. Si la reforma hubiese salido adelante, habría habido una competencia feroz en la cual pronto habrían comenzado a aparecer franquicias que habrían ofercido servicios de mierda por cuatro perras (al estilo Vitaldent o Corporación Dermoestética, vamos) para que la gente picara, mientras que los profesionales de verdad se morirían de hambre porque no pueden mantener su despacho y su familia cobrando una cuarta parte del arancel normal, que es lo que cobrarían los de la franquicia.

Después de todo esto, supongo que entenderéis por qué me cabreo tanto cuando oigo a algún imbécil defender la original Ley Omnibus y lamentarse diciendo "Qué suerte, ¿eh? Al final os habéis salido con la vuestra, con lo inútil que es vuestra profesión", o "Qué lástima que no han cambiado lo de los procuradores, con lo que eso hubiera agilizado la justicia... claro, lo que quieren es cobrar". Porque esos imbéciles no tienen ni puñetera idea de lo que es ser procurador, ni de en qué consiste nuestro trabajo, ni de qué es lo que agiliza o lo que obstruye la Justicia. Sólo tienen idea de lo que los que querían sacar la ley adelante (que tampoco entienden qué es la procuraduría y además les importaba un pimiento) han querido hacerles creer. Así vamos, en este país de presunutosos ignorantes que creen que saben de todo sólo porque han oído cuantro tonterías en boca del presentador del telediario, de Ana Rosa Quintana o de la pescadera de la esquina (que, por cierto, en temas que no son de su profesión y competencia, tienen un nivel de conocimiento muy semejante).

3 comentarios:

Findûriel dijo...

Sobre el cometido de los procuradores, el otro día me contaba Guillem un chiste de informáticos.
Resulta que llaman a un ingeniero informático porque un ordenador no funciona debidamente. El ingeniero llega, destapa el ordenador, aprieta un tornillo y lo tapa de nuevo. La factura son quince mil pesetas.
Preguntado por el cliente, que ve excesiva la factura, le desglosa el precio: dos pesetas por el desgaste del destornillador, y 14.998 por saber qué tornillo hay que apretar.

Que la gente es una ignorante respecto a las carreras universitarias, el trabajo que desempeña la gente en sus puestos, y todo lo que hay que saber para ello, no es nuevo en el mundo. Pero eso tampoco es que ayude a que no se te encienda la sangre cuando te dicen aquello de 'si tú no haces nada, tu puesto lo podría desempeñar yo y me ahorraría dinero'...

Estelwen Ancálimë dijo...

Justamente es eso, que no se trata sólo de lo que haces, sino de que lo sepas hacer. Pero es que encima mi profesión tiene más inri porque hay muchas cosas que nosotros hacemos y que la gente (y eso incluye a los abogados) no tienen la más mínima idea del esfuerzo y el tiempo que lleva hacerlas. Por lo menos, cuando se menciona la profesión "ingeniero informático" la gente sabe de lo que estás hablando, no como cuando dices "procurador", que la gente se queda con cara de "¿ein?" :-(

Findûriel dijo...

O como cuando dices que eres folólogo y te preguntan que eso para qué sirve y que si es que sabes mucho inglés (me ha pasado en la entrevista de trabajo de ayer!!); o los listos que dicen que porque han hecho todos los años de Escuela Oficial de Idiomas, les deberían dar el título de filólogo (he llegado a oír esa burrada)