Hoy me he enterado de que una amiga mía del smial de Númenor (Madrid) está embarazada (aprovecho para enviarle mis felicitaciones desde aquí a ella y a su esposo, aunque no sé si me leen ^^UU). Hoy, también, he ido con mi novio y con mi madre a uno de los hoteles de nuestra lista para informarnos acerca de las condiciones del banquete de boda, para la cual mañana faltará justo un año (la tenemos planeada para el 31 de Julio de 2010). Todo esto, aunque me alegra, también me ha hecho ponerme un poco melancólica y mirar hacia detrás.
Es curioso cómo lo que le va sucediendo a tus amigos marca también un poco lo que es la dinámica de tu propia vida, te da la sensación de evolución y de madurez. Tienes once o doce años, y de repente a todas tu amigas les empiezan a salir pechos y a venirles la regla, y en ese momento te das cuenta de que estás dejando de ser una niña y vas a entrar en la adolescencia. La niñez se te escurre de entre los dedos para no volver jamás. Unos años más tarde, todos tus amigos (al igual que tú) están estudiando para el examen de Selectividad y eligiendo qué carrera quieren hacer, y al verlos eres consciente de que vas a alcanzar la mayoría de edad, de que el colegio se acaba y vas a entrar de puntillas en la edad adulta. Adiós a la adolescencia para nunca más volver. Luego, ves a tus amigos que acaban la carrera y se ponen a buscar traabjajo, y un día te das cuenta de que las conversaciones ya no versan sobre lo difícil que es esta asignatura, la nota de la tal examen o lo cabrón que es ese profesor, sino loa cantidad de trabajo que tienes encima, cuándo te darán vacaciones, y lo cabrón que es tu jefe (o lo inútiles que son tus empleados, o lo pesados que son tus clientes...). Y te das cuenta de que la época de estudiante, esos años felices y despreocupados que eran los últimos coletazos de la infancia irresponsable, han quedado atrás para siempre. Ya no volverán. Ahora eres realmente adulto y tienes que enfrentarte al mundo y al mercado laboral.
Y luego, como me está pasando a mí ahora, ves a tus amigos casarse, irse a vivir juntos, empezar a tener hijos. Ves a los que fueron niños juguetones, adolescentes despreocupados y estudiantes juerguistas convertirse en personas casadas, con hijos y con un hogar independiente. Y me miro a mí misma y me veo viviendo con mi novio, planeando mi boda, y me doy cuenta de que hace mucho tiempo que ya no soy una niña ni lo volveré a ser jamás. Como dicen en Blade Runner, esos momentos del pasado se van perdiendo como lágrimas en la lluvia. Conservamos los recuerdos, sí, pero no podemos aferrarlos, son como arena entre nuestros dedos: se nos escapan de las manos. Recuerdo que en la película de Hitckhcock Rebeca, la protagonista decía que le agradaría que los recuerdos pudieran embotellarse como los perfumes, y así poder coger los más hermosos y agradables cuando quisiéramos, destaparlos y volverlos a vivir como los vivimos antaño. Aunque muchos de mis recuerdos pasados tendrían un olor desagradable, así me siento yo a veces. Deseando poder conservar los buenos.
Hay algo de inexorabilidad y de concienciación de la propia mortalidad en echar estos vistazos hacia atrás y ser consciente de la aterradora sensación de que sólo puedes ir hacia delante, de que la vida te empuja sin tregua, y de que todo lo que has experimentado, todo lo que has vivido, la niña, la adolescente y la joven universitaria que fuiste, no volverá jamás en todas las edades del Universo. Supongo que lo mejor que se puede hacer es dejar de mirar hacia atrás y fijas lar la vista adelante, disfrutando el presente y planificando el futuro. A mi edad eso es fácil y divertido, porque (espero) aún me queda mucha vida por delante. Pero me pregunto cómo será esta sensación cuando veas que todo el mundo a tu alrededor tiene hijos que van a la guardería, que hacen la comunión, que crecen, que van a la universidad, que se casan, y tú te das cuenta de reprente de que aunque en tu corazón conserves la alegría y las emociones de la juventud, tu cuerpo envejece y te das cuenta de que lo siguiente que viene con los nietos, y luego la jubilación, y luego... ah, ¿qué es lo que viene luego? Tofodos preferimos no pensar en ello, pero ahí está, como una espada de Damocles.
Vivamos y disfrutemos al máximo nuestra vida y nuestro presente, con alegría y con responsabilidad, que el tiempo de nuestra vida se nos va de las manos y cuando miras hacia atrás siendo consciente de que lo que dejas atrás ya no volverá, maldices cada uno de tus errores y cada una de las tonterías que te hicieron perder buenas soportunidades o te impidieron ser feliz en el pasado. Vivamos lo mejor posible, lo más felices posible, mientras podamos. Hacia delante... ¿acaso existe otra dirección?
6 comentarios:
mis amigos y yo solemos vernos como adolescentes funcionales... o sea, somos adultos, aceptamos nuestras responsabilidades y nuestros trabajos... pero ni hablar de olvidarnos de nuestra infancia y nuestra adolescencia... xDDD El espíritu sigue ahí para quien quiera mantenerlo y seguir usándolo ^____^
No sabía que te ibas a casar (tampoco te leo desde hace mucho)¡felicidades! Espero que todo te salga muuuy bien y que encuentres sitio bonito para celebrar la boda :) Ya contarás ;)
¡Muchas gracias! :-D
La verdad es que creo que todos tenemos un puntito joven y rebelde en el interior de nuestro coprazón, aunque tengamos 90 años. Lo que pasa e que la vida te hace madurar aunque sea a palos...
Saludos :-)
Estelwen Ancálimë
Dentro de un año serás una princesa que avanzará junto a su príncipe hacia el trono que os hará reyes de vuestra propia historia.
Sé que gobernarás con amor, justicia y belleza.
Un beso muy gordo, Estelwen
¡Lo más lindo que me han dicho en mucho tiempo!
¡Muchas gracias, Findûs! <:)
Ay que boba n.n
Si sabes que eso y muchas cosas más os merecéis Bruji y tú :)
Qué cierto. Yo esto ya lo pensé hace tiempo, y tengo días que vivo como si fuera a ser el último, y luego otros en que miro adelante y creo que lo que he vivido es un grano de arena en una playa (cuando estadísticamente hablando, es algo menos de un 1/4 de mi vida)... ¡Y quiero aprovecharla, leñe!
Sigue como hasta ahora, disfrutando de cada día, cuídate mucho, ¡y sed muy felices morena!
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