jueves, 2 de julio de 2009

"El hombre que se tiraba a todas la mujeres" (crítica de "La reina en el palacio de las corrientes de aire")

Acabo de terminar de leer el tercer libro de la trilogía Millenium, "La reina en el palacio de las corrientes de aire".
De primeras debo decir que no comprendo demasiado bien el título del libro. A diferencia de los dos anteriores, en el que el título hacía referencia directa al argumento, en esta ocasión no parece haber conexión alguna entre título e historia. Asimismo, he de decir que, aunque el libro no me ha disgustado en absoluto, sí es cierto que es, a mi gusto, el más flojo de los tres. Y es flojo principalmente por tres cosas:
Primera, porque es el único libro de la trilogía Millenium en el que no hay intriga. Que nadie se engañe: esto no es un thriller ni un libro de misterio, sino una historia de espías de cabo a rabo. En el primer libro, el misterio a desvelar era qué había sido de Harriet Vanger. En el segundo libro, nos mantenía en vilo la incógnita de quién estaba detrás de los asesinatos de Dag Svensson y Mia Bergman. Sin embargo, en La reina en el palacio de las corrientes de aire no hay ninguna intriga policíaca. No hay ningún criminal desconocido ni ningún asesinato sin resolver. El argumneto de este libro es bastante simple: Lisbeth Salander está en el hospital tras el balazo que recibió en la cabeza al final del segundo libro, y pretenden juzgarla para ver si está bien de la cabeza o no. Los buenos, encabezados por Mikael Blomsvick, lucharán para que la declaren cuerda e inocente. Los malos, dirigidos por la Sección secreta de la Säpo, lucharán para que sea declara loca y encerrada de por vida. Fin de la historia. Los villanos, sus secretos y sus motivaciones se nos presentan casi desde el principio, por lo que la intriga se desvanece a lo largo de la historia: aquello que Mikael Blomsvick y sus muchachos van descubriendo a lo largo del libro, nosotros ya lo sabíamos desde la página 150, y las investigaciones son tan largas y trabajosas que durante las primeras 400 páginas (es decir, la mitad de la novela) la lectura es bastante lenta, y salpicada de una leve impaciencia en plan "leches, que descubran algo que yo no sepa y que la historia avance de una vez".
El segundo error que mina la calidad de la novela es la cantidad de páginas que el autor dedica a explicar los entresijos de la ley, la Constitución y las policía secreta suecas. Supongo que a los oriundos de ese país y a los aficionados al espionaje la información les parecerá fascinante, pero a mí me resultó un auténtico coñazo. Se nota que a Stieg Larsson le apasionaba el tema y se documentó con profundidad, pero al parecer se le olvidó algo que todo escritor debería recordar siempre: qiue la investigación de fondo debe quedar, precisamente, de fondo, y no formar parte de una exposición que se come al menos 100 páginas del libro. La mayoría de los lectores no queríamos conocer los entresijos secretos de la Säpo, sino saber qué pasaba con los protagonistas, y muy escepcialmente con Lisbeth Salander.
Y ese es el tercer gran frallo de la novela: Lisbeth Salander. Sin duda, es el personaje más carismático de la trilogía y que más interesa a los lectores, y por eso desespera que en esta novela quede en un segundo plano y no haga casi nada mientras súper Kalle Blomsvick acapara todo el protagonismo, se tira a todas las chicas y resuelve todos los misterios. Erika Berger tiene el triple de protagonismo en este libro que Lisbeth Salander, y con eso lo he dicho todo. Mientras Lisbeth está encerrada en el hospital recuperándose de sus heridas, nos vemos obligados a seguir las andanzas de la irritante Erika, incluída una subtrama de acoso laboral que no aporta absolutamente nada a la trama principal. Da la sensación de que Stieg Larsson quería darle todo el protagonismo a Mikael y usar a Lisbeth como secundaria de lujo, y cuando se dio cuenta tras escribir el segundo libro de que Lisbeth Salander se estaba comiendo con patatas a Blomsvick, la sacó de escena con calzador del tercero. Y claro, como se necesita contrapartida femenina, a chupar planos de Erika "la-fidelidad-sexual-no-existe-en-mi-vocabulario-y-por-eso-molo-tanto" Berger. Su subtrama de acoso, que por cierto como ya he mencionado no tiene NADA que ver con la trama principal, es lo único que sostiene la intriga de la historia durante las lentas investigaciones de Kalle Blomsvick, y además es triste que el acosador acabe teniendo razón en las acusaciones que vierte sobre ella: lo siento mucho, pero tenía razón. Erika Berger es un zorrón de tres pares de narices.
Por fortuna, a partir de la segunda mitad del libro Lisbeth revive un poco (no mucho, ¿eh? Que le héroe que salva el día ha de seguir siendo Kalle Blomsvick De Los Cojones) y la trama se agiliza y se convierte (¡por fin!) en un relato adictivo semejante a los dos primeros, que era lo que todos los lectores estábamos esperando. El problema es que a este libro le sobra mucha paja, y aunque eso no lo hace malo, sí impide que el final de esta trilogía sea la traca espectacular que todos esperábamos.
Por cierto, como apunte final, se nota que Stieg Larsson pretendía seguir escribiendo libros de Millenium, ya que quedan algunos cabos sueltos (fundamentalmente a nivel de relaciones personales y de quién acaba con quién).

A PARTIR DE AQUÍ, SPOILERS: La única incógnita policial que hay en el libro (el paradero de Ronald Niedermann) está mal resuelta: se planeta al principio de la historia y es dejada de lado durante toda la novela para llegar a un final apresurado las últimas treinta páginas. Es casi como si Stieg Larsson, al acabar la novela, se hubiera pegado con la mano en la frente gritando: "¡Mierda, si no he contado qué fue de Ronald Niedermann!", y mete a Lisbeth Salander en un deux ex machina histórico para que consiga vencer a su hermano en un último enfrentamiento final. Curioso contraste, teniendo en cuenta que durante las escenas posteriores al juicio se empeña en dibujar a Lisbeth como una persona inmadura, caprichosa e irresponsable, que pasa de su abogada, no quiere saber nada de administrar sus bienes, y va por ahí seduciendo casados por diversión. ¿Por qué mostrar de reepente esas características en ella, si no le pegan nada? Sabíamos que Lisbeth era rara, no hacía falta subrayarlo con líneas fosforescentes, y mucho menos usando semejantes recursos, cuando siempre había aparecido como una persona que sabe muy bien lo que hacer con sus cosas, responsable con sus asuntos, y de buen corazón a pesar de su asociabilidad y su coraza de frialdad. Por ello, es lamentable el OOC de los últimos capítulos.
Por cierto, no sé vosotros, pero yo le he cogido manía a Mikael Blomsvick. A ver, ¿hay UNA sola mujer en el mundo, aparte de la chica de TV4, que no se quira meter en sus pantalones? En tres libros le hemos conocido relaciones sexuales con Erika, con la novia a la que puso los cuernos con Erika, con la ex mujer a la que también puso los cuernos con Erika, con Cecilia Vanger, con Harriet Vanger, con Lisbeth Salander, con Monica Figuerola y con varias "parejas ocasionales" más a las que se hace referencia. Por supuesto, es un amante espectacular: las satisface a todas sin problemas y jamás tiene un gatillazo. Y luego pierde el contacto con ellas con la misma facilidad con la que lo emprendió. Desde luego, Mikael es uno de esos hombres que no ama a las mujeres, porque los conceptos de amor, fidelidad, compromiso y lealtad le son totalmente ajenos. A él le van más conceptos como "amistad con derecho a roce", "sexo libre" y "promiscuidad". No puedo estar más de acuerdo con la definición que su hermana Annika hace de él: "Se pasa la vida follando y no es capaz de ver cuánto daño les puede hacer a las mujeres que lo consideran algo más que un ligue ocasional". Lo dicho, abofeteable.
En cuanto a la ex mujer y la hija de Mikael, que aparecían en la primera novela, han debido ser abducidas por extraterrestres, porque aquí tampoco se las menciona para nada. Lo de las ex mujer aún lo entiendo, pero, ¿es que a Mikael Blomsvick no le importa para nada su hija? ¿Qué pasa, que como no se la puede tirar no vale la pena ni acordarse de ella? Ya me estoy imaginando a los agentes de la Säpo secuestrando a la pobre muchacha para hacerle chantaje a Mikael:

Los malos: "Somos los de la Sección, tenemos a tu hija".

Mikael: "¿Qué hija? Ahora mismo no me acuerdo de ninguna. ¿No os estaréis refiriendo a la univeristaria cachonda que me follé hace tres meses?".

Otra para echarle de comer aparte es Erika Berger, sobre la que Peter Fredricksson, por muy censurables que sean sus métodos, tenía toda la razón: ¡si es que es una puta! A ver, está casada y se tira a Mikael, lo cual aprueba el marido, que además se monta tríos con ella de forma más o menos habitual, tanto con hombres como con mujeres, porque los dos son bisexuales, y además ella fue miembro del Club Xtreme donde le daba al sexo BDSM duro. Y encima, lo tiene todo bien documentadito con películas porno caseras y fotos en las que aparecen ingredientes como látigos, máscaras y cuero. Qué queréis que os diga, entre eso y meterse en un convento de clausura hay un saludable término medio, ¿no?
Además, su actitud de sobrada perdonavidas comprensiva con Mónica Figuerola da vergüenza ajena. En la escena en la que Erika se pone en plan "por supuesto, soy irresistible para Mikael y no podemos vivir sin fornicar juntos, pero como soy una tía abierta y me va el buen rollito, te voy a dejar que te lo folles porque, mira, me han caído bien, sardinilla. Y me siento tan magnánima que intentaré mantenerme al margen... ojo, he dicho que lo intentaré, que como soy algo zorrilla igual me lo follo de todas maneras, jijijiji", deseé con todas mis ganas de Figuerola le rompiera la cara de una patada, dejara sin testículos a Kalle Blomsvick de otra (a ver qué hacía el hombre sin su arma principal, igual le pasaba lo mismo que a Jaime Lannister cuando le cortaron la mano de la espada y se veía en la obligación de dar importancia a otras cosas de la vida), y se fuera a encontrar a un hombre maduro, decente, responsable, fiel, romántico y sin miedo al compromiso que la tratara como a una reina. Pues va y no: le agradece a Erika su amabilidad al intentar quedarse al margen, y se va trotando como un cachorrillo detrás de las nalgas de Mikael. Vergüenza ajena, lo dicho.
Menos mal que al menos Lisbeth parece quedarse con Miriam Wu, que parece una pareja genial para ella. Espero que las dos acaben enamorándose en el futuro y vivan juntas. Lástima que Stieg Larsson haya muerto y ya nunca lo sepamos.
Por cierto, los de la Säpo son malos MUY idiotas. Me pasé todo el libro preguntándome por qué canastos no habían vuelto a intentar matar a Lisbeth después del primer intento fallido cuando mataron a Zalachenko. Es más, por qué no habían acabado con ella cuando era una niña indefensa en el psiquiátrico, o cuando vivía sola durante tantos años. Y resulta que al final de la historia, a dos días del juicio, va a los mendrugos y se les ocurre: "Eh, chicos, somos un poco gilipollas, ¿no? Hemos matado a Zalachenko, a Björck, hemos enviado sicarios a por Blomsvick... ¿y por qué cojones a nadie se le ha ocurrido que a quien había que matar era a Lisbeth Salander?". ¿Estos que son, agentes de la Säpo o agentes de la TIA? El doctor Maligno y su Mini Yo hubieran sido mucho más listos.

6 comentarios:

Cris Menéndez dijo...

no he leido la trilogia, aunque el primer libro esta en casa esperando por mi... pero el titulo del tercer libro en version original es algo de un castillo en el aire que explota (sale eso en el libro? aunque suena a metafora), lo cual no tiene mucho que ver con el titulo español y tampoco con el ingles, que habla de una niña que le pego una patada a una colmena... yo me parto con las traducciones... en fin...

Estelwen Ancálimë dijo...

Pues fíjate, le encuentro mucho más sentido a lo del castillo en el aire que explota (hace referencia a las conspiración secreta que "explota" en este libro), o a la niña que le pega la patada a la colmena (tres cuartas partes de lo mismo), que a lo de la reina del castillo, que eso sí que no hay por dónde cogerlo.

Un saludo:

Estelwen Ancálimë

Izhak dijo...

Me gustaría poder comentar algo, pero como no leí el libro, sería completamente inútil XD

Aunque sea me paso a saludar, ¡jaja!: Saludos!!

Lo que sí puedo decir es que está bueno que leas tanto y de todo. Yo estuve un tiempo encasillado en la literatura fantástica, pero está bueno explorar otros géneros.

See ya!

Anónimo dijo...

Ayer acabé el primero, así que prefiero no leer la entrada entera de momento...pero ya te diré qué me ha parecido ^^

Natalia dijo...

¡Hola! Aunque no tiene nada que ver con esta entrada, hace tiempo que vi tu recomendación de La dama número trece. Me gustó lo que dijiste sobre el libro y el autor, así que ayer me animé a comprarlo. Llevo ya la mitad de la novela y me está encantando, es muy adictiva, está magistralmente escrita, y los personajes están muy bien construidos. ¡Gracias por recomendarla!

lana54

Estelwen Ancálimë dijo...

Izhak: ¡Hola! ^^
Desde luego, me gusta leer todo tipo de géneros literarios si la novela es buena. Es muy restrictivo quedarse encasillado.

Finduilas: Disfruta el libro (para mí es el mejor de la trilogía, aunque los tres son buenos). Tengo críticas sobre los tres libros en este blog, así que ya te pasarás por ellas si quieres ;-)

Natalia: Muchas gracias por pasarte por mi blog ^^ Me alegro mucho de que mi recomendación haya servido para que descubras a mi querido Somoza y pases un buen rato con su libro. Por cierto, si al acabar quieres leer más de él, si te ha gustado "La dama número trece" creo que también te gustarían "Clara y la penumbra", "ZigZag" y "La llave del abismo" ;-)

Saludos:

Estelwen Ancálimë