miércoles, 12 de mayo de 2010

L'Escuraeta

Hoy querría hablaros de un mercadillo que se hace todos los años en la plaza de la Reina de Valencia, desde el segundo domingo de mayo (la fiesta de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia) hasta el Corpus Christi, en Junio. Se trata del mercado de L'Escuraeta.
Hoy he tenido que ir al centro a hacer unas gestiones, y he pasado por delante. Por supuesto, me he parado delante de los tenderetes, y he comprado algo. Todos los años, desde que soy una niña, lo hago, igual que lo hicieron mi abuela y mi madre antes que yo.
En el mercadillo de L'Escuraeta se venden exclusivamente objetos para el hogar hechos de cerámica y barro, principalmente menaje de cocina, objetos de decoración y unos juguetes muy monos, que son mini objetos de barro muy chiquitines a imitación de los grandes (mini ollas, mini morteros, mini chocolateras, etc) para que los niños jueguen con ellos. También se venden unas campanitas muy típicas, de cerámica blanca con el badajo y el manillar rojo y la imagen de la Virgen de los Desamparados grabada en la parte delantera, que también se regalan tradicionalmente a los niños.
Este año, me he comprado unas cazuelitas individuales de barro para preparar platos gratinados al horno. De años anteriores, tengo un juego de recipientes pintados para aperitivos, un mortero, cazuelas de barro y muchas cosas más. Y, de cuando era pequeña, creo que mi abuela aún conserva los mini objetos con los que yo jugaba.

Este es uno de los muchos puestos de L'Escuraeta. La pared de piedra que véis ahí es la de la catedral


L'Escuraeta es una de las tradiciones más antiguas de Valencia. Más antigua incluso que las Fallas. Este mercadillo tiene sus orígenes en la conquista de Valencia por Jaime I y la santificación de la catedral. Desde el siglo XIII, en la misma plaza, en el mismo sitio, se ha venido plantando este mercadillo en las mismas fechas, vendiendo lo mismo, hasta el día de hoy. Únicamente hace unos años ha empezado a desvirtuarse un poco la cosa, porque algunos puestos vende souvenirs (figuritas, abanicos, etc) que rompen con el espíritu original de mercadillo, pero afortunadamente son los menos.

El caso es que, cuando he comprado las seis cazuelitas de barro, he estado un rato charlando con el comerciante. Ha sido una gozada poder hacerlo, como antes, como en los viejos tiempos. Como cuando las matronas medievales acudían todos los años de la Virgen al Corpus a la plaza de la Reina para hacerse con el mensaje para sus hogares y su cocina, y aún no había tarjetas de crédito, ni cajeras de supermercado. El señor, que era muy amable, y yo, hemos estado conversando acerca de lo afortunado que era que esta tradición se hubiese seguido manteniendo hasta la actualidad, cuando hay tantas y tantas que se han perdido a través del tiempo. Según me ha dicho, los puestos se ponen todos los años exactamente en el mismo sitio, y el derecho de venta se va pasando de padres a hijos desde el tiempo de los Gremios medievales. Y, mientras envolvía las cazuelitas en papel de periódico y me cobraba el precio, que era bastante asequible, ha comentado algo: "Esto sí es un mercadillo medieval de verdad y no esos que se disfrazan de princesas y soldados para vender pulseras".
Pues sí, oiga, tiene razón. Los mercadillos medievales que tan de moda están pueden ser muy divertidos (de hecho a mí me encantan), pero lo cierto es que, si alguien quiere acudir a un mercadillo medieval de verdad, de los auténticos, de esos que si retrocedieras en el tiempo y visitases la valencia del siglo XIV lo encontrarías exactamente igual y en el mismo sitio, entonces tiene que ir a L'Escuraeta.
Si alguna vez visitáis Valencia en estas fechas, os aconsejo que no dejéis de pasaros por la plaza de la Reina. Mirad, disfrutad, y si os gusta algo compradlo. Y gozad de la sensación de sentiros, aunque sea sólo por un rato, formando parte de un pedacito de la Historia.

2 comentarios:

Findûriel dijo...

De hecho, llamarlos mercadillos es desvirtuarlos. Son Mercados, así, con mayúscula.

Nosotros, en la plaza mayor, todos los jueves (menos los festivos) tenemos mercado de ropa, alimentos, artesanía y calzado. Y es de tiempos de Sancho IV... hoy en día, el mercado de cerámica y de artesanía no se puede celebrar todos los meses como en la Edad Media, pero se celebra cuatro veces al año. Y aunque los ceramistas y artesanos no puedan acodarse en el Acueducto como hacían antes, en la plaza del Azoguejo ('azogue' significa 'mercado'), unos metros más allá es donde encontramos las carpas.

A ver si os venís un día y os cuento más historietas de estas :)

Estelwen Ancálimë dijo...

¡Eso, eso! A ver cuándo organizamos un viajecillo para allá. Me haría mucha ilusión, sobre todo porque, como sabes, tengo muchas ganas de visitar la famosa judería. Siempre que veo los eventos tan currados que anunciáis en el Facebook me da mucha rabia estar demasiado lejos como para ir :-(

¡Un abrazo! ^^