Tengo bastante abandonado el blog últimamente, soy
consciente de ello. No es que haya perdido el interés por él, es que
sencillamente no me da el tiempo. Tengo mucho trabajo (afortunadamente) tanto
en el despacho como fuera de él, y cuando tengo un poco de tiempo libre lo
dedico a leer o a escribir mi nueva novela. Sin embargo, no quiero dejar de
postear aquí, porque llevo muchos años con este blog a cuestas y ya es un poco
como mi casa.
Así que hoy he sacado un ratito para compartir un artículo
sobre algo que me tiene muy quemada: los despropósitos jurídicos que anda
soltando la gente, en redes sociales e inclsuo fuera de ellas, desde que salió
la sentencia de la Manada. El último ha sido el de la Ministra de Igualdad del
nuevo gobierno del PSOE, que me ha movido a escribir este post con la esperanza
de que la gente lo lea y entienda hasta qué punto supone una burrada, y hasta
qué punto la prensa y las redes sociales están manipulando la realidad.
Vaya por delante: no soy una persona de izquierdas, al menos
como se entiende la izquierda en este país. Es algo que nunca he ocultado (no
tendría por qué, no es nada malo). Sin embargo, a pesar de no ser de izquierdas
soy capaz de valorar una buena idea aunque venga de un gobierno izquierdista.
Valoré positivamente, por ejemplo, la ley de matrimonio homosexual del PSOE.
También soy capaz de criticar una mala idea aunque venga de un gobierno de
derechas. Valoré negativamente, por ejemplo, la ley de amnistía fiscal del PP,
y me alegré cuando el Constitucional la tumbó.
Con esto quiero decir que soy capaz de ser crítica al margen
de la ideología; no valoro una idea en base a quién la proponga sino por sí
misma. Es algo que creo que todos deberíamos hacer, porque no hay nada más
pernicioso en política que el corporativismo y el fangirlismo.
Ahora, la Ministra de Igualdad del PSOE ha propuesto una
idea: reformar el código penal para que, atención a la frase, "si una
mujer no dice sí expresamente, todo lo demás es no".
Muy bien, analicemos por qué esa propuesta es una BURRADA.
1) "Si una mujer...": Se carga el principio de
Igualdad, cambiando el tipo penal según la víctima sea de sexo masculino o
femenino. El precedente de ésto más cercano en España es el código penal
franquista, donde el delito de adulterio era penado de forma diferente según la
víctima fuera el hombre o la mujer.
2) "No dice sí expresamente...": Si exigimos
consentimiento expreso, entonces se está negando la posibilidad del
consentimiento tácito. ¿Y qué es el consentimiento tácito? Pues lo que hacemos
TODOS con nuestra pareja: se nos acerca, nos besa, se nos pone mimosona,
nosotros respondemos y polvo al canto. Nadie ha preguntado: "¿deseas tener
relaciones sexuales conmigo?", ni ha habido una respuesta en plan
"Sí, acepto", pero tácitamente ambas personas han consentido en
acostarse juntas. Si ya no cabe el consentimiento tácito, jamás podríamos
volver a despertar a nuestra pareja por las mañanas con un beso en los labios y
una caricia, porque se trataría de un abuso sexual (no ha podido dar
consentimiento explícito, está dormido). Significa que si estás junto a una
persona y hay una química alucinante, en lugar de atreverte a darle un beso
tendrás que decirle "disculpa, pero en estos momentos tengo ganas de
besarte, ¿me das tu expreso y libre consentimiento?", o estarás cometiendo
un delito. Significa, además, que jamás podrás volver a tener contacto sexual
alguno con tu pareja si alguno de los dos ha bebido alcohol, porque al estar
"contentillo" el consentimiento podrá suponerse viciado y también se
considerará delito.
3) "Todo lo demás es un no": Esto vendría a
significar que toda relación sexual es una violación a no ser que exista
consentimiento expreso por parte de la mujer. No sé si os dais cuenta en toda
su magnitud de lo que ello implica. Hasta ahora el sexo siempre se ha considero
un acto placentero y libremente consentido por ambas partes salvo prueba en
contrario, porque ESO ES LO QUE ES conforme a su naturaleza. La reforma
planteada por la Ministra de Igualdad implicaría convertir el sexo en un acto
dañino por naturaleza, al mismo nivel que el robo. Cuando alguien se lleva algo
nuestro, se presupone que ha sido contra nuestra voluntad a no ser que demos
consentimiento expreso (por ejemplo, si un amigo se lleva un libro de tu casa
te lo está hurtando a menos que te pida permiso o tú mismo se lo hayas
prestado). La Ministra pretende que con el sexo ocurra lo mismo, al menos si se
trata de sexo heterosexual o lésbico, ya que implica necesariamente una mujer
para otorgar el consentimiento expreso.
Aparte, está el tema de cómo probar dicho consentimiento
expreso, porque las relaciones sexuales suelen llevarse a cabo en la intimidad.
¿Vale sólo con testimonio de la supuesta víctima? Porque si es así cualquiera
puede ir a denunciar mañana mismo a su pareja, afirmar que en la última
relación no dio su consentimiento explícito y mandarlo directamente a prisión.
Harán falta más pruebas, ¿no? ¿Cómo lo probamos? ¿Firmando un documento antes
de follar? Pero claro, tampoco sirve, podría una arrepentirse al mitad del
tema. ¿Habrá entonces que grabar todas las relaciones sexuales que tengamos,
para acreditar el consentimiento expreso y continuado? ¿O directamente follamos
ante notario?
He llegado a leer comentarios (completamente en serio) que
daban como brillante solución invertir la carga de la prueba. os copypasteo uno
que resume bastante bien la burrada:
"Quizás deberían probar los presuntos violadores que
fue una relación consentida y deseada en lugar de tratar a la presunta víctima
de mentirosa. Por desgracia parece que se juzga mas a la victima que al
agresor".
Este comentario es la MAYOR ANIMALADA JURÍDICA que se pueda
imaginar. Se trata de una absoluta falacia, porque en la violación, como en
cualquier otro delito, no es que a las víctimas se las presuma mentirosas, es
que al acusado se lo presume inocente, según la famosa presunción de inocencia
que aparece tanto en la Constitución como en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Esa presunción no significa que las víctimas de los delitos
se presuman mentirosas, significa que si a una persona se la acusa de haber
cometido un delito es la acusación la que debe probar la culpabilidad, no el
acusado su inocencia, y que no se le puede condenar sin pruebas. Por eso, con
lo de "el presunto violador es quien debería probar" te cargas la
presunción de inocencia. Siguiendo esa lógica yo voy a comisaría ahora mismo,
denuncio por violación a quien me dé la gana, y si no puede demostrar que NO lo
ha hecho, le caen veinte años de prisión.
A ver, almas de cántaro, ¿cómo va a probar alguien que NO ha
hecho algo? ¿Cómo os pruebo yo que no maté a Yeremi Vargas, que no he atracado
el banco de la esquina o que no he violado a mi vecina del quinto? Esto, que se
llama "probatio diabolica" o "prueba inquisitorial" (típica
del derecho penal medieval), es algo que NO PUEDE existir en un Estado de
Derecho que respete la Declaración Universal de los Derechos Humanos, porque
según ésta, TODO EL MUNDO tiene derecho a ser considerado inocente a menos que
se demuestre lo contrario, con lo cual no tiene sentido probar la inocencia de
alguien que ya es legalmente inocente por no aparecer pruebas de su
culpabilidad, ya que la ley presume inocentes a todos aquéllos cuya
culpabilidad no se pueda demostrar.
Por supuesto, esta reforma jurídica no podrá aprobarse
JAMÁS, ya que el Tribunal Constitucional y el TEDH la tirarían atrás de
inmediato, pero que la izquierda está dispuesta a aprobarla ya me parece
sumamente preocupante. Y me parece preocupante porque sólo hay dos opciones: o
les importan una mierda los derechos humanos y los principios rectores del
Estado de Derecho y creen que se puede pasar por encima de ellos cuando lo
exige una determinada ideología, o desean conscientemente engañar y manipular a
sus electores mediante la demagogia de ofrecerles la expectativa de una reforma
que ellos saben que es imposible.
Ninguna de las dos opciones me parece muy halagüeña. Y del
mismo modo que yo abominé en su día de la reforma fiscal y la trama Gürtel del
PP, creo que todos los ciudadanos de bien, objetivos y con espíritu crítico
deberían abominar de esta propuesta de la Ministra de Igualdad. Aunque sean
feministas y de izquierdas. Porque si para legislar conforme al feminismo y a
la izquierda hay que pasar por encima de los derechos humanos y cargarse el
Estado de Derecho, el futuro se presenta bastante más negro de lo que yo creía.