martes, 26 de febrero de 2019

10 Consejos para viajar a Venecia (que no te dará nadie más)

Venecia, lo sabe cualquiera que me conozca un poco, es mi ciudad favorita del mundo. No es que haya visitado todas las que tengo pendientes, pero llevo ya recorrida buena parte de Europa y un trocito de África (el norte, donde están los únicos países de ese continente que me atrevo a visitar), y puedo decir que Venecia tiene algo que no tiene ninguna otra ciudad. No es sólo que esté construida sobre el agua, o que toda la ciudad parezca anclada en el pasado, sino que el estilo urbanístico es único en el mundo. Es una fusión perfecta entre oriente y occidente, un espectro del Renacimiento teñido por pinceladas de la desaparecida Bizancio, y sólo por eso ya vale la pena la visita.
Respecto a los consejos, que son para cualquiera que quiera viajar a la ciudad y conocerla de verdad, los doy desde la perspectiva de una viajera que ha estado tres veces en la ciudad, que conoce a gente de allí, y que lleva varios años "inflitrada" en comunidades venecianas de internet para conocer lo más a fondo posible el carácter, el ritmo y el corazón de esta ciudad y de sus habitantes. Ojalá te sirvan para disfrutar esta ciudad todo lo que merece.
Allá vamos.


1) Venecia NO es Veniceland. Respétala.
Parece obvio, pero no sabéis la cantidad de turistas que tratan esta ciudad como si fuera un parque temático. Resulta que se trata de una ciudad de verdad, con colegios, panaderías y hospitales, y hay gente que vive allí de verdad y que hace cosas tan básicas como ir al trabajo, llevar a sus hijos a la escuela, ir al médico o hacer la compra semanal. Eso significa básicamente que están hasta los huevos de estar rodeados de turistas por todas partes que por lo general se paran en medio de los puentes para hacer la foto ideal, lo llenan todo de basura, comen sentados en cualquier parte y hasta orinan y defecan en la vía pública (o en los canales). ¿Os imagináis Sevilla en la Feria de Abril, Pamplona en los Sanfermines o Valencia en Fallas? Bien, pues eso es lo que tienen que aguantar los venecianos todo el puñetero año. Imaginad hasta dónde están de los turistas. Sin embargo, aunque los venecianos por lo general tengan una relación de amor-odio con el turismo, pueden ser acogedores y simpáticos con los visitantes si estos demuestran un mínimo de sentido común. Aquí va ese mínimo: mantén limpia la ciudad, no te pares en medio de la calle para hacer fotos, no te sientes en los escalones de los puentes, no hables a gritos ni hagas ruido a las horas de descanso, no conviertas la vía pública en un merendero o un urinario, y no des por sentado que los venecianos son empleados de un parque temático que están ahí para servirte y hacer tu estancia inolvidable: saluda con una sonrisa, pide las cosas con educación, e intenta chapurrear italiano, no todos tienen por qué saber inglés.


2) No te quedes menos de tres días (sin contar el de ida y el de vuelta).
Me he encontrado con algunas personas que dicen que Venecia es la piazza de San Marco y poco más, que no hay nada que ver. MENTIRA. Venecia es una ciudad fascinante con rincones maravillosos y para verla a fondo, con tranquilidad, necesitarías al menos una semana. Aunque no te quedes tanto tiempo, huye de los viajes programados de fin de semana o de los días intensivos tipo crucero. Llegar a Venecia en plan rapidito, ver la basílica de San Marco y el palacio Ducal, hacerte cuatro fotos en la plaza y dar una vuelta en góndola es la manera más tonta de visitar la ciudad. Todos los sestiere son interesantísimos y tienen cosas chulas que ver, y todos ellos merecen una visita de al menos medio día (aunque lo ideal es un día completo por sestiere, si quieres visitar museos: medio día para el museo en cuestión y otro medio para callejear). Luego están las islas, que merecen una mención aparte (de ellas hablaremos más adelante).


3) Aléjate de San Marco.
A ver, maticemos el consejo. Evidentemente hay que dar un buen paseo por el sestiere de San Marco, el más famoso de la ciudad, y uno de los más bonitos. Pero es lo único que hay que hacer en este distrito: pasear. No se te ocurra comer aquí, no se te ocurra dormir aquí, no se te ocurra comprar nada aquí. Pero NADA. No sólo hablo de recuerdos; ni siquiera una botella de agua. ¿Por qué no? Pues porque es el sestiere donde se concentran la mayoría de los turistas y donde viven menos venecianos, así que casi todo está enfocado al turismo, y por ello es insultantemente caro: vas a encontrar menús a 30 euros, máscaras de los chinos a 15 y botellines de agua a 3'50. Para comer y dormir aconsejo los sestiere de Canareggio, Castello o Santa Croce, mucho más auténticos, menos atestados y menos caros. Ignora los bares, los quioscos y las tiendas de fácil acceso: son para turistas. Los verdaderos supermercados, aquellos donde compran los venecianos, están totalmente escondidos. Pero escondidos al nivel "entrada situada en callejón estrecho y miserable cuya puerta no tiene cartel y parece de una casa particular". Yo encontré un supermercado así de pura chorra en Canareggio y me compré varias botellas de dos litros de agua mineral a 0'20 la botella mientras los idiotas que caracoleaban por San Marco pagaban más de 3 pavos por un miserable botellín de 50 cl. Y quien dice agua dice ensaladas, sándwiches, zumos, bollos para el desayuno o la merienda, y todas esas maravillosas variedades de pasta y salsas que nunca encuentras en España, que aquí pagas a precio de abuela jubilada y que en la típica tienda gourmet para turistas te cobrarían a precio de foie gras.


4) Huye de los restaurantes con carta multilingüe.
Cuando voy por el centro de Valencia y veo los típicos restaurantes donde la carta de platos aparece en inglés, francés y alemán, ya sé dónde NO comer. Seguro que en vuestras ciudades pasa lo mismo. Venecia no es ninguna excepción. Los restaurantes buenos en Venecia se dividen en dos tipos: los que cobran tan caro que sirven igual de bien a todo el mundo, y los que cobran tan barato que quieren mantener alejados a los turistas a cualquier precio. Ignorad a los que tienen a un tipo en la puerta intentando convencerte de que entres a comer y ofreciéndote menús en diversos idiomas. Dadle una oportunidad a los que están en barrios alejados del centro, calles secundarias y sólo tienen menú en italiano. Epic win si el menú está en veneciano. Tened en cuenta, además, que la mayoría de restaurantes tienen dos listas de precios: una para turistas y otra para residentes. La de turistas cuesta el triple que la de residentes. Pero si vas a un barrio popular, alejado del mundanal ruido (como Castello) puede que la diferencia de precio no sea tan flagrante, y puedes incluso encontrar, como me pasó a mí, uno de esos restaurantes familiares con cubiertos baratos y mantel de papel donde sólo hablaban veneciano y en el que saludando con una sonrisa y chapurreando italiano y dialecto véneto (sí, se puede aprender, no es tan difícil) conseguí un menú a nueve euros por cabeza que incluía una ensalada caprese gigante, unos spaghetti alla puttanesca igualmente gigantes, y una tortilla de queso descomunal que debía estar hecha al menos con cinco huevos.


5) No desprecies la Venecia nocturna.
Hay mucha gente que va a Venecia sólo a pasar el día y al anochecer se va a dormir a Mestre, o directamente sólo se queda un día en Venecia (típica opción crucero). Me parece una lástima, porque Venecia de noche es una experiencia increíble. No porque tenga una marcha particular (la zona de marcha está en Dorsoduro, principalmente en el campo Santa Margarita y alrededores que es donde salen los estudiantes; fuera de eso, poco hay), sino porque al caer el sol la ciudad cambia por completo. Los turistas desaparecen, el ritmo se ralentiza, todo se calma. Cae la oscuridad y tiñe los callejones con el silenzio e mistero del que hablaba Giuseppe Verdi en su ópera Los dos Foscari. La luna riela en las aguas, la niebla cubre las calles, las luces de las farolas crean un juego de luces y sombras. La Venecia turística se va a dormir y la Venecia mágica aparece. Recorrerla de noche es retroceder en el tiempo, dejar el presente atrás, alejarte del mundo real y adentrar los pies en Fantasía. Además es una de las ciudades más seguras del mundo, de modo que se puede caminar de noche por cualquier parte con absoluta tranquilidad. Yo lo he hecho muchas veces y nunca he tenido el menor percance.


6) Ignora las góndolas.
Hazme caso: por muy mágico y típico que parezca, no vale la pena pagar de 80 a 100 euros por subir en una barca. Yo he estado tres veces en Venecia y jamás he subido en una, y no ha hecho falta para vivir a fondo la ciudad. Los únicos que van en góndola son los turistas, y en muchas ocasiones las explicaciones "históricas" que te regalan son totalmente inventadas. Si quieres recorrer los canales, puedes hacerlo igual en el vaporetto, o aún mejor, en el traghetto (el traghetto es una barca que te cruza el Gran Canal por 50 céntimos; se trata de un servicio pensado para los currantes venecianos que llevan prisa y no pueden perder tiempo en ir hasta uno de los cuatro puentes para llegar a la orilla de en frente, de modo que por lo general sólo funcionan en horario laboral y en días festivos).


7) No te pierdas las islas.
San Lazaro degli Armeni, San Giorgio Maggiore, San Erasmo, Burano, Murano, Torcello, Santa Elena, Mazzorbo, San Servolo, la Giudecca, Lido, San Michele, Chioggia, Pellestrina.... ¿has oído hablar de todas ellas? ¿No? Genial, la mayoría de los turistas tampoco.
Lo cierto es que, excepción hecha de Murano (y quienes la visitan suelen ceñirse casi exclusivamente a las fábricas de cristal), las islas de la Laguna están mucho menos masificadas que los sestiere principales. Hay algunas que por su cercanía (Lido, Giudecca) tienen más afluencia de gente, pero la mayoría son casi desconocidas, e incluso la más famosa de ellas (Burano, la de las famosas casas de colores) tira a algunos para atrás por la excesiva distancia a la que se encuentran. Es lógico, porque si sólo tienes un día o día y medio para ver la ciudad, no te da el tiempo para irte hasta el borde de Canareggio y coger un vaporetto que tarda tres cuartos de hora en llegar a su destino.
Para que os hagáis una idea, yo llegué a planear mi tercer viaje a Venecia EXCLUSIVAMENTE para ver las islas, me quedé cuatro días y no me dio tiempo a visitarlas todas. Eso da una idea de lo maravillosas e increíbles que son, y de lo mucho que se pierden los turistas idiotas que creen que Venecia es sólo la piazza de San Marco.
Lo ideal sería poder visitarlas todas, pero como el tiempo es limitado, aquí van mis favoritas: Burano, Torcello (imprescindibles, no te las pierdas), Murano, Giudecca, San Giorgio Maggiore (muy recomendables, preciosas), Santa Elena y San Lazzaro (parecen más discretas pero esconden auténticos tesoros).


8) No vayas en verano.
En Venecia todo el año es temporada alta, pero Julio y Agosto están prohibidos. Ni se te ocurra. Hace un calor de muerte, la humedad es terrible, los turistas son una marabunta sin fin, y, como los venecianos están de vacaciones, resulta que los mejores restaurantes están cerrados y los vaporettos tienen menor frecuencia de paso. Venecia nunca es más Veniceland que en los meses veraniegos. Te aconsejo viajar de octubre a mayo, evitando las fechas navideñas, Carnaval y Semana Santa (en las que obviamente también se llena de gente). De hecho, si fuera posible lo ideal sería ir de lunes a sábado una semana laborable de finales de otoño o principios de invierno. No es que no haya turistas, porque siempre los va a haber, pero en esas fechas tienes la posibilidad de visitar una ciudad no tan masificada y vislumbrar su rostro real en cuanto te alejas de San Marco. Eso sí, en tal caso recomiendo llevar ropa de abrigo, paraguas y botas de lluvia (estas últimas normalmente no harían falta, pero nunca se sabe cuándo puede aparecer el acqua alta).


9) Usa la Venice Card.
Para los turistas, Venecia es inhumanamente cara. Lo ideal en sería tener una tarjeta de residente y poder usar el transporte público, visitar museos y ver monumentos gratis o a precios irrisorios. Pero como no todos podemos tener la dichosa tarjeta de residente, hay una solución: la Venice Card. La hay de 12 horas, de 48 horas y de 7 días; a pesar de ser bastante cara, te garantizo que la que vas a amortizar. La Blue Card te permite usar libremente el transporte público, sin límite y a cualquier hora. La Orange Card te permite exactamente lo mismo pero además entrar gratis a TODOS los museos, monumentos e iglesias de la ciudad sin hacer cola. Teniendo en cuenta que sólo visitar el palacio ducal y la basílica de San Marco ya cuesta 30 euros por persona (lo mismo que cuesta la Orange Card de 12 horas), y que la tarifa plana de vaporetto te puede costar de 20 euros (la de un día) a 60 euros (la de una semana), creo que sale MUY rentable. Además, cuanto más quieras ver, más pasta tienes que calcular: el Museo Correr son 20 euros, la Ca d'Oro 11 más, el Chorus Pass son 12, con la Scuola Grande di San Rocco subimos 10 más... sí, efectivamente, un puñetero sacacuartos para turistas.
Otra opción es la tarjeta VeneziaUnica, que no es tan "tarifa plana" pero tiene más flexibilidad para diseñarte el viaje a tu gusto. Está bien, pero no la recomiendo para el primer viaje si lo que quieres es ir a cuantos más sitios posible y ver todo lo que puedas.


10) Prueba la gastronomía local.
Todo país tiene sus platos regionales. Aunque todo forme parte de la gastronomía española, probablemente no te pedirías un gazpacho con pescaíto frito en Asturias, una fabada en Alicante o una paella en Málaga, ¿verdad? Pues en Italia es lo mismo. Si vas a Venecia te conviene probar la gastronomía típica veneciana, que es lo más auténtico y lo que mejor les va a salir. Olvídate de la pizza, la boloñesa y la carbonara y pide las especialidades: risi e bisi, sepia en su tinta con polenta, spaghetti alle vongole, sarde in saor, bacallà mantecato, hígado a la veneciana... ¡sal de tu zona de confort! Y, por cierto, si puedes encontrar algún postre que lleve esas cerezas confitadas llamadas "amarena fabri", pídelo sin asomo de duda. Aún me tiemblan las rodillas al recordar el sabor...

1 comentario:

Laura Niphredil dijo...

Y yo que no me siento especialmente atraída por Venecia... Mi ciudad pendiente de visitar siempre ha sido Florencia. Pero igual alguno de tus consejos se podría aplicar a otras ciudades igualmente hipermegaturísticas y saturadas.