lunes, 23 de noviembre de 2009

Gótica


La llegada del frío me pone melancólica. Me ocurre todos los años, desde que era pequeñita. En el momento en que el verano se despide y la estación del sol, las vacaciones y la juerga da paso a la de la melancolía, la lluvia y las hojas caídas, algo dentro de mí se oscurece y no vuelve a renacer hasta la siguiente primavera. Me pongo a mirar la luna y las estrellas, tan brillantes y distantes, en el cielo nocturno, y me da miedo pensar en la inmensidad y en los misterios que me aguardan tras mi muerte. Me da miedo darme cuenta de que un año se acaba, un año se va para siempre, y es un año menos que me queda para morir. Me hace pensar en pérdidas, en despedidas, en cementerios solitarios bajo la helada brisa nocturna y en máscaras venecianas llorando sangre. Me hace sentirme más fría, sola y temerosa que nunca.
Quizás sea porque en esta estación, en estos meses, todo me recuerda a los finales, y yo odio los fianales. Supongo que es porque soy Aries. Aries el el signo zodiacal que rige el nacimiento, el principio y la energía vital creadora, y por eso los finales y los inviernos son tan melancólicos para mí. Es la época del año en que más gótica me siento, con diferencia. La imagen de la dama con colmillos vestida con un largo y vaporoso traje negro, pálida y solemne, tocando el violín sentada en una lápida con un cuervo al hombro mientras le caen lágrimas oscuras por la cara, representa perfectamente cómo me siento cuando el año corre con pasos acelerados hacia su fin.
No hay nada que me congele más el alma que pasear pisando las hojas secan que mueren para siempre al amparo de los árboles desnudos, que notar las gotas de lluvia heladas en la cara, que darme cuenta al mirar desde mi ventana que apenas son las seis de la tarde y el cielo ya está teñido del azul oscuro, denso y líquido, que anuncia la noche.
Desde que era niña, siempre he pensado que me encataría hibernar durante el invierno. ¡Qué alegría cerrar los ojos cuando los días se acortan y el sol se aleja y no volver a abrirlos hasta que los vientos cálidos y los capullos en flor anuncien la primavera!
Pero no es así. Tengo que seguir caminando, que atravesar el otoño y el invierno entre sombras cada vez más largas, entre rosas marchitas, entre nubes tormentosas. Ojalá pudiera dejar de sentirme así.

8 comentarios:

Kaoru dijo...

Y yo que siento todo lo contrario, y adoro el invierno... es la época de sosiego, de silencio, en la que puedes echarte la bufanda al cuello y caminar en soledad. Me encanta.

Diva Chalada dijo...

Bueno, yo en eso estoy de acuerdo contigo. A mí el invierno me marchita, me apaga, no tengo ganas de levantarme ni de hacer nada. A las cinco de la tarde ya es de noche y no te puedes acostar.

Pero hay una cosa que hace del invierno algo agradable, algo que me detendría si me ofrecieran un verano eterno. Las mantas, las estufas, la sensación de estar protegido y a salvo del frío con una taza de chocolate caliente, hummmm... Creo que me voy a hacer una taza de Nesquik!!! Venga, ánimo, que el invierno no es tan malo. Además, solo en invierno se puede ver la constelación de Orión, y si no tuviésemos otoño e invierno, no podría llegar la primavera con fuerzas nuevas, hermosa y brillante.

Venga, que en Valencia solo dura hasta marzo, cuando la Primavera le roba 19 días al invierno, si hay suerte, para que Valencia tenga sus fallas. Un beso,

Cristina

Cris Menéndez dijo...

Pos si te digo la verdad lo que me evocan a mi las hojas caidas, es la leñe que me puedo pegar si no ando con cuidado ¬¬

Me gusta mucho el calor, pero desde hace unos años (supongo desde que vivo en el frio, que carayo!) le he cogido el gusto a andar por la ciudad de noche estando bajo cero y medio nevando... tiene su gracia, no sé... además, otoño (y tambien invierno) es la epoca de los mercadillos y el glühwein ^___^

Estelwen Ancálimë dijo...

Suerte que tenéis de que os guste el frío... a mí lo que me va es la primavera, que es de temperaturas suaves como el otoño pero mucho más alegre, y con las vacaciones de verano en perspectiva :-)

Anónimo dijo...

El frío en si no gusta a casi nadie. Si la sensación que evoca, de, como bien dice Merak, estar en casa calentito con tu café, chocolate caliente arropado con una mantita y leyendo un libro, o blogueando en el portátil XD.

A mi me gusta el invierno por eso, y cuando llueve por que estoy resguradado. Preguntar a los sin techo que época prefieren.

No estes triste al pensar que es un año que pasa y se acorta la vida. Piensa que es un año que enriquece tu vida, tu cultura y tu saber en general, y que de ahora en adelante sabrás más cosas y serás más sabia, cometerás menos errores y vivirás nuevas experiencias.

Bienvenidas sean las estaciones del año y sus consecuencias.

Malvenida sea la Navidad comercial, con sus regalos ficticios de amor y su flasa esperanza. :)

Saludos Gorgonitas

Estelwen Ancálimë dijo...

Gracias por tu comentario, escoriagorgonita.
Me has leído el pensamiento respecto a la Navidad comercial, justamente tengo pensado hacer una entrada sobre ese tema en Diciembre. Ya veremos qué ta parece :-)

Un saludo

Findûriel dijo...

Pues a mí me encantan el otoño y el invierno. Me vivifica salir a la calle y que me golpee en las mejillas el frío de una helada, soplarme las puntas de los dedos que se quedan frías, y sobre todo pasear con la escarcha crujiendo bajo los pies y completamente en silencio. Sí, porque el minuto blanco en otoño y en invierno es mucho más hermoso. Me acuerdo de la primera vez que vi 'La tormenta de hielo' y cuando Elijah Wood cuenta que durante las heladas es cuando el aire es más puro, porque las moléculas se ponen en fila.

Y si te quieres quitar de encima ese sentimiento de pérdida y de final, piensa en el Rosh Hashaná. El año para los judíos comienza en nuestro Septiembre, cuando acaba la época de escasez y sequía, de calor y sol abrasante, y rompen las lluvias y las nieves a nutrir esta nuestra tierra. Porque el otoño es el embarazo de la naturaleza, cuando come, se nutre y engorda para florecer y parir en la primavera. No es un final, sino un comienzo, de un nuevo ciclo, de una nueva simiente. Y la vida es crecimiento y florecimiento, hermosa Estelwen, nunca decadencia. Al menos en personas que disfrutan tanto de ella como tú.

Y que conste que me encanta la novela gótica, y el goticismo en general. Es una putada ser tan ciclotímica como yo :)

Un besote desde la tierra que empieza a dormir bajo la nieve :)

Alwena dijo...

Bueno, la Navidad comercial es fea pero no os podéis imaginar lo bien que hace a la economía. Industria alimenticia, ropa, juguetes, decoración, luces, publicidad... todo lo que no se vende en un año se vende en un mes. Los ingresos aumentan como la espuma para los vendedores y, aunque también aumenten los gastos para los compradores, al tener más beneficios los vendedores, pueden permitirse comprar más bienes y servicios, favoreciendo a los antiguos compradores. Espero que no sea muy lioso de entender, que hoy estoy un poco espesa.