Esta entrada no va a ser lo que muchos esperan.
Para empezar, no va a ser una reseña ni una crítica como las que he hecho de Juego de Tronos o las que estoy haciendo de La Casa del Dragón. Esto se debe principalmente a que he decidido no ver Los Anillos de Poder por las razones que detallaré a continuación, y obviamente no puedo reseñar una serie que no estoy visionando.
Dicho esto, me imagino que quienes hayan leído mi anterior entrada acerca de Corlys Verlaryon se estarán esperando una diatriba acerca de los errores de casting en Los Anillos de Poder, y aunque tengo la opinión de que esta serie hace un miscast generalizado en el 90% de los casos, en esta ocasión mi mayor queja no son las cuestiones étnicas (me parece mucho más desafortunado, por ejemplo, haber elegido a un señor de 52 años para interpretar a Celebrimbor o haber eliminado a Anárion para cambiarlo por una chica).
Ni siquiera de los cambios argumentales, las contradicciones, las numerosas y sistemáticas puñaladas a la historia, el trasfondo y la cronología de la Tierra Media voy a hablar hoy.
El fondo de la cuestión, el fondo de por qué Los Anillos de Poder es un absoluto absurdo como adaptación, es el siguiente: Amazon no está adaptando los textos de Tolkien cuyos derechos compró.
Imagínese el lector que una productora compra a DC los derechos para adaptar los comics de Batman, y con esos derechos en la mano, estrenan una película de Wonder Woman donde ella es la absoluta y total protagonista y Batman hace un cameo de diez segundos, y se hará una idea de la estupefacción en la que estoy sumida. Porque claro, el aficionado a los comics se preguntará: "si no les interesaba rodar una película de Batman sino de Wonder Woman, ¿para qué compraron los derechos de Batman?".
Pues ahí está el quid de la cuestión.
Amazon compró los derechos de adaptación de El Hobbit, la trilogía de El Señor de los Anillos y los Apéndices de la misma. El material de todas estas obras versa en un 99'99% sobre la Tercera Edad. Pero resulta que Amazon no ha adaptado la Tercera Edad, sino la Segunda.
Vamos a ver, de los cinco libros cuyos derechos de adaptación han comprado, cuatro de ellos versan exclusivamente sobre el final de la Tercera Edad (El Hobbit, La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey). El quinto, los Apéndices de El Señor de los Anillos, tiene 175 páginas, de las cuales sólo 12 hablan sobre la Primera y la Segunda Edad. De estas 12 páginas, 6 de ellas son una cronología y una genealogía que la serie ha ignorado soberanamente y contradicho explícitamente.
Y aquí el aficionado a Tolkien se preguntará: "si no les interesaba rodar una serie sobre la Tercera Edad sino sobre la Segunda, ¿para qué compraron los derechos sobre la Tercera Edad?".
La respuesta más evidente es también la más torticera: como Tolkien primero, y su hijo Christopher después, se negaron en redondo a vender los derechos de los libros que sí versan sobre la Segunda Edad (El Silmarillion, Cuentos Inconclusos, y algunos volúmenes de La Historia de la Tierra Media como El Camino Perdido, La Caída de Númenor o Los Pueblos de la Tierra Media), Amazon ha cometido la argucia legal de "compramos todo un pack que no nos va a servir para nada, pero que tiene 12 páginas sueltas que mencionan la Segunda Edad".
-Enero de 2020: Christopher Tolkien muere.
-Febrero de 2020: Comienza el rodaje de la serie.
-Abril de 2020: Tom Shippey (mayor experto mundial en Tolkien) abandona el proyecto.
-Febrero de 2022: Priscilla Tolkien (última hija viva del autor) muere.
-Septiembre de 2022: Estreno de la serie.
No creo ser la única que ha tenido la sensación de que Amazon retrasó a propósito ciertos detalles de la serie para dar tiempo a que Christopher, que era el albacea literario de su padre, falleciera. Tampoco creo haber sido la única en tener la sensación de que ese fue el motivo de que Shippey huyera despavorido del proyecto apenas cuatro meses después del fallecimiento de Christopher. Y los resultados, ya estrenada la serie, a la vista están para todo el mundo.
Lo cierto es que todo esto me ha dado pena y rabia, porque Amazon tenía material de sobra para hacer algo bueno, y hacerlo bien. En manos de otros showrunners, digamos de unos que hubieran tenido auténtico amor y respeto por Tolkien y por su obra, podría haber nacido algo genial. Los Apéndices contienen historias interesantísimas sobre los Enanos, los Rohirrim, los Gondorianos y en menor medida sobre los Elfos y los Hobbits, que podrían haberse entrelazado entre sí para crear una serie muy chula. Imaginemos, por ejemplo, una serie que hubiera aunado estas cinco tramas, combinadas entre ellas cada cual con su protagonista:
-Rohirrim: La historia de Thengel y Morwen.
-Gondor: La historia de Aragorn como Thorongil, y sus aventuras en el Lejano Harad.
-Enanos: La historia de Thror, de su hijo Thrain II, y la batalla de Azanulbizar.
-Elfos: La lucha de Galadriel y Celeborn contra Dol Guldur.
-Hobbits: La historia de Bandobras Tuk y la Batalla de los Campos Verdes.
Y con esto tenemos material más que de sobra para crear una historia, que puede que no diera para cinco temporadas, pero sí para dos o tres que habrían sido épicas. Cierto que tendrían que haber hecho un cierto ajuste de fechas para cuadrar las trama Hobbit y Enana con la de los Hombres y los Elfos, haciendo que las batallas Azanulbizar y Campos Verdes se librasen entre 100 y 150 años después de su fecha real en la cronología, pero semejante ajuste es nimio comparado con el desfase temporal que han hecho en Los Anillos de Poder, pretendiendo concentrar 2500 años en 10 "para no tener que cambiar el casting". En esta serie, además, Amazon podría haber metido una doncella guerrera canon (Morwen de Lossarnach) y una enana canon (Dís, la hija de Thrain II, aunque habrían tenido que ser valientes y ponerle barba). Incluso, ajuste temporal mediante, podrían haber añadido la trama del secuestro de Celebrían a manos de los orcos, para añadir una trama en Rivendel y unirla a la de Lothlórien.
Pero claro, para esto habría sido necesario que Amazon hubiese primado la calidad sobre la cantidad y el arte sobre la política, cosas que hoy por hoy me temo que ya no se estilan. O quizás, todavía mejor, habrían podido ser valientes y apostado por una historia de fantasía épica totalmente nueva y original, en la que podrían haber metido elfos, enanos, sirenas, centauros y unicornios de todas las razas, etnias y colores posibles. Pero mucho me temo que mientras continuemos en mundo cinematográfico de hoy, donde la novedad se ve como un peligro y la originalidad se mira con sospecha, donde se valora más el CGI que el guión e importa más la corrección política que la trama, en este mundo de precuelas y secuelas, de reboots y spin offs, de reinicios y revisiones, tal cosa no será posible.
1 comentario:
Tienes toda la razón, joven Ancálimë. La modernidad está destruyendo todos los valores antiguos y las historias tradicionales para conformar una amalgama de espírtus de nuestro tiempo desordenados, sin valor, hastiados e inapetentes. Es una inversión luciferina, satánica que busca sustituir la luz por la oscuridad, la nobleza por la perfidia.
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