jueves, 12 de abril de 2012

La ligereza del cuento

A lo largo de mis años como lectora, he tenido ocasión de leer bastante cuentos cortos. Debo reconocer que, aunque he leído algunos bastante buenos, no es mi género literario favorito, y esto es así por dos motivos principales, que constituyen de hecho dos de las características más comunes de este tipo de historias: siempre se dejan cabos sueltos, y siempre tienen tendencia a acabar mal.

Supongo que, dadas las características de los cuentos, esto no es de extrañar. La novela es un relato largo, que se coge a sabiendas de que va a leerse una historia larga, con unos personajes y un conflicto determinado que envuelve a los mismos, durante un número relativamente largo de páginas. El lector espera, pues, que todas esas páginas sirvan para dejar bien claro lo que pasa y por qué, así como el destino de los personajes, que suele ser satisfactorio o al menos agridulce, rara vez totalmente catastrófico (lo cual es lógico, puesto que un final así deja muy mal sabor de boca a la mayor parte de los lectores. Como dijo una vez Stephen King, a nadie le gusta sufrir por alguien durante trescientas páginas para luego descubrir que ha muerto entre los capítulos 16 y 17).
Sin embargo, el cuento es otra cosa. Parece como si la finalidad del cuento no fuese relatar una historia, sino sorprender al lector. Sorprender de forma original y a cualquier precio. Es por eso que los cuentos suelen tener una dosis bastante elevada de surrealismo, de sucesos extraños que quedan sin explicación alguna, y de finales sorprendentes e impactantes que provocan un choque al lector. Lo cual, para la mayor parte de los escritores, implica que acaben mal. Parece como si la finalidad de los cuentos fuera plantear preguntas, omitiendo premeditadamente las respuestas, con el único fin de provocar desasosiego en el lector.

Quizás por eso no me convencen. No sólo por la pereza que me da tener que salir de una historia que me estaba interesando (a menudo con demasiados nudos sin atar y con más preguntas que respuestas en la cabeza) para entrar en la siguiente. También porque, en el fondo, me da la sensación de que todos los cuentos son iguales en su estructura, igual que las fábulas o las historias de príncipes y princesas. Sus personajes y su trasfondo cambia, pero en el fondo es lo mismo: cuando te pones a leer un cuento de hadas, sabes que la bruja mala será derrotada, que el príncipe matará al dragón, y que se casará con la princesa. Lo que importa realmente no es lo que pasa, sino cómo. En ese sentido, los cuentos cortos no son diferentes: sabes que hará un misterio casi inmediato para enganchar al lector, unas pistas o hechos con tintes más o menos sobrenaturales para intrigarle, y un final impactante, que 9 de cada 10 veces implicará que el protagonista muere, se vuelve loco, desaparece, o jamás encuentra lo que está buscando y regresa al punto de partida. Casi igual que los PJ's de una partida de La Llamada de Cthulhu, vamos.

Aún estoy esperando leer un cuento realmente original que se aleje de esas características. Un cuento que enganche, que sorprenda, pero al mismo tiempo que ate todos los cabos, cierre todas las tramas y que no provoque una sensación de amargura o desasosiego al terminar. Un cuento, en definitiva, que se asemeje a una pequeña novela en miniatura.

3 comentarios:

Lalachan dijo...

Por si no lo has leído, te recomiendo "La Princesa Prometida". Tiene toda la magia de un cuento, pero con la emoción que puede proporcionarte una novela. Sus personajes son maravillosos, todos y cada uno de ellos. Todos viven, aman, sufren y evolucionan en una aventura que está a medio camino entre lo infantil y lo adulto. Y, por supuesto, con los comentarios del propio autor (que dice que el cuento no es suyo, sino de otro), que hace una especie de visión imparcial de la historia que supuestamente compila.

Estelwen Ancálimë dijo...

Ya la he leído, pero muchísimas gracias por la recomendación. La verdad es que disfruté mucho leyéndola, sobre todo porque la historia, además de bonita y entretenida, me pareción una revisión paródica muy inteligente del típico cuento de hadas :-)

Sawako dijo...

Inteligente e interesante reflexión. Al no haber leído muchos cuentos, aunque supongo que te refieres más bien a relatos, que no sean infantiles; no puedo opinar.
Pero aun así te recomendaré que pruebes la lectura de fábulas tradicionales de otras culturas. Algunos de los cuentos son injustos, o machistas, pero si se trata de leerlos con un cristal transparente limpio de prejuicios pueden resultar muy bellos y transmitirnos valores entre la oscuridad que puedan aparentar. Y aun incluso los que mantienen la consabida estructura por ti mencionada (de todas formas, puedes encontrar otros diferentes); te sorprenden en la manera de llevarla a cabo.
Por ello te recomiendo el libro de cuentos de Europa, Asia, África, América y Oceanía Cuentos de Amor. Amor en todas sus vertientes, familiar, de pareja, de amistad y falso o verdadero, triunfador o dramático es lo que encontrarás entre las páginas.

Besos,
Sawako :3